La novedosa apuesta para establecer una planta de energía océano termal en el sureste de Puerto Rico cobró vida otra vez con una propuesta que, contrario a la primera que se hizo para 2020, usaría fondos federales para su desarrollo, en lugar de apostar al financiamiento privado.

Según anunció recientemente la Oficina Central de Recuperación, Reconstrucción y Resiliencia (COR3), la nueva propuesta para la planta de conversión de energía océano termal, una forma de energía renovable que se conoce comúnmente por sus siglas en inglés de OTEC, produciría una mayor cantidad de energía a la propuesta original.

La tecnología OTEC aprovecha la diferencia de temperatura entre las aguas superficiales y las más profundas del océano para generar energía, de manera renovable, las 24 horas del día, con un impacto prácticamente nulo a la naturaleza y el ambiente.

Un atributo de la tecnología OTEC es que, además de generar energía, puede servir a una variedad de empresas y actividades asociadas, tales como la producción de agua destilada por desalinización -que puede usarse para riego y para beber-, aguas frías para sistemas de aire acondicionado y enfriamiento, acuacultura (cultivo y producción de organismos) de especies de aguas frías, agricultura de plantas de zonas templadas, producción de microalgas, entre otras.

Para su mejor aprovechamiento, OTEC requiere de áreas de bastante profundidad cerca de la costa. Alrededor de Puerto Rico, el arco que transcurre en la costa sureste entre Humacao y Guayama, es una de las zonas que cuenta con esa característica de una profundidad considerable cerca de la costa, por lo que Yabucoa ha sido elegido como el sitio donde se levantaría esta planta de producción de energía con tecnología OTEC.

De acuerdo con el ingeniero Manuel Laboy, director ejecutivo de COR3, han estado “elaborando una una propuesta que se debe estar sometiendo antes de que finalice este mes de junio” ante la Agencia Federal de Manejo de Emergencia (FEMA, en inglés), “bajo el Programa de Mitigación de Riesgos”.

“Ese es el programa que maneja el COR3 con FEMA, y es un programa que está dirigido a hacer inversiones estratégicas para mitigar daños futuros relacionados a desastres y al tema del cambio climático, que es un tema que está bien marcado tanto en la administración del presidente (Joe) Biden como del gobernador (Pedro) Pierluisi”, afirmó Laboy.

Agregó que el programa de FEMA “tiene un elemento importante en mitigar el tema del cambio climático. Y una de las maneras es haciendo inversiones en energía renovable y limpia”.

Ingeniero Manuel A. Laboy Rivera, director de COR3
Ingeniero Manuel A. Laboy Rivera, director de COR3 (Teresa Canino Rivera)

Laboy repasó que la propuesta de 2020 estaba más enfocada en las empresas asociadas que en la generación de energía, pero con la situación de la pandemia del COVID-19 hubo muchos cambios en el sector privado que eventualmente condujeron a que el proyecto no siguiera adelante.

“El cambio dramático del pasado a ahora es ese énfasis que estamos poniendo en la energía renovable y la resiliencia climática”, afirmó. “Y por eso la propuesta de ahora tiene como componente principal la generación de energía. En el pasado, el proyecto tenía generación de energía, pero era secundaria, como un proyecto piloto, y el componente principal eran las distintas actividades que se podían desarrollar. Ahora es al revés. Ahora la energía es el componente principal, y es lo que lo hace elegible, lo que permite poder solicitar esos fondos, el que se pueda generar energía limpia, renovable, 24 horas siete días a la semana, que eso es algo bien importante”.

Explicó que la propuesta contempla dos alternativas, una planta de 2.5 MW, que sería en tierra; o una de 10 MW que estaría en el mar, flotando frente a la costa.

“No sabemos cuál de las dos sea. Pero precisamente, la manera en que este programa de FEMA funciona es que se hace en fases. Por lo tanto, si FEMA lo aprueba, aprobaría una primera fase donde se asignaría dinero para hacer los estudios más detallados de ingeniería, estimados de costo, evaluaciones ambientales. Y en esa primera fase es que se va a determinar si en efecto deber ser 2.5 o 10 MW. Nosotros estamos preparados para cualquiera de las dos”, aseveró Laboy.

El ingeniero puso particular énfasis en destacar que para FEMA es muy importante “el análisis del beneficio costo” en los proyectos que aprueba bajo este programa, cuya inversión asume la agencia federal.

En el caso particular de esta propuesta, en el escenario de la planta de 10 MW que es el más costoso, se proyecta que requiera una inversión de $300 millones.

Para FEMA, “el beneficio tiene que ser mayor que ese costo, esa inversión. Y los análisis que hemos hecho preliminares, que hemos hecho cuatro escenarios de análisis, y los cuatro nos da positivo. O sea, que cumpliría con ese requisito importantísimo de FEMA, de que el análisis de beneficio costo sea mayor de 1. Porque si es menor de 1, ellos no lo aprueban. Así que esa parte es bien importante, significa que la inversión es sí misma es costo elegible, es costo efectiva”.

Laboy indicó que se sienten optimistas y “bastante entusiasmados” con el proyecto de la planta, que “sería la primera en Puerto Rico, en el Caribe y en Las Américas. Hay una en Hawái y otra en Japón. Pero esta sería la más grande en el mundo y la primera en Las Américas”.

Tal como señaló Laboy, al momento, en el mundo hay dos plantas operando con esta tecnología, una en Hawái y otra en Okinawa, en Japón, si bien en ambas la producción de energía es relativamente pequeña. No obstante, varias islas y naciones, en el Caribe y alrededor del mundo, han expresado interés, proyectan o están ya en vías de comenzar los procesos para construir alguna planta OTEC.

Cabe resaltar que la planta de Hawái produce miles de galones de agua potable por día, que se embotella para consumo de los lugareños y otros lugares. Asimismo, varias empresas trabajan en conjunto con esa planta en proyectos de acuacultura y producción de algas.

La planta y sus empresas asociadas generan sobre 600 empleos.

Mientras, la planta de Japón ha desarrollado un programa de agricultura que aprovecha el agua fría que se extrae del mar para enfriar el suelo y producir vegetales de zonas con clima templado durante todo el año, y proyecta expandir esa producción agrícola con nuevas instalaciones.

Laboy insistió en que nunca ha habido una coyuntura mejor que esta para que Puerto Rico aproveche y de una vez desarrolle y se convierta en líder de esta promisoria manera de producir energía renovable. Sostuvo que “los planetas se han alineado”, toda vez que es una política pública a nivel federal, abarca el tema de resiliencia climática que es importante a nivel federal y de Puerto Rico, “máxime por lo que hemos vivido en los pasados años y lo que puede suceder en el futuro, que es lo que se anticipa”, está disponible el programa de FEMA con una asignación de sobre $4,000 millones, y la propuesta cumple con los requisitos del programa.

“Y voy a añadir dos elementos adicionales. Ya hemos consultado con el Departamento de Energía (DOE) de los Estados Unidos y con la NOAA (Administración Nacional para los Océanos y la Atmósfera) y los dos están diciendo que esta propuesta se ve muy buena, y la están endosando. Y eso es importantísimo, porque FEMA le va a consultar a ellos en el proceso de la evaluación”, afirmó.

El ingeniero reiteró que, de tener éxito la propuesta ante FEMA, “esta (planta) sería la primera de escala grande, a nivel comercial en el mundo”. Admitió, sin embargo, que no se puede dejar perder la oportunidad, porque hay otras naciones interesadas y “ahora mismo existe una carrera, para ver qué lugar en el mundo se posiciona como el líder”.

“Esta propuesta está bien hecha, está sólida, bien fundamentada, bien justificada”, aseveró el funcionario, agregando que usualmente FEMA tarda entre 6 a 8 meses para evaluar una propuesta como esa, “y si la sometemos ahora en junio, estoy cruzando los dedos de que para diciembre de este mismo año tengamos una respuesta”.

“Y no habría otro lugar en el mundo más avanzado en tener un proyecto concreto como Puerto Rico. Seríamos pioneros. Estaríamos rompiendo esquemas y creando una nueva industria, liderada desde Puerto Rico hacia el mundo”, insistió, añadiendo que para FEMA, también sería una aprobación novedosa en términos de mitigación de riesgos que crearía precedentes.

Resaltó además la importancia de incorporar una fuente de energía renovable como la OTEC, para superar la dependencia a los combustibles fósiles para generar energía que padece la Isla.

Actualmente, 97% de la energía que genera Puerto Rico es a partir de gas natural, petróleo y carbón, combustibles fósiles que tienen que importar, pagando el precio que dicte el mercado internacional y que varía constantemente por un sinnúmero de razones, como está ocurriendo ahora con la guerra en Ucrania.

Laboy aseveró además que, aunque el énfasis del proyecto está en la generación de energía, se diseñaría para que tenga la capacidad de coproducir agua destilada, para agua potable, irrigación, acuacultura, así como para el uso del agua fría para otras posibles actividades que puedan aprovechar otras empresas.

“Si se desarrolla el parque para otras industrias, como se había propuesto en el pasado, eso tendría otro costo adicional, sería otro proyecto. Pero el diseño, la ingeniería, tendría la capacidad para expandirse en esa dirección”, afirmó, agregando que, de hecho, apuestan a que, una vez esté la planta, atraiga a proyectos privados que quieran aprovechar esa disponibilidad de agua destilada y agua fría, y toda la gama de actividades que se pueden desarrollar.

Por último, el ingeniero resaltó que el proyecto se está desarrollando con una “amplia colaboración” de diversos sectores, que incluyen la Administración de Terrenos, la Oficina de Política Pública Energética del Departamento de Desarrollo Económico y Comercio, el Comité de Cambio Climático y sus expertos, el Fideicomiso de Ciencia, Teconología e Investigación de Puerto RIco y la Universidad de Puerto Rico, a la que aspiran a incorporar “no solo en la parte de innovación, pero también en la parte de generación de talento, porque haría falta nuevo talento para todas estas nuevas industrias”.

“Este proyecto tiene un potencial increíble, aunque pocos lo conocen. Este proyecto es un ‘game changer’ (cambio clave) para Puerto Rico. Y así es que se está visualizando, como algo amplio, de colaboración, con componentes de todo Puerto Rico. Ese es el potencial que representa, a ese nivel estamos”, insistió Laboy.