Puertorriqueño en Perth: cruza medio mundo hasta hacer su vida en Australia
Entre nostalgia, adaptación y reguetón en fiestas, Carlos Fortuna narra cómo construye su vida en ese continente.
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Nota del editor: La serie Boricuas en la Luna destaca las historias de los puertorriqueños que han extendido las fronteras de la Isla al establecerse por el mundo, cargando con nuestra bandera, cultura y tradiciones.
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El deseo de explorar el mundo llevó a un puertorriqueño natural de Mayagüez a establecerse en la ciudad de Perth, Australia, donde ha residido durante más de 15 años.
Carlos M. Fortuna inició su pasión por los viajes y el intercambio cultural en 1998, tras completar sus estudios universitarios en una institución en San Germán. Poco después, ingresó a la Fuerza Naval de los Estados Unidos (NAVY), decisión que marcaría el comienzo de una vida dedicada al descubrimiento global.
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“Cuando yo estaba en Puerto Rico, sentía que las oportunidades para mí hubiesen sido diferentes o limitadas, siempre tenía un plan de descubrir el mundo completo. Cuando ingresé al NAVY ese plan empezó a dar frutos, estuve asignado en bases en California, Virginia, Nueva Orleans, me dieron la oportunidad de viajar a muchas partes. Estuve en Japón, estuve en Kazajistán, en muchos estados de África, en Suramérica, y siempre creí que tenía que continuar viajando, continuar construyendo, viendo el mundo completo. Creo que Australia me ha dado esa oportunidad, por las oportunidades de trabajo que he tenido, las oportunidades han sido buenas, solamente limitadas por mí”, relató.
Fue en 2009, ya en proceso de culminar su carrera en la Marina, que se le presentó la oportunidad de mudarse a Australia, decisión que tomó junto a su esposa.
“Para el 2009 ya estaba en proceso de terminar las fuerzas navales y entonces la oportunidad para mudarme para Australia apareció. Debido a que la esposa mía tenía unos familiares un poco enfermos, decidimos entre los dos que era mejor mudarnos para Australia y observar oportunidades. Una de esas oportunidades fue trabajar en una compañía ferroviaria y decidimos mudarnos. Así comenzó la historia. El proceso de mudarnos y obtener residencia se hizo más fácil porque mi esposa es ciudadana australiana”, explicó.
Carlos recuerda con nostalgia cómo tuvo que adaptarse durante esos primeros años en el país oceánico.
“Lo más curioso, había visitado el país antes, pero ese proceso de adaptación fue el más difícil. No es lo mismo que en Estados Unidos, allá hay muchos hispanos, consigues la comida que te gusta, la ropa. Uno se acostumbra a vivir en metrópolis en Estados Unidos o en Europa, donde estuve también, y aquí los domingos no se abría nada”, recordó sobre el cambio en el estilo de vida al que estaba acostumbrado.
Detalló que, cuando llegó a Perth —una ciudad que hoy supera los dos millones de habitantes—, las tiendas cerraban los sábados al mediodía y permanecían cerradas los domingos. Sin embargo, esa realidad ha cambiado con el paso del tiempo, ya que la ciudad ha experimentado un notable crecimiento demográfico y un desarrollo urbano sostenido durante la última década.
“Perth es una ciudad minera, hay muchísimos millonarios, hay muchos granjeros también. Es un estado donde hay muchas minas y donde hay muchas granjas, y cuando digo granjas, son granjas mucho más grandes que Puerto Rico y una familia la controla”.
Al igual que señaló a Primera Hora otra boricua residente en Australia, Carlos resalta aspectos positivos del país, como la eficiencia del sistema de transportación y el acceso a servicios de salud. En particular, destaca la cobertura médica universal como uno de los elementos que más le ha sorprendido desde su llegada..
“Lo más que me ha sorprendido es que en Australia, los sistemas médicos son gratis, los programas médicos son esencialmente gratis para todos los ciudadanos. Yo pago cerca de 40% de mi ingreso anual en taxes y cerca de 4% va para el sistema médico”.
En cuanto a la movilidad urbana, asegura que la eficiencia del transporte público ha tenido un impacto directo en su vida familiar.
“La transportación es excelente, el sistema de buses son excelentes, en otros estados es igual, las niñas mías no quieren carro, no es que no tengan, les compramos carros, pero no quieren. Entre Uber, el sistema de tren y las guaguas, no tienen necesidad ninguna”, manifestó el papá de dos jóvenes, de 17 y 18 años.
Además de los aspectos prácticos de la vida en Australia, Carlos reconoce similitudes culturales que le han ayudado a sentirse más cómodo.
“La cultura puertorriqueña y la cultura australiana son muy parecida. Y eso me ha ayudado mucho, el estilo de forma, siempre hay una fiesta en la casa de alguien, siempre hay un party, un negocito, un pub que uno va, en esa forma es bien parecido a Puerto Rico. La gente siempre te invita”.
Sin embargo, admite que encontrar productos típicos de la isla no siempre ha sido fácil.
“Es bien mínimo, las oportunidades de obtener comida o accesorios puertorriqueños o hispanos es limitada. Últimamente nos estamos dando cuenta que en algunos sitios que son orientales se consigue sazón boricua (Goya), sofrito… normalmente mi mamá me lo envía, me envía un paquete cada tres o cada seis meses, con sazón Accent, sofrito, dulcecitos puertorriqueños, pero últimamente se consigue un poco más”.
La música también ha sido un puente cultural inesperado. Según Carlos, el reguetón ha ganado una popularidad notable en Australia, tanto entre latinos como entre australianos.
“Aquí le gusta mucho Bad Bunny, todo el mundo le gusta escuchar reguetón por acá”.
—¿Los latinos y los australianos también?— le preguntamos.
“¡Los dos!”, exclamó. “Tú vas al casino, vas a sitios de fiesta, de party y lo que escuchas es reguetón. Mucha música americana y de repente reguetón, y todo el mundo empieza a bailar reguetón”, relató entre risas.
Durante los pasados dos años y medio, Carlos ha trabajado para una reconocida empresa australiana de servicios de ingeniería especializada.
“Soy gerente de productos navales ferroviarios de una compañía que se llama Hofmann Engineering. Es una compañía de familia”, explicó.

En cuanto a sus planes a futuro, Carlos contempla una vida profesional activa por al menos una década y media más, con la mirada puesta en nuevos horizontes.
“Estoy planeando para 15 años más de trabajo y el plan incluye la compañía que estoy trabajando ahora mismo, si es posible. Estamos estableciendo unas factorías y negocios en Estados Unidos. El plan sería, para ese tiempo, viajar y vivir entre Puerto Rico, Estados Unidos y Australia, pasar el tiempo allá, y cuando ya no pueda viajar y vivir en diferentes partes del mundo, es posible que me retire en Puerto Rico”.
¿Eres o conoces de algún boricua que vive fuera de la isla y quiere contar su historia? Escribe a historiasph@gfrmedia.com.