La próxima vez que se le vaya la luz en su casa por horas, tal vez no fue que el transformador explotó o que el árbol creció demasiado y dañó la cablería. Si se va de viaje y su avión se detiene en la pista por más de media hora sin razón aparente, podría no ser tapón de tráfico aéreo o problemas con el clima. Si su rosal está por florecer y al día siguiente amanece deshojado, cuidado, no castigue al perro o al gato.

La principal sospechosa de todo este caos con toda probabilidad es la abundante, invencible y amenazante Iguana iguana, también conocida como gallina de palo.

Estos reptiles se han apoderado de los mangles, patios y urbanizaciones. Se han adueñado de las 30,900 millas de tendido eléctrico en el país y, como si fuera poco, se han apropiado con una desvergüenza impresionante de la pista principal del aeropuerto internacional Luis Muñoz Marín. También campean por su respeto en las autopistas del país, en donde conductores que les tienen pena chocan para evitar matarlas.

Entre sus increíbles hazañas, las iguanas anidan debajo de las carreteras, lo que provoca, a su vez, que se hunda el pavimento, empeorando la situación de hoyos terribles en las vías públicas del país.

Fueron, además, las causanten del apagón que sufrió el viernes Plaza Las Américas, el centro comercial más importante y grande del país.

Mucho se ha hablado, desde la década de los setenta, de esta iguana. Se sabe que llegó de Centroamérica y que se vendió en tiendas de mascotas por mucho tiempo. Sin embargo, nadie tomó en consideración el tamaño que alcanzan dichos animales. Peor aún, se reproducen con gran rapidez y no tienen un depredador natural que acabe con ellas. O sea, cada vez son más, muchas más.

Por eso, las gallinas de palo se han convertido en la plaga verde de Puerto Rico y, sin duda, el dolor de cabeza de muchos.

Al día de hoy, no hay un análisis del impacto económico que representan las iguanas cuando atacan el sistema eléctrico, detienen el tránsito en el aeropuerto, o cuando dañan las carreteras del país.

Pero, si se utiliza el caso de la isla de Guam, en el Pacífico, y la mella económica que ha representado en la infraestructura esencial del país la plaga de culebra marrón— equivalente a la gallina de palo— podríamos concluir que la plaga de estas iguanas en Puerto Rico representa daños millonarios.

Osada invasión

La culebra marrón y la gallina de palo guardan similitudes. Ambas especies se trepan en los cables eléctricos, se meten en líneas de transmisión y de alto voltaje, en transformadores y en cajas de electricidad para refugiarse, porque hacen de estos sistemas sus hábitats.

“Es hora de que el Gobierno de Puerto Rico entienda el daño económico de las iguanas. La culebra marrón en Guam produjo 1,600 apagones entre los años 1978 y 1997. Al día de hoy, causa 200 apagones al año. En Guam, un apagón que perjudique a la isla completa y que dure ocho horas o más representa tres millones de dólares (en pérdidas)”, dijo el experto en biodiversidad Rafael Joglar.

De acuerdo con el artículo Economical Cost of Electrical System Inestability and Power Outages Cost by Snakes in the island of Guam, publicado en la revista de biología Biodeterioration and Biodegradation, en el 2002 el impacto total de la culebra marrón en dicha isla fue de $4.5 millones.

Caos en infraestructura

El ingeniero y director de transmisión y distribución de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), Jesús Segarra Vélez, confirmó que las gallinas de palo están provocando situaciones serias en el sistema de energía. El funcionario detalló que en enero hubo 15 interrupciones eléctricas en distintos puntos de la Isla por culpa de las iguanas.

“Cuando las iguanas suben al tendido eléctrico y cruzan dos cables, eso causa una avería porque se da un cortocircuito, el alimentador detecta una falla y el sistema se apaga”, dijo Segarra Vélez.

El viernes pasado, una iguana entró al centro de transmisión en Hato Rey, dañó un pararrayos y ocasionó el apagón de dos horas en el centro comercial Plaza Las Américas y en el Cuartel General de la Policía de Puerto Rico.

Segarra Vélez indicó que la AEE no tiene un cálculo sobre cuánto representa en dinero el daño provocado por esta especie, pero dijo que analizaría lo que la AEE dejó de vender en energía por cada interrupción causada por las iguanas.

Para evitar apagones de aguanas, dijo, una división de la AEE se encarga de desyerbar, mantener las verjas en buen estado y echar yerbicida. Son el arma de ataque.

También son graves las repercusiones de las iguanas en las instalaciones portuarias. Joglar se refirió a un estudio de los científicos Richard M. Engeman, Henry Smith y Bernice Constantine, en 2001, durante una visita de dos meses que hicieron a la Isla.

El trío de científicos concluyó que entre octubre y noviembre de ese año el tránsito de aviones en el aeropuerto internacional Luis Muñoz Marín se detuvo en seis ocasiones en el momento de despegue por culpa de las iguanas.

Y es que la Administración Federal de Aviación (FAA) determinó que la gallina de palo, al igual que la zorra y el águila en Estados Unidos, tiene un peso y un tamaño que amenazan la seguridad de los aviones, por lo que podría causar accidentes aéreos.

El director interino de la Autoridad de los Puertos, Bernardo Vázquez, informó que como las iguanas son de sangre fría aprovechan para calentarse en horario de 11:00 de la mañana a 2:00 de la tarde en las pistas del aeropuerto.

“Las hemos tratado de mantener a raya. En el 2011, se eliminaron 20 nidos y se erradicaron 400 iguanas”, aseguró.

Personal contratado inunda los nidos de las iguanas para evitar la eclosión de los huevos. También emplean redes para atraparlas, así como tiros de contacto para eliminarlas. Entre 2003 y 2004 se instalaron verjas electrificadas, pero las gallinas de palo se volvieron resistentes al shock.

El control de las iguanas en el aeropuerto es parte del Plan de Vida Silvestre, que conlleva una inversión anual de $98,000 de fondos del FAA y Puertos.

“El daño de las iguanas es serio también en términos ecológicos porque se comen otras especies y no hay depredador que se las coma. No hay control”, dijo el funcionario.