Refranes que se niegan a morir
Los refranes presentes en el folclor puertorriqueño, ya sean de origen local o español, son expresiones ingeniosas y agudas.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 11 años.
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¿Quién no ha escuchado un refrán? ¿Y quién no ha usado uno para responder a una situación?
A ver, si una persona es vanidosa, qué mejor manera de decirlo que no sea “Alábate pollo que mañana te guisan”.
O si alguien está tomando decisiones acertadas, el refrán “Al que a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija” sintetiza magistralmente ese momento de su vida.
Y si alguien no sabe qué rumbo darle a su existencia, la frase “Está más perdido que un juey bizco” le cae como “anillo al dedo”.
Según la profesora de Lengua y Literatura de la Universidad del Sagrado Corazón (USC), Nina Torres Vidal, los jóvenes, en general, no conocen los refranes, y “deben estar desarrollando sus propias frases”, sin embargo, no considera que están en peligro de extinción porque “mientras haya gente que hable, lea, escuche, adultos que conversen, siempre estarán (…). ¿Crees que vamos a acabar con lo que lleva siglos sosteniéndose?”
Los refranes presentes en el folclor puertorriqueño, ya sean de origen local o español, son expresiones ingeniosas y agudas, de puntos de vista y/o actitudes. “Y cuando se convierten en refrán es porque los van repitiendo”, mencionó.
En ellos podemos encontrar frases con humor, sabiduría popular, síntesis y vuelo literario que han sobrevivido generaciones. Por ejemplo, si se trata de actitud, aquí hay varios: “A caballo regalao, no se le mira el colmillo”, “Cuentas claras conservan amistades”, “No dejes camino por vereda”, “En boca cerrada no entran moscas” o “El camarón que se duerme se lo lleva la corriente”.
“Tiene que ver con expresiones que revelan una actitud ante la vida, incluso de situaciones particulares, de un momento histórico de las personas que los experimentaron”, explicó.
“Ante eso (ese momento histórico), ya sea un asunto de trabajo, religioso o político, expresaron actitudes, y luego pasó ese momento, pero el refrán continúa, como tiene vuelo metafórico o literario –muchos de ellos lo tienen– se pueden adaptar a otras circunstancias, aunque haya pasado ya el momento que dio pie a ese refrán, décadas o siglos después se puede usar”, añadió la profesora, quien utiliza los refranes en el salón de la clase para el desarrollo de temas.
Un ejemplo de cómo algo del pasado tienen sentido en el presente es el refrán “Como buscar aguja en un pajar”. Indicó que actualmente casi ningún joven ha visto un pajar o trabajado con éste, pero la “frase te sugiere la dificultad de buscar una aguja en un pajar, eso es difícil, independientemente de que no hayas visto el pajar”.
“Y decir que ‘algo es difícil’ no tiene la connotación emotiva ni sugerente que dice buscar como aguja en un pajar. Y es que los refranes tienen carga emotiva, irónica, afectiva, humorística y, además, tienen una gran dosis de sabiduría”, apuntó.
Así las cosas, aunque muchos jóvenes no usen hoy los refranes que los padres o los abuelos utilizan, Torres Vidal sostiene que esa “semillita” está presente en sus vidas, aunque “dormida”, y eventualmente despertará.
Empecemos entonces a despertarla. Aquí les mencionamos algunos:
- Músico pago, no toca bien.
- Nunca es tarde, si la dicha es buena.
- No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.
- Tanto nadar para morir en la orilla.
- El que madruga, Dios lo ayuda.
- De tal palo, tal astilla.
- En guerra avisá no muere gente.
- Dime con quién andas y te diré quién eres.
- El amor entra por la cocina.
- El vago trabajo doble.
- Más vale estar solo que estar mal acompañado.
- No tires piedras si tienes techo de cristal.
- Pueblo chiquito, campana grande.
- Perfume bueno viene en frascos pequeños.
- Ya los pájaros le tiran a las escopetas.
- A cada santo le llega su hora.
- Donde manda capitán, no manda marinero.
- Más vale pájaro en mano que cien volando.
¿Cuáles otros conoces?