Bendecidos con un afluente cristalino que deslumbra inmediatamente al visitante, los vecinos de la Comunidad Ojo de Agua, en Vega Baja, protegen celosamente el manantial que da nombre al lugar y que ha servido como fuente aglutinadora de ideas y cooperación.

Ubicado en la calle Amapola, el emblemático espacio de distensión es reconocido por miles de turistas de todas partes del mundo, quienes retornan una y otra vez a bañarse en las frescas aguas que allí emanan.

“Aquí siempre las personas han venido a buscar agua en casos de emergencias, pero luego del huracán María (2017), esto se llenó y entonces para el 2019, comenzamos a organizarnos en la comunidad para proteger este espacio y desarrollarlo para beneficio de todos los residentes y quienes nos visiten”, comentó Lissette Meléndez Díaz, portavoz de la Asociación Manantial Ojo de Agua.

“Con este proyecto comunitario hemos tenido la oportunidad de ofrecer otra cara, otro aspecto de la comunidad y abrirnos al mundo. Aquí han venido personas de México, Colombia, Estados Unidos, Europa y Asia, porque como estamos avalados por la Compañía de Turismo, aquí vienen guaguas repletas de turistas de todas partes. Esto se ha convertido en un lugar familiar, donde las personas vienen y comparten y la pasan bien chévere en un lugar refrescante, tanto para la vista como para quien se bañe en sus frías aguas”, expresó Meléndez Díaz.

La comunidad se encarga de velar para que todo transcurra en orden.
La comunidad se encarga de velar para que todo transcurra en orden. (Isabel Ferre Sadurni Photography)

Fundada hace cinco años e incorporada en el 2021 por Manuel Class, la Asociación Manantial Ojo de Agua está compuesta por los vecinos del sector, quienes velan, cuidan y desarrollan el espacio con el fin de mejorar la calidad de vida del lugar y hacer del manantial un área libre de costo y de disfrute tanto para el visitante local como para el extranjero.

“Aquí se piensa hacer un ‘playground’ acuático y mejorar las sillas y diversiones para personas con impedimentos. Otro proyecto que tenemos en planes es inaugurar unas chorreras grandes que tiren agua y unas cascadas. Eso lo tenemos para comenzar después de diciembre. También estamos pensando en el desarrollo de un lugar que sirva como restaurante, esto porque aquí se están abriendo cerca de una veintena de hospedajes tipo Airbnb y el turismo local e internacional está en auge”, explicó, por su parte, el líder comunitario Nathan Alvarado.

“En horas de la noche, cuando prácticamente no hay nadie en el lugar, siempre existe algún miembro de la comunidad que revisa que no quede ninguna basurita en el área. Junto a la organización Reflexiona y Actúa comenzamos a hacer unos letreros de advertencia sobre las normas a seguir y eso ha impactado positivamente a los jóvenes de la comunidad, quienes se han empoderado del manantial de forma eco amigable”, añadió Alvarado.

El lugar se presta para esparcimiento familiar.
El lugar se presta para esparcimiento familiar. (Isabel Ferre Sadurni Photography)

A la par del desarrollo y evolución del espacio natural, la organización de vecinos atiende las necesidades inmediatas de mantenimiento, ornato y crecimiento económico sustentable de la zona.

“Tenemos un buzón donde las personas hacen donaciones, pero también hemos desarrollado un concepto de comercio aledaño al cuerpo de agua, que sirve para levantar fondos y ayudar así al mantenimiento de las facilidades, las que cuentan con áreas de acceso para personas con dificultad de movimiento”, informó Meléndez Díaz.

Diversión y orden

Con amplio espacio bajo carpas de alquiler para actividades privadas, el Manantial Ojo de Agua promueve diversos eventos públicos con previa reservación y coordinación. “Esto se debe al gran volumen de personas que desde temprano vienen y hay que hacer los arreglos pertinentes para mantener un control organizado de lo que aquí ocurre”, dijo Alvarado.

“Se hacen cumpleaños, reuniones de iglesias, llegada de guaguas de diferentes municipios y otras muchas más, siempre en control y sin desorden. No se permiten personas intoxicadas o haciendo ruidos impertinentes. Eso es así y quien no sepa mantener esas reglas, pues lamentablemente se tiene que ir”, enfatizó mientras recordó el apoyo que la comunidad ha tenido de parte de diversos sectores y artistas.

“Aquí ocurrió una situación muy particular en el 2019 y fue la instauración de lo que se conoce como ‘Jazz en el Ojo’, gracias al guitarrista Mike Arroyo. Eso fue una actividad que desde entonces se ha convertido en una tradición y cada mes de noviembre hacemos esa velada aquí. La actividad es gratuita y mira si ha tenido calado que artistas como Danny Rivera y otros han venido y nos han apoyado”, comentó.