Jayuya. La escuela sí era atractiva para Ángel Delgado.

“Fíjate sí”, asegura el joven de 18 años, contrario a la respuesta que se esperaría de un desertor escolar.

Su interés, sin embargo, claudicó ante problemas familiares y “de calle” cuando abandonó la escuela a los 16 años de edad. “Empecé cortando clases y no entraba a los salones, así, hasta que no iba a la escuela”, contó a Primera Hora mientras estudiantes de la escuela superior Josefina León Zayas, en Jayuya, pasaban su hora de almuerzo en un parque aledaño al plantel.

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“Me estaba buscando problemas en la calle, esas cosas, y seguí por ahí, un montón de problemas”, añadió sin entrar en detalles, más allá de decir que esos “problemas” lo llevaron ante las cortes del país.

Se convirtió entonces en uno de los alumnos que deciden abandonar la escuela en Jayuya, pueblo que ocupa el primer lugar, en comparación con los otros municipios, en la estadística de adolescentes entre 16 y 19 años no matriculados en la escuela ni con diploma, según el Índice de Bienestar de la Niñez y la Juventud.

¿Algún maestro se dio cuenta de tus ausencias?

Sí. Llamaban a mis padres. Ellos iban a la escuela, pero yo como quiera no entraba, iba sí los primeros días, y volvía, no entraba, me iba pa' la calle.

¿Qué acciones tomaron tus padres?

Me decían: “Entra a las clases, que ese es tu futuro”. Todas esas cosas, y yo, por no hacerles caso, le hice caso a mis amistades.

¿Qué te decían?

Vamos a janguear. Vamos a la calle.

A Ángel le gustaban las matemáticas y la biología, quería estudiar medicina. Todavía recuerda un proyecto de química que le gustó trabajar. “Me gusta, me gusta mucho la medicina”, dice. A los caballos, por ejemplo, los cura y engorda, además de domar a los cerreros.

Si te gustaba la escuela, ¿por qué les hacías caso?

Es que –responde mientras pasa un vehículo con música de reguetón- como tenía tanto problema en la calle, y todo. Yo lo que decía era voy a la calle a resolver los problemas de la calle.

Si pudieras regresar al pasado, ¿qué decisiones tomarías?

Estudiar, seguir estudiando.

¿Qué le dirías a los que no les atrae la escuela?

Bueno, que ellos no lo ven así ahora, pero después lo van a ver.

¿Qué harás?

Trabajar, estudiar si pudiera, pero por ahora voy para allá a trabajar.

¿Te rendiste con la medicina?

No sé, puede ser, por ahora no puedo.

¿Dejaste de soñar?

No, todavía. Sigo soñando...

Por lo pronto, Ángel pospondrá los estudios y se irá a Estados Unidos a trabajar en una fábrica de cascos. Al menos ya logró su diploma de cuarto año a través de los cursos de escuela nocturna del Departamento de Educación.

Ahora no tiene amigos, dice, solo una familia que continúa apoyándolo.