Yabucoa.- Los ojos hundidos y rojizos de Yamari ‘La Prieta’ Morales Torres lo decían todo. No tenían que llegar los oficiales del manejo de emergencias municipal para decirle que tenía que abandonar su hogar en la comunidad El Negro del barrio Camino Nuevo.

La pescadora de 41 años realizaba preparativos el martes en sus dos hogares horas antes del paso del poderoso huracán María, de categoría 5, con su ojo tocando tierra boricua cerca del municipio de la Ciudad del Azúcar. 

“Irma (el huracán) abrió camino y se acercó y debilitó bastante”, dijo Morales Torres mientras dos guaguas municipales esperaban por las 47 personas que viven en las 13 residencias del sector -que está a la merced del mar- para llevarlos a la escuela Ramón Quiñones.

“Creo que esta viene igual o peor y tenemos que alejarnos porque no nos queda de otra. Veremos a ver que nos deja mañana (jueves)”, agregó.

Yamari Morales prepara para abandonare su casa a un refugio (Andre Kang / andre.kang@gfrmedia.com)
Yamari Morales prepara para abandonare su casa a un refugio (Andre Kang / andre.kang@gfrmedia.com)

El oleaje ya se encontraba enfurecido, con espuma que cargaba un sinnúmero de trozos de madera, sin apenas sentirse los vientos huracanados ni de tormenta en el área. El agua rompía prácticamente con la casa de Morales Torres, de paredes amarillas y de puertas blancas. Ella se limitó a sacar la ropa de su aposento en peligro de extensión y dejar lo demás.

La comunidad El Negro de Yabucoa antes la llegada de huracan Maria (Andre Kang / andre.kang@gfrmedia.com)
La comunidad El Negro de Yabucoa antes la llegada de huracan Maria (Andre Kang / andre.kang@gfrmedia.com)

“Que sea lo que Dios quiera. Si se va (la casa) se fue. Somos pescadores. Vivimos de la pesca. Estamos acostumbrado solo a eso porque no tenemos escolaridad. Si nos llevan esta casita le reconstruimos porque no tenemos más nada”, indicó.

Las casas de Morales Torres ya habían resistido los embates de los huracanes Hugo y Georges, los más recordados en azotar fuertemente a Puerto Rico. Empero, María le da una sensación a la mujer de que la estructura no aguantará y prefirió irse a la casa de la vecina al cruzar la carretera 901 para pasar la peor parte de fenómeno atmosférico.

“Siempre estoy dispuesta ver este tipo de oleaje para cualquier evento. Pasando lejos o pasando ceca. Si solo se quedara así me quedaba durmiendo en mi cuarto. Nunca he visto un evento de categoría 5 pasando aquí. Si fuera 1 o 2, o tormenta tropical, me quedaba. Hasta que no venga un gobernador y se siente con nosotros, este problema seguirá aquí”, precisó.

Más arriba de la comunidad se encontraba sentado en el balcónde su hogar César Morales, de 66 años, en espera del próximo “vuelo” para irse a la casa de un familiar.

El techo de su residencia, cuyo cimiento son columnas enterradas a pasos de la arena, vestía sogas de lado a lado para evitar que los vientos registrados de más de 150 millas por hora de María no se lo arrebate.

“Aquí, mayormente, el principal enemigo mío es el mar. Siempre tengo que arrancar”, expresó con un rostro estoico.

Cesar Morales espera personal del municipio para desalojar su hogar (Andre Kang / andre.kang@gfrmedia.com)
Cesar Morales espera personal del municipio para desalojar su hogar (Andre Kang / andre.kang@gfrmedia.com)

Esperan lo peor

Por otro lado, el acalde de Yabucoa Rafy Surillo, quien tuvo que persuadir a varias personas para abandonar a sus hogares en Camino Nuevo, informó que hasta la tarde del martes se encontraban 63 personas refugiadas.

“Lo que se ve es que esto no tiene precedentes en la historia de Yabucoa. Aquí lo más que tuvimos fue Hugo y Georges, que nos dieron fuertes. Pero era vientos de categoría 2 y 3. Estamos esperando lo peor”, aseguró.

Surillo agregó que la Homeland Security le prestó un camión de 2,500 galones de combustible para operar el Centro de Diagnóstico y Tratamiento (CDT) y un hogar de ancianos en el pueblo.

“Nos garantiza que podemos estar dándole servicios al pueblo”, subrayó.

Además, se comunicó con el Manejo de Emergencia Federal (FEMA por sus siglas en inglés) para conseguir un generador que ayude a mantener en operaciones la represa del río Guayanés, principal fuente de agua potable del casco urbano.