Cada vez que se dirigía a su hogar, el veterano José Ismael Irizarry Betancourt observaba una manada de perros en el mismo medio de las calles de la urbanización Jardines de Carolina. 

Pasaban los meses y los canes se les hacían cada vez más familiares. Así que decidió nombrarlos. 

Sobresalía Míster Yemerson, un sato de pelaje rubio que no les labraba a los vecinos. 

“Se quedaba en el medio de la calle y había que hacer malabares para poder pasar”, recordó este veterano discapacitado de la guerra de Vietnam en una entrevista frente a la playa del Último Troley, en San Juan. 

Sus compañeros eran menos intrépidos. Los nombró Pancho Villa, Snoopy y Saco ‘E Trampa. 

Unos seis meses pasaron hasta que el 1 de abril de 2017 el veterano decidió llamar al perro rubio bajo la promesa que si respondía se quedaría con este y lo salvaría de morir atropellado. Así fue como Míster Yemerson llegó a la vida de José Ismael a hacerle compañía en momentos de mucha soledad. 

“Él me adoptó a mí, yo no lo adopté a él. Él vino a mi vida a mitigar un dolor y una necesidad que yo tenía”, destacó el hombre, mientras su amado can le observaba tranquilo.

Míster Yemerson no es un sato cualquiera. Durante el año y medio de este junte, José Ismael tuvo la iniciativa de convertirlo en un perro de compañía y, más reciente, en símbolo de una obra benéfica para ayudar a más veteranos a sobrellevar la vida. A la misma la nombró “Un sato con sentido”.

En su relato, José Ismael contó que el perro llegó en momentos en que se encontraba en un tratamiento en el Hospital de Veteranos para dejar de fumar. Indicó que la psicóloga que lo atendía lo apoyó en su paso de acoger lo que resultó ser más que una mascota.

Entonces, pensó en entrenarlo para que tuviese un buen comportamiento, lo pudiera acompañar en los viajes que realiza y que se acoplara a su estilo de vida. 

Fue un empleado del hospital quien le recomendó ir a National Dog Training Service, en Caguas, donde le dieron la opción de convertir a Míster Yemerson en un perro de compañía que lo ayudara emocionalmente y le sirviera de acompañante hasta para ir a sus citas médicas.

“Él me da a mí mucha consistencia en las cosas, me da mucha estructura... Me pone a hacer actividad física. Me lleva a hacer las cosas que yo hago en mi diario vivir, pero no las tengo que hacer solo”, expuso, al indicar que el perro asiste a los eventos del Club Rotario de San Juan y a sus reuniones de negocios.

Agregó que, en la actualidad, Míster Yemerson “es parte de mí, así de importante es”. 

Para compartir esta alegría y aprovechar la oportunidad de que su fenecido amigo, Peter Alfond, quien era dueño de la desaparecida empresa Dexter Shoes, le dejó como herencia estar a cargo un fondo que administra la Fundación Comunitaria, decidió comenzar un proyecto para dotar a más veteranos de perros satos de compañías. 

“Lo que es bueno para mí había que compartirlo”, destacó.

 Por ello, con motivo de la celebración del Día del Veterano, José Ismael anunció que durante el próximo año escogerán a, al menos, dos veteranos para que puedan tener sus perros de compañía. 

“Vamos a sacar a un sato de la calle para darlo a los veteranos... Va a ser un homenaje a los veteranos que de alguna manera han dado la vida por Puerto Rico”, destacó el hombre, al prometer que en el Día del Veterano del próximo año 2019 presentará a las nuevas parejas. 

José Ismael aprovechó para indicar que buscan más auspiciadores para que la cantidad de perros entregados a veteranos aumente. 

Si desea ayudar, puede comunicarse con la Fundación Comunitaria al 787-721-1037 o escribir un correo a doralife@hotmail.com.