Un brutal crimen estremeció al país la Navidad de 1997. Fue el asesinato de la hija del cardiólogo Hugo Montes. El cuerpo de la joven universitaria Ivelisse Montes Amador apareció degollado en el interior de su guagua cerca de la residencia de sus padres, en la urbanización Santa María en Río Piedras. Nunca hubo acusaciones.

El triste caso le fue consultado pero nunca le fue asignado. Es uno de “esos casos frustrantes” que le hubiera gustado esclarecer al fiscal Manuel E. Núñez Corrada, quien se jubiló la semana pasada con un abultado expediente de casos ganados, entre ellos, la convicción de la temible ganga de los “Power Rangers” de Cupey, autores de otro crimen, el del abogado Roberto Farinacci.

“Ése fue un caso difícil para mí porque me unían a Roberto y a su familia lazos de amistad. Éramos amigos desde que vivíamos en Torrimar. Yo tuve que ir a la escena y y fue bien triste verlo tirado en el piso. Era una bella persona”, dijo Núñez Corrada, en una entrevista con PRIMERA HORA en la Fiscalía de San Juan, antes de acogerse a la jubilación tras 30 años de labores en el servicio público.

En el caso de Farinacci, quien fue asesinado en su oficina legal en Hato Rey, en presencia de su esposa, Núñez Corrada logró la convicción de los cinco integrantes de la banda, incluyendo al gatillero.

Pero, el caso “más frustrante” para él fue el del crimen de la joven estudiante de la Universidad Politécnica, Bydialis Díaz. El acusado, Amaury Ferrer, fue absuelto y un año después regresó al tribunal por abusar sexualmente de una hija biológica.

“De todos mis años como fiscal el caso que más me ha dado satisfacción fue uno que vi en Bayamón en 1999. Era contra un agente del FBI acusado de homicicio negligente por arrollar con su vehículo oficial a un albañil que cruzaba la carretera en Toa Baja. Tuve muchas presiones, a nivel de que me trajeron como testigo de reputación al entonces jefe del NIE. Pero con toda esa presión salió culpable por jurado. La familia de la víctima humildemente me regaló una placa que guardo en la biblioteca de mi casa”, relató.

Otro de esos casos, ya más reciente, que lo dejaron “tranquilo y satisfecho” con el veredicto de culpabilidad fue el del joven de la barriada La Perla, Jonathan Román, por el brutal asesinato del millonario empresario canadiense Adam Anhang Uster. El convicto y su familia alegan que es inocente.

“Sobre este caso puedo decir que fue impactante aquella declaración del testigo ocular cuando dijo que está tan seguro que el asesino fue Jonathan que duerme tranquilo todas las noches”, sostuvo.

Núñez Corrada fue nombrado fiscal en 1985 por el gobernador Rafael Hernández Colón. Fue reclutado por el entonces secretario de Justicia Héctor Rivera Cruz y, además de laborar en las fiscalías de San Juan, Carolina, Caguas y Bayamón, se desempeñó en las divisiones de Corrupción y Derechos Civiles.

Su familia es natural de Ciales. Su madre Delia era prima hermana del juez retirado del Tribunal Supremo y ex presidente del PNP, Baltasar Corrada del Río. Cursó estudios en la Universidad de Puerto Rico en los años 70, época en que mantuvo una estrecha amistad con el líder nacionalista Juan Antonio Corretjer.

Propuso la creación de una División de Inteligencia para lidiar con el tráfico ilegal de drogas ya que el porcentaje mayor de los asesinatos se relacionan con el narcotráfico. “Siempre se ha dicho que aquí hay unos pejes grandes viviendo en castillos, pero creo que Puerto Rico no es un punto neurálgico sino una vía de tránsito para el tráfico de drogas. En las drogas nos pasa lo mismo que en otros aspectos de nuestra vida, que no somos patrones, somos empleados”, sostuvo.

Núñez Corrada se reintegrará a la práctica privada de la profesión legal pero dijo que no representará casos de abuso de menores ni de agresiones contra la mujer.

Está casado con la abogada María del Mar Dávila y es padre de Cristina, Patricia, Lorena y Manuel.