Sin esperar la ejecución del Gobierno, ni de grandes grupos de voluntarios, cada día José R. González y Ramón Pérez, sin hacer ruido, se enrollan las mangas y salen a la calle a ayudar a los necesitados. Ellos son Pobres Ayudando a Pobres, una organización sin fines de lucro instituida en el año 2003, que nació en lo profundo del corazón de González.

“Eso empezó cuando mi esposa (Juana Vázquez) y yo decidimos venir del Bronx a vivir a Puerto Rico. Llegué a Luquillo hace más de 40 años y un día le pregunté a Dios por qué, si soy de Aguas Buenas, tenía que venir a vivir a Luquillo. Entonces, un día que estaba en la calle sentí que Dios me decía que estaba en Luquillo para establecer una organización que se iba a llamar Pobres Ayudando a Pobres. Así fue como nació”, explicó González, quien laboró toda su vida como sastre en una fábrica.

Ese llamado al servicio dice haberlo aprendido de su padre, Domingo González, quien le enseñó que la gente necesitada va primero. Entonces, decidió poner por práctica lo aprendido desde niño y comenzó solo con el proyecto de ayudar a quienes están en necesidad.

“Cuando comencé a organizar esto estaba completamente solo, no tenía a nadie. Este ministerio no es una vez al mes, todos los días salimos a la calle a buscar lo que nos donan y a llevarle las cosas a personas que, verdaderamente, lo necesitan. Entonces, se unió Ramón Pérez, que tiene su pick-up, porque la mía se dañó, y él nos ayuda en este ministerio. Pero prácticamente estamos solos, no tenemos un equipo de 5, 10 o 15 personas. Estamos nosotros dos y la señora Ana Franchesi”, dijo el hombre de 80 años.

Es que su mano derecha, Pérez, también tiene vena de servidor, pues acostumbraba a realizar labor voluntaria en varios centros de cuido de ancianos, hasta que la pandemia detuvo su misión. Es entonces cuando se topa con la organización de la cual hoy es parte integral.

Las personas donan desde muebles y enseres hasta ropa, sillas de rueda y andadores, entre otras cosas, que son guardadas en contenedores para ser repartidas.
Las personas donan desde muebles y enseres hasta ropa, sillas de rueda y andadores, entre otras cosas, que son guardadas en contenedores para ser repartidas. (Alejandro Granadillo)

“Llegué hace como un año, me enteré de que existía Pobres Ayudando a Pobres y quise ayudar a José en esta labor”, comentó Pérez.

Pobres Ayudando a Pobres se sostiene gracias a las donaciones que el pueblo mismo realiza a la organización. Así cobra sentido su nombre, pues son personas que se desprenden de lo que tienen para ayudar a otros a tener una mejor calidad de vida. El fundador afirma estar cumpliendo la misión con el proyecto y, así como hay necesidad en la calle, hay mucha gente que quiere también dar de lo que tienen.

“Este ministerio nació con un propósito y nosotros lo estamos siguiendo fielmente, y ese propósito es ayudar a los demás. El año pasado ayudamos a 97 familias y no nos concentramos solo en Luquillo, sino que ayudamos a personas desde Loíza hasta Vieques. Estamos donde está la necesidad”, dijo González.

“A veces nos llaman trabajadores sociales y nos dicen la necesidad de las personas. Cuando la gente nos llama es casi siempre por referencia. Pero no solamente ayudamos a los pobres porque hay personas que, aun teniendo un salario fijo, muchas veces necesitan”, agregó.

Así, José y Ramón esperan a diario las llamadas de la gente que les dona desde camas, enseres, neveras y estufas hasta muebles, ropa, zapatos, sillas de rueda y sillones para el baño, entre muchas otras cosas que almacenan en el hogar de González, ubicado en el barrio Fortuna, el cual ha convertido en sede y almacén de la entidad.

González explicó que el municipio de Luquillo le cedió un salón en el Centro Cultural Multidisciplinario de Juan Martín para poder manejar la organización, pero desistieron de su uso debido a problemas con la logística para movilizarse hacia el lugar.

Es así como convirtió su marquesina y toda la casa en un almacén para las donaciones, incluso tuvo que comprar tres vagones para guardar las ayudas que reciben en lo que son entregadas a los necesitados.

“Aunque tenemos la organización Pobres Ayudando a Pobres, sin fines de lucro, nosotros no le pedimos un centavo a nadie, no vamos al Gobierno a llenar propuestas. No tenemos una organización que pida una ayuda a compañías, porque hemos querido vivir de la misericordia que Dios tiene con nosotros y Dios nunca nos ha fallado. Pero, la importancia que queremos darle a esto no es por José González o por Ramón Pérez, esto es Pobres Ayudando a Pobres”, manifestó el fundador.

“Hemos rescatado más de 30 camas de posición, nos han donado sillas de ruedas motorizadas que cuestan miles de dólares. Gracias a Dios, la mayoría de las cosas que nos piden nosotros las suplimos y lo podemos hacer porque la gente nos dona. Es como reciclar”, detalló el fundador de la organización.

Sin embargo, la entidad tiene una necesidad apremiante y es poder contar con un vehículo de carga para las labores de transportar las ayudas que reciben.

“Nosotros lo que necesitamos es una ‘pick up’ para poder movernos a buscar las donaciones y llevarlas a las personas que están en necesidad. Una vez hablamos con una compañía de autos y estaban dispuestos a ayudarnos, pero en esos momentos llegó un pedido más importante para suplir una ambulancia y les dieron la ayuda a ellos. Aunque usamos la guagua de Ramón, ese es su vehículo personal y nos gustaría poder contar con una para la organización”, mencionó el servidor.

Quienes deseen apoyar a Pobres Ayudando a Pobres, pueden comunicarse al 787-435-7246. De igual forma, quienes tengan alguna necesidad apremiante, pueden llamar a este dúo de servidores luquillenses que, día a día, demuestran las bondades de servir al prójimo.