Apartamentos agrietados, puertas que no abren, elevadores dañados y para colmo, perdieron la compra por falta de electricidad.

Así están algunos residentes del condominio Gianna Laura Towers de Ponce a raíz de los terremotos que atemorizan a la población sureña, quienes a pesar del miedo se quedaron en el lugar porque no tienen a dónde ir.  Tampoco se atreven dormir en sus residencias por temor a quedarse atrapados.

Sin embargo, nadie ha contestado el mar de dudas que mantiene en vilo a familias enteras, ya que la comunicación de la administración con sus inquilinos es nula.

“Aquí el problema que tenemos es que no sabemos si vamos a ser desplazados o no, no sabemos si la estructura donde estamos viviendo es segura y, si fuera segura, hasta qué nivel lo es y qué habría que hacer para arreglar las diferentes cosas que estamos viendo aquí”, denunció Nicole Torres Rodríguez, quien reside en el lugar con su madre hace 10 años.

“Hay apartamentos agrietados en diferentes áreas, baños, cocina, puertas que no abren y áreas hacia los laterales pero de las columnas que están bastante afectadas que se ven grietas. Los elevadores no están funcionando, se trancan y el día del terremoto (7 de enero) fue un caos para salir, tenemos una sola entrada y una sola salida”, detalló la portavoz de estos residentes.

Según los datos provistos por la joven, entre las dos torres viven decenas de familias distribuidas en unos 232 apartamentos, entre estos, más de 400 menores.

Muchos residentes son parte del programa de vales de elección de vivienda (Sección 8)  y otros pagan alquiler.

‘Es muy difícil porque estuvimos varios días sin luz y todo el mundo perdió la compra, perdieron sus alimentos, así que estamos en el proceso de recuperar eso. Aquí hay gente pasando hambre”, dijo con desesperación.

Torres Rodríguez sostuvo que la mayoría de sus vecinos desalojaron los edificios por cuenta propia y no han regresado. Aquellos que se quedaron duermen en sus respectivos carros, a pesar de que la administración les prohibió pernoctar en el estacionamiento.

“Desalojaron por cuenta propia, no sabemos si van a regresar o simplemente desaparecieron y dejaron sus cosas en sus apartamentos. Muy pocos entran a los apartamentos para lo necesario, hacer uso de baño, bregar con su higiene, limpiar lo poco que le queda y a veces a dormir, pero por el día y muy pocas horas y los que viven en apartamentos bajos duermen con las puertas abiertas… los que no, se quedan en el carro o se quedan durmiendo fuera”, contó.

“De las muchas familias que había aquí ahora quedan muy pocas porque no tienen a dónde ir. En mi caso estoy durmiendo en casa de una amiga con mi mamá. (La casa) es de un piso para que ella se sienta más segura porque emocionalmente está afectada, sus nervios, todo, ella tiene un padecimiento del corazón y esperamos que no empeore porque no conseguimos tampoco conseguimos a los médicos”, resaltó.

Mientras que Jessica Picart, es una de tantos que duermen en el carro con sus hijos de 6 y 12 años, respectivamente.

“No nos sentimos seguros en el apartamento, se ha agrietado la cocina, ha sido bien fuerte, no nos han dicho lo que tenemos que hacer. Yo no tengo familia en Puerto Rico, solo somos mis hijos y yo, y no me siento segura, estoy mala de los nervios y mis nenes están bien traumatizados, tenemos que estar corriendo a cada rato”, confesó la fémina de 34 años.

“No estoy bien, no tenemos comida, todo se dañó de la nevera, no nos dicen nada, solamente nosotros tenemos que ocuparnos de nuestras cosas, pero, qué hacemos, a dónde vamos y aquí hay muchos niños y personas mayores que están bien mal, bien mal. Ha sido terrible, llevo tres días durmiendo en un carro”, agregó mientras sus ojos reflejaban desesperanza.

Por su parte, Neida Rivera, una vecina no vidente que tiene problemas en las piernas, acusó a la administración de no contar con un plan para las personas con discapacidades.

“Estoy aquí sola y me tuve que ir con mi hija porque verdaderamente aquí, la administración no se ha ocupado por ni siquiera tocarme la puerta para saber si yo estoy bien o no. Yo no me siento segura porque no hay un plan para las personas que somos impedidos y que habemos personas adultas”, lamentó.

Ante el panorama, Nicole Torres hizo un llamamiento a los administradores para que aclaren sus dudas.

“La administración ha venido por horas particulares, mandaron una carta que decía iban a hacer unas inspecciones visuales e iban a enviar a unos ingenieros estructurales. Nosotros queremos conocer a esas personas, que nos expliquen qué es lo que se va a hacer, qué tipo de pruebas, porque aunque nosotros no tengamos el conocimiento en ingeniería, queremos conocer que donde estamos puede aguantar incluso un terremoto de 7”, apuntó.

“Queremos saber si es habitable y qué van a hacer para hacer las mejoras que se necesitan para establecerlo. Lo que están diciendo por ahí los mismos empleados es que ‘se empañeta y funciona’, pero cómo voy  a empañetar una pared que veo hacia el otro lado. Eso no es un comentario responsable”, declaró.