Bien dice el refrán que “la necesidad es la madre de la invención”. Por eso, ante la falta de materiales para los niños de la Escuela Montessori Segunda Unidad Pasto en este municipio en Aibonito, los padres de la comunidad escolar se propusieron crearlos para acabar con el problema.

La idea llegó a manos de la organización sin fines de lucro que implementa la educación Montessori en las escuelas públicas del país, el Instituto Nueva Escuela (INE), luego de la asamblea de padres donde quedó establecida la misión. Sin embargo, para encaminarla, los miembros del INE seleccionaron a la educadora María del Pilar Pastor Rodríguez, quien en coordinación con la comunidad busca que fuera autosostenible y se recomienda la creación de una cooperativa que se encargaría de la producción de los materiales educativos para sus hijos.

Desde el 2013, la idea se convirtió en una fábrica conocida ahora como la cooperativa de trabajadores FabIdeas, que no solo confecciona los materiales necesarios para esta escuela, sino para todas que hagan sus pedidos, así como solicitudes más pequeñas de padres y madres.

“Es una iniciativa que comenzó en la Escuela Segunda Unidad Pasto en una mesa comunitaria con padres que hubo seis años, en la que los padres preocupados por los niños y porque ellos recibieran los materiales a tiempo y de una buena calidad -porque estaban teniendo dificultad para adquirirlos por el precio y por el tiempo que toma traerlos- se propusieron hacerlos”, explicó Pastor.

La educadora rescató la idea junto a la comunidad y la incorporó a través de la Comisión de Desarrollo Cooperativista cobijados por la Ley 239 que establece las cooperativas de trabajadores. Sin embargo, lo que los padres habían contemplado era crear una especie escuela vocacional para satisfacer la necesidad de materiales, pero no así la de autosustentabilidad.

“Lo propusieron de esa manera, pero al no ser algo autosuficiente, que generara ingresos para sostenerse, propusimos otra alternativa que era la fábrica con un componente educativo para que entonces pudiera sostenerse y a la misma vez darle el servicio a la comunidad”, sostuvo la educadora.

Ahora la cooperativa, incorporada en enero de 2019, está conformada por los socios Orlando Moreno (gerente de producción), Milagros Rodríguez (agente de ventas y donativos), Francisco Martínez (ebanista) y Lesbia Soliván (ayudante de taller). De igual manera, ya cuenta con dos empleados.

La operación de la fábrica comenzó en junio, pero cada uno de los socios trabajaba por su cuenta, porque no se había habilitado el taller, una vieja estructura que era del Hogar Crea y que en un principio perteneció al Departamento del Trabajo.

Parte de las instalaciones fueron remozadas y a partir de octubre de 2019 se mudan para arrancar con los pedidos. Pero todavía queda trabajo e inversión por hacer en el deteriorado edificio contiguo, el que aspiran convertirlo en almacén.

Las edificaciones pasan a manos de FabIdeas luego que el municipio de Aibonito las adquiriera e hiciera una subasta que la cooperativa ganó mediante un arrendo nominal de $1 al mes.

“Ya estábamos haciendo pequeñas órdenes, pero el empuje principal fue a partir de junio que estábamos trabajando a distancia en lo que se renovaba el taller. Estábamos en diferente talleres”, contó.

“A partir de octubre 15 (de 2019) mudamos las máquinas, empezamos a operar y desde entonces hemos estado produciendo materiales para una orden que nos hizo el Instituto Nueva Escuela y ahora estamos terminando una que nos hizo Office Gallery, así que en estos días estamos saliendo de esas órdenes grandes”, dijo.

En la fábrica se realizan materiales en madera siguiendo la filosofía montessoriana. Pastor explicó que cuando tienen la necesidad de crear un producto, realizan una convocatoria de trabajo para artesanos y así cubrir la mano de obra, lo que les permite formar parte del gremio, un colectivo que les ayuda a completar el inventario de materiales.

“Esto es una cooperativa que le da la oportunidad de crear un producto en particular, se le da oportunidad de que haga un prototipo, la persona se prueba, demuestra su capacidad y se le da una cantidad de productos para fabricar en su taller”, indicó.

“Nosotros establecemos los estándares, todos los detalles del producto y se le dan los materiales para que haya un control de calidad. Lo hacen desde su taller, porque no tenemos el espacio y las condiciones, por eso es que lo delegamos. Se le paga por el producto, por cada unidad. No tiene que invertir nada más que su trabajo”, añadió.

Como beneficio, los artesanos que llegan a formar parte del gremio, acumulan esas horas de trabajo y crea un “standing” con la cooperativa y cuando surja una nueva plaza de empleo se le da oportunidad para que formen parte de la cooperativa, como fue el caso de la actual asistente administrativa, quien hizo unos de los primeros proyectos junto a su progenitora.

“Cada vez que hay un nuevo producto se hace una convocatoria”, dijo Pastor, quien estima que ya se han realizado algunos 60 productos diferentes.

“Nosotros no nos inventamos el producto, no es nuestra autoría. Siguen los requisitos de la lección (montessoriana) y eso va a tener unas dimensiones con unos colores en específico. Esto es la punta de lanza, es la línea que nos va a permitir abrir un mercado de productos hechos en Puerto Rico”, añadió.

Sin embargo, aclaró que si tiene que realizar productos para una orden, por ejemplo, de Head Start o una clínica de terapia ocupacional, se pueden utilizar los Montessori o se pueden hacer productos específicos que sean de la autoría de la cooperativa.

“Montessori nos abre un mercado que ya está creado y nos permite entonces empezar a funcionar, pero sí estamos en la línea de crear productos que sigan los elementos esenciales y la filosofía Monstessori, porque esta filosofía sana el alma del niño y es importante porque los productos son autocorrectivos porque intuitivamente el niño sabe lo que tiene que hacer, el producto se lo dice”, explicó.

Para la confección de productos se utiliza madera que, aunque se compra en Puerto Rico por distribuidores locales, es importada ya que, según Pastor, en la Isla “no hay una fuente de madera consistente”.

“Podemos recibir donativos de madera, de caoba o roble para hacer una tirada especial, pero da mucho trabajo porque los que la venden, la venden muy cara, no te la pueden suplir de manera consistente y es una madera que necesita reposar, secarse, limpiarla, tiene mucho desperdicio… paso más trabajo buscándola que produciendo”, señaló.

Actualmente, la fábrica está en la primera de tres fases donde se busca crear conciencia en la comunidad de tener proyectos como este, sembrar junto a ellos y crear un gremio educativo.

“En la segunda fase, queremos que la fábrica empiece a hacer cosas propias, a establecer unas líneas más definidas. Ahora mismo estamos haciendo lo que nos cae. Ya en la segunda etapa quiero que podamos hacer unas estrategias de venta más definidas con unos productos de forma más consistentes”, aseguró.

En la tercera fase, que espera empezar en tres años, la mira está puesta en la expansión de las instalaciones, remodelando la estructura aledaña y convertirla en almacén y taller de pintura, que dependerá del patrocinio y de donaciones.

Por lo pronto necesitan anaqueles donde puedan crear áreas de secado para sus piezas. De igual manera, necesitan solucionar el problema para abastecerse de agua. Por lo pronto, recurren a un invento realizado por los ebanistas, quienes se armaron de dos drones y un compresor para llevar líquido hasta los inodoros.

Para colaborar con la cooperativa, llame al 787-903-8605 o puede hacer su donación por ATH Móvil a través del encasillado de comercio como fabideas.

Puedes tener tu cooperativa

A partir del 2019, como FabIdeas, se han incorporado 18 cooperativas de este tipo, aunque existen más de 100 en el país, indicó Glorimar Lamboy Torres, comisionada de Desarrollo Cooperativo, durante un recorrido por las instalaciones de FabIdeas.

“Queremos que la comunidad vea en ellas un proyecto de autogestión solidaria; cómo ellos -como comunidad- se forman, tienen una visión de negocio y van desarrollándolas para hacer varias cosas para ser fuente de empleo en las comunidades y para ir desarrollando ese modelo de negocio para que otras personas puedan mirarlos como ejemplo y motivarse a crear este tipo de cooperativa de trabajo asociado”, sostuvo.

Maribel Alicea, especialista en Desarrollo Cooperativo, manifestó que el punto de partida es la idea y de ahí la Comisión de Desarrollo Cooperativo evalúa la necesidad de organizar la cooperativa y les ayuda a conformarla.

“Como está el país casi siempre hay una necesidad de trabajo, por eso hay una tendencia mayor hoy día a que se dirija lo que es una cooperativa de trabajadores que se organiza solamente con cinco socios”, indicó.

Dentro de la evaluación de la cooperativa, Alicea explicó que se observa que exista la necesidad y que los miembros entiendan el concepto de lo que es.

Los interesados en darle paso a su proyecto de negocio mediante una cooperativa pueden coordinar una orientación llamando al (787) 763-2097 o escribiendo a info@cdcoop.pr.gov.