Guayanilla. El desespero de huir de los fuertes sismos que interrumpieron su tranquilidad, llevó a los residentes del barrio Indios de este municipio a internarse en una finca de heno, todo en el intento de sentirse a salvo. 

Se trata de la finca Estancias de los Indios, donde improvisaron un refugio en el que el techo que les cobija es el cielo y para aliviar el estrés de las sacudidas, que llevan experimentando desde el 28 de diciembre, cantan. 

Ese fue el plan de contingencia que le presentaron al propietario de la finca, Augusto Palmer Ferrer, el Día de Reyes luego del sismo que los despertó esa mañana. Desde entonces, la comunidad intenta que sus noches sean un poco más placenteras. 

“Mi hijo, yo, y parte de la comunidad tomamos la iniciativa. Llamamos al dueño de la finca porque el día antes vinimos y chequeamos todo y cuando lo llamamos nos dijo ‘hagan lo que tengan que hacer, rompan alambres, abre portón, lo que sea, eso es de ustedes allí’, expresó Eduardo Rodríguez.

Con la información que estaba trascendiendo sobre un posible terremoto de mayor magnitud, Rodríguez y su esposa Minerva Rodríguez, así como amigos y familiares, ya tenían el terreno identificado para ejecutar su plan y el Día de Reyes no dudaron en hacerlo. Sin embargo, Minerva, una pastora de la Iglesia Pentecostal en Yauco, presentía que algo más sucedería.

 “Estábamos informados a través de los medios de lo que teníamos que hacer y fue tan rápido… y así lo hicimos. Ya que teníamos el sitio identificado, cuando surgió el temblor fuerte, pues dejamos los carros preparados con suministros y todo y arrancamos rápido, porque esto fue bien fuerte”, relató Eduardo. 

“Cuando empezaron los eventos yo le dije a mi esposo que hablara con el dueño de la finca, porque ellos son tan nobles que nos cedieron este lugar y, entonces, cuando viene el evento que fue la explosión grande, que sacudió a todo el país, nosotros subimos para acá con el permiso del dueño y de la familia”, contó Minerva.

Esa aterradora madrugada, subió al monte un grupo de 15 personas. Pero la voz ya se corrió y ahora son decenas de vecinos, incluyendo comunidades cercanas que llegaron a refugiarse con ellos, en carros y carpas. Y de ahí, según aseguraron, no se irán hasta que baje la intensidad de los temblores y sientan seguridad en sus respectivos hogares.

“Aquí se establece el campamento, no teníamos nada, pero poco a poco fuimos supliendo las cosas y ahora esto aquí se ha llenado, ha llegado la ayuda sin pedirla y aquí estamos, recibiendo a todo el que llegue. Por el día tenemos unas 118 personas, pero por las noches llegan muchos más, porque la mayoría tienen las casas afectadas y no quieren volver”, agregó la pastora.

En el lugar hay unos 25 niños, cuatro encamados, personas de la tercera edad y pacientes con condiciones mentales que están siendo atendidas por la iglesia y otras organizaciones como MedCentro y la Cruz Roja, que se acercaron para brindar apoyo.

“Esto fue improvisado, fue nuestro plan de contingencia, soy pastora y me encanta bregar con la gente. Hace un mes le dije a mi esposo, ‘me veo en el monte sirviéndole a la gente’, pero esa es la parte espiritual, yo me he estado preparando y aquí estamos. Almacené suministros por dos meses y eso es lo que estamos usando. Le doy gloria a Dios porque servirle al prójimo es una bendición”, manifestó Minerva.

“No teníamos desayuno ni nada, como aquí no hay agua ni luz en el sector, pero han llegado varias organizaciones que trajeron regalitos para los nenes, porque aquí hay más de 25 niños que cada vez que viene un sismo ellos se alteran. Estamos bregando también con pacientes mentales y tenemos cuatro ancianos postrados que están durmiendo en los carros. Estamos canalizando los catres, porque esto fue algo improvisado entre familia y amigos”, señaló la también líder comunitaria.

Uno de los que se acercó al refugio de la finca Estancias de los Indios fue el alcalde de Cayey, Rolando Ortiz, para llevar comida caliente a más de un centenar de personas.

La pastora contó que uno de los aspectos más impresionantes del campamento es que allí se canta para aliviar las tensiones y calmar los nervios cada vez que la tierra tiembla.

“Anoche (miércoles) una muchacha de las parcelas de los Indios sintió que estábamos cantando como a las 11:00 de la noche, porque trajimos las pleneras, y cuando ella sintió la música subió, porque en ese momento ella estaba pensando en suicidarse y ella dice que cuando escuchó la música, pensó que Dios le había llevado la música”, contó.

Pero mientras cantan, se preparan para un evento mayor.

“Aquí no hay problema porque nosotros estamos (en terreno) más alto que el nivel del mar y nos preparamos, si viene un evento de tsunami, la señal que tenemos es que si la luz de EcoEléctrica se tapa entonces entendemos que tenemos que subir, porque hay más monte hacia arriba”, admitió Rodríguez.

“Entiendo que viene algo más porque se supone que baje la intensidad y anoche subió, fueron varios consecutivos. Esto es impresionante y realmente yo siento que aquí va a haber algo más porque la naturaleza nos está avisando”, agregó.