Decenas de alumnos de kínder a octavo grado de la Escuela Matrullas en Orocovis transformaron su currículo académico en un laboratorio de esperanza, al cultivar semillas de café en vías de aportar a la economía de su pueblo.

Desde allí, dan rienda suelta al proyecto especializado “Germinando de la tierra al paladar”, con el cual pretenden aliviar la crisis ocasionada por el huracán María que devastó las cosechas de los caficultores en todo el País, y a la vez, desarrollar una microempresa que los encamine a la autosuficiencia.

Eso mediante la gestación de 20,000 semillas que ubicarán en dos germinadores inaugurados en la mañana del jueves, ante la presencia de maestros, padres y representantes de varias empresas que les brindaron las herramientas para lograrlo.

“Esto es parte de lo que el Departamento de Educación quiere trabajar con las microempresas, somos una de las 28 escuelas de emprendimiento innovación, que lo que pretende es eso, que todos estudiantes puedan aprender un proceso de diferentes temas y puedan sacarle provecho de la compra y venta de productos”, expresó Alberto Meléndez Castillo, director de la escuela orocoveña.

Escuela Matrullas, en Orocovis, transforma el salón en un laboratorio de cultivo de café que pretende aportar a la economía del pueblo y sembrar la semilla del emprendimiento.

Meléndez explicó que el proyecto contempla el desarrollo de otros productos, entre estos, helado de café, alimentos hechos a base del grado y hasta pulseras, cuya materia incluye parte del fruto.

“Lo que pretende es que todos los estudiantes puedan aprender un proceso de diferentes temas y puedan sacarle provecho de la compra y venta de productos. Los estudiantes van a vender esas plantas a diferentes agricultores y con el dinero que ellos saquen es para beneficio de la escuela y de los mismos estudiantes para que ellos puedan saber cómo pueden hacer microempresas y se puedan beneficiar”, dijo el director.

“Luego de esto, hay 25 estudiantes emprendedores que ya sacaron tres productos: estudiantes de kínder a cuarto grado, sacaron un producto de un helado gourmet de café, otros están haciendo prendas alusivas al café, y otros están confeccionando alimentos con sabor a café”, enumeró Meléndez.

Pero eso no es todo, porque la totalidad de la matricula escolar que alcanza unos 146 estudiantes, se beneficia del esfuerzo al tomar sus respectivas materias.

Por ejemplo, los niños de kínder aprendieron sobre la planta de café, mientras que a segundo grado se les presentaron cada una de las plagas que amenazan el grano.

En tanto, el maestro de Ciencias, Miguel Colón Ortiz, aprovechó para investigar con sus estudiantes, si el agua afecta el sabor de ese elixir, utilizando como base la experiencia vivida con María.

De esa manera, el educador dividió los grupos para que uno utilizara agua embotellada, y el otro colara el café con agua del grifo regular.

“Los estudiantes hicieron el experimento y comprobaron que el agua que viene de la pluma es más ácida que el agua embotellada.  Esas razones vamos a tratar de investigarlas poco a poco aquí, dependiendo de la marca del agua, de dónde proviene y todo eso”, manifestó el maestro de Ciencias quien lleva un año en la Escuela de Matrullas.

El experimento contó con estudiantes que midieron el control de calidad en el proceso, evaluando a sus compañeros en cuanto a organización, conducta y confección del café.

Con la investigación, alumnos del cuatro grado degustaron la bebida para llegar a sus propias conclusiones, entre estas, Jeyme Maccurry, una estudiante de 11 años procedente de Oregón, quien llegó al pueblo hace tres años junto a su familia para cuidar de su abuela materna.

“Yo probé el café por primera vez aquí, porque mis padres no me dejaban tomarlo. Ahora sé cómo sabe cuando pude tomarlo hace dos semanas en el salón”, confesó la risueña jovencita.

“Yo estoy trabajando en la siembra de café, hemos sembrado plantas, hemos ido a investigar a ver las plantas y muchas cosas más. Eso está bien, porque Puerto Rico tuvo una situación con el huracán María, y perdimos esas cosas, y estamos intentando que Puerto Rico se levante muchísimo para poder tener nuestros frutos”, dijo Keylan Yeriel Guzmán Bobé, un estudiante de segundo grado quien sorprendió a los presentes por la madurez de sus expresiones.

Eso hizo sentir orgullosos a sus padres Héctor Guzmán Rodríguez y Suheil Bobé, quienes describieron el proyecto como ejemplo de resiliencia.

“Aquí se ve la fuerza que tiene esta comunidad, mayormente somos de clase media o pobre, me crie aquí y estudié en esta escuela. Es importante que los niños estén conscientes, nosotros tenemos nuestra propia finca para volver a resembrar lo que perdimos en el huracán”, resaltó Guzmán Rodríguez.

Las semillas fueron donadas por Starbucks Puerto Rico, empresa que llegó a Orocovis con varios líderes comunitarios de Latinoamérica y el Caribe, con el objetivo de aprender del proyecto y ver la posibilidad de implementarlo en otros países.

Igualmente cuentan con la colaboración de otras organizaciones y empresas como Café Cola’o, Por los Nuestros, Coalición Echar Pa’Lante y el empresario Manuel Cidre, quien “fue piedra angular para la instalación de placas solares en la escuela”.

“Me siento emocionada porque yo estudié aquí, tenía muchos sueños, pero estos niños necesitan gente que los impulsen, gente con visión, que los ayuden a cumplir esos sueños. Sobre todo, queremos sembrar esa curiosidad y que no les digan que son pobres y son de lejos, porque yo me di cuenta de lo lejos que vivía cuando me fui a estudiar”, afirmó la empresaria Erica Reyes Ocasio, propietaria de Café Colao en el Viejo San Juan y de la Escuela de Café y Baristas de Puerto Rico.