Apuntan hacia Pérez Casillas.

A treinta años de los asesinatos del Cerro Maravilla, la sombra del ex jefe de la entonces División de Inteligencia de la Policía Ángel Luis Pérez Casillas se proyecta como la figura siniestra que ordenó que se halara el gatillo contra Arnaldo Darío Rosado y Carlos Soto Arriví.

“El responsable de todo esto es Pérez Casillas. Él es el que tiene que decir por qué no sacó a los muchachos, que estaban arrestados, de allí. Se lo dijimos a él cuando nos acusaron. Tú eres el único que nos puede salvar”, expresó con tono entrecortado el ex policía Juan Bruno González durante una vista de seguimiento celebrada ayer en la Junta de Libertad Bajo Palabra (JLBP).

Bruno sostuvo que no habló porque recibió llamadas de que le harían daño a su esposa e hijos.

“Ustedes también, si los amenazan, ¿no harían lo mismo?”, inquirió, justificando el haber callado y mentido sobre los hechos.

El ex policía señaló a Pérez Casillas como la persona que les ordenó mantenerse en las torres de Maravilla el 25 de julio de 1978, porque el entonces agente encubierto Alejandro González Malavé estaba en camino.

Narró nuevamente cómo Rosado y Soto Arriví llegaron acompañados por González Malavé en un carro público y cómo el agente José M. Montañez, quien era el que mantenía comunicación con el encubierto, “disparó como loco una AR-15, soltando montones de balas”, una de las cuales hirió al agente.

El ex policía José Quiles Hernández, quien era sargento en la División de Inteligencia y quien tenía a su cargo a los agentes que infiltraban “los grupos terroristas” , fue precisamente el que llevó a González Malavé al hospital, relató Bruno.

“Pérez Casillas se fue del sitio de los hechos. No sé por qué se fue. Yo, si hubiese sido el comandante, hubiese llevado a los muchachos arrestados al cuartel de Villalba”, dijo ayer.

Pérez Casillas abandonó el área y entraron a escena el notorio ex agente Julio César Andrades y Luis Reverón Martínez. “Andrades se va y deja a Reverón y nos dejan a nosotros. Reverón dijo, perdonando la palabra: 'A este ca... hay que matarlo'. Ahí, Reverón le pega un tiro a Soto Arriví. Entonces Moreno mata a Darío Rosado”.

“Andrades fue el que cambió la versión de que los muchachos habían corrido y por eso les dispararon”, agregó.

“Cuando mataron a los muchachos, Pérez Casillas apareció otra vez. Ellos alteraron la escena”, continuó.

“Cuando yo iba a declarar al FBI, le hicieron una llamada a mi esposa de que corría peligro si hablaba y era mejor si me callaba. No podía hablar. No podía decir la verdad”, sostuvo.

Agregó que llamó a Pérez Casillas para que los ayudara. “Aún, todavía no se ha visto la verdad”, afirmó.

“Ahora que tiene 62 años, ¿qué piensa de lo que ocurrió?”, preguntó la oficial examinadora Nidza I. Rivera.

“Para mí, que no fue correcto. Si estaban bajo arresto, por qué si se cogieron vivos, ¿por qué no los llevaron a un tribunal?”, respondió.

“Ese misterio está oscuro. Es un misterio tan grande, al punto que al agente encubierto lo mataron. Sabía mucho”, reveló.

“Me avergüenzo de coger años de cárcel. Me dejé llevar por Pérez Casillas y Andrades. Para mí sigue siendo un misterio. Un abuso”, dijo quebrantado.

“Yo pido perdón. Quisiera saber la verdad, para que mi nombre quede limpio”, dijo.

Por último, agregó que él está preso y Pérez Casillas fue absuelto.