Caguas. La cagüeña Mirna Martínez no se acuerda de haberse sentido de esta manera en otro momento de su vida. Es la primera vez en sus 66 años que teme por su propia seguridad, la de sus hijos y la de sus nietos. Es un sentimiento que la abruma, por lo que ha coqueteado con la idea de abandonar la Isla en búsqueda de habitar en un lugar donde pueda recobrar su tranquilidad, aunque sea paulatinamente.

“Uno se siente inseguro”, indicó a Primera Hora mientras esperaba con ansias que su esposo terminara sus compras en un supermercado local para regresar a su hogar.

“Yo no quería bajar a trabajar hoy”, coincidió la propietaria de Aliveh’s Esthetique, Hévila Coto.

Hévila Coto
Hévila Coto (Sara R. Marrero Cabán)

Este sentir, que otros compueblanos también comparten, se debe a la guerra entre dos pandillas rivales, que luchan por el control de venta de drogas. Sus conflictos han traspasado el bajo mundo y ha llevado a que sus campos de batalla sean súbitas y en áreas aleatorias, por lo que Martínez expresó desasosiego hasta de caminar por el casco urbano de Caguas.

Fue precisamente un encontronazo entre ambos bandos que cobró la vida inocente de la maestra Margarita Rodríguez Morales el domingo e hirió al policía José López el martes.

“La violencia del domingo, eso fue algo atroz”, lamentó. “Trato de salir lo menos posible de mi casa a menos que no tenga que bajar por un caso de emergencia y bajo con miedo”, aseguró al indicar que comparte preocupación por sus hijos, quienes viajan a otros municipios para trabajar.

Asimismo, Coto, quien también dijo no percibir sentimientos similares en los 22 años que opera su negocio, ha adoptado varias estrategias para evitar ser víctima de la violencia, tácticas que ha compartido con sus dos hijos: no salir con grandes cantidades de dinero ni tarjetas de crédito y estar en alerta constantemente de personas que podrían ocasionarles daño.

“Me preocupan mis hijos. Dejé todas mis tarjetas en casa. Le hablé al nene que, si nos quieren asaltar o algo, que les entregue el dinero, que eso se repone, la vida no”, apuntó.

“No es que me sienta seguro, pero tampoco inseguro. Estamos aquí en Puerto Rico y la criminalidad (es alta)”, comentó, por su parte, Ricardo Mulero al especificar que ahora evita salir de noche.

Ricardo Mulero
Ricardo Mulero (Sara R. Marrero Cabán)

A diferencia de Martínez y Coto, algunos de sus compueblanos han expresado no compartir este temor, ya que se han aferrado a su fe religiosa.

Así lo aseguraron Jorge Villanueva Zayas y Sadoc Vélez, quienes declararon encontrar paz en las páginas de la Biblia y en conversaciones con Dios.

“Uno no se puede alarmar ni acelerar. Desde que tú te levantas y sales a trabajar siempre hay peligro, (pero) cuando uno se levanta hay que darle gracias a Dios y cuando vas a salir (tienes que orar). Yo cuando salgo, miro a Jesucristo”, indicó Villanueva Zayas, residente de Caguas por los pasados 20 años.

Villanueva Zayas no descartó que “es preocupante” que inocentes fallezcan a manos de conflictos de los malhechores. Empero, caracterizó que su espiritualidad es de suma importancia para buscar consuelo.

Jorge Villanueva Zayas
Jorge Villanueva Zayas (Sara R. Marrero Cabán)

“Eso es cosa entre ellos, de la calle. Si tú no tienes hecha, no tienes sospecha”, agregó Villanueva Zayas al señalar que también es importante ser cuidadoso en los lugares dónde se merodea.

En este mismo sentido, Vélez, quien se autodenominó como “cagüeño de pura cepa”, coincidió que la protección mayor es de Dios, por lo que afirmó estar tranquilo, pues no teme continuar con sus quehaceres cotidianos. Catalogó, además, los sucesos como un capítulo trágico de la historia de Caguas, que amerita sufrirlo y sanarlo para seguir hacia adelante.

“Todos los días hay algo nuevo por celebrar, porqué dar gracias y hay muchas cosas por cual llorar. Las heridas hay que curarlas. Como dice mi mamá: el espíritu que más tú alimentes es el más que va a dominar. Si lo negativo ya está, ¿para qué alimentarlo? Vamos a buscar lo que nos falta, algo positivo”, alentó al citar al cantautor Pedro Capó al señalar que “todo tiene una razón de ser”.

Sadoc Vélez
Sadoc Vélez (Sara R. Marrero Cabán)

Oficiales del Negociado de la Policía de Puerto Rico (NEPR) ocuparon ayer la barriada Morales, lugar que determinaron como eje central de la guerra del narcotráfico. La lucha por el control está ligado con los actos delictivos del fugitivo federal, Nelson Torres Delgado, conocido como “El Burro” y quien es líder de la organización La Lorenzana.

Torres Delgado es también señalado como el autor intelectual de la masacre del 7 de diciembre de 2021 en Cidra, que cobró la vida de cinco personas y por un doble asesinato reportado en la autopista entre Salinas y Guayama.

Hasta esta mañana, seis personas sospechosas de estar involucradas en estos crímenes han sido arrestadas y las autoridades han efectuado varios allanamientos relacionados a estos actos delictivos, donde se ocuparon dos armas largas, chalecos antibalas, cientos de municiones, aproximadamente mil cápsulas de “crack”, un caimán y tres vehículos, de los cuales dos fueron hurtados mediante “carjacking”.

La secretaria de desarrollo humano del municipio, Aida I. González, dejó claro que estos actos delictivos no deberían caracterizar a la barriada Morales, al recalcar que la escuela Diego Vázquez se llevó “el segundo lugar en las pruebas de matemáticas” y “hace varios años que no tienen deserción escolar allí”. También, recalcó que hay mucha gente de bien en el área. “Lo que ocurre no es reflejo de los ciudadanos allí viviendo”, repitió.

Según trascendió en “Telenoticias”, el Departamento de Educación cerró temporalmente este plantel debido a esta actividad criminal aledaña.