Gladys Colón Vázquez fue alcohólica por más de 18 años. Comenzó bebiendo cerveza a los 16 años, a escondidas de su madre, y luego cambió por el vodka porque no dejaba olor en su aliento.

Llegó a beber tanto que una vez dejó a su bebé de ocho meses en una barra y, cuando llegó a casa, ya no recordaba dónde la había abandonado.

El alcoholismo se había apoderado de ella al extremo de que echó por la borda una carrera de cantante que, en un momento dado, la llevó a grabar dos películas en México.

Gladys terminó en las cunetas de Bayamón y sólo se despertaba cuando le daba el sol.

“Ese bello hombre (su esposo José Vázquez) me soportó por 10 años terribles”, dijo durante la actividad de la Administración de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción (Assmca).

La hoy pastora estuvo muchas veces en el programa de alcoholismo de la institución, pero las terapias no daban resultado. Ella salía de las instalaciones de Assmca en Río Piedras directo a Bayamón para seguir bebiendo.

El incidente de la bebé le costó perder la custodia de sus hijos. El marido también se fue.

Gladys logró recuperarse finalmente gracias a la persistencia de los empleados del programa para alcohólicos y a un encuentro con Dios. Hoy dirige el centro de rehabilitación Posada La Victoria.