En conversación con Primera Hora, la mujer dice estar aún atribulada y hasta confundida por el triste acontecimiento, ocurrido el pasado viernes en la noche en la carretera interestatal I-4, en el condado de Volusia, cuando el conductor de una guagua Honda (identificado como Cayman Hupp) impactó por la parte trasera el auto donde viajaban Henry Vila Cosme, su esposa Ruth Tosado Bonilla y su bebé Anjerymar Vila Tosado. 

Según reportes de varios medios estadounidenses, incluido el Orlando Sentinel, el impacto fue tan fuerte que el auto Chevrolet en el que viajaba la familia dio varios vuelcos provocando que la mujer y su infante salieran expulsadas del vehículo. Ambas murieron en el acto, mientras que Vila Cosme se encuentra delicado de salud en el Hospital Arnold Palmer, en Orlando.

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“Estoy en pie por la misericordia de Dios. Este es el peor dolor que le puede pasar a una madre o a una abuela… yo no entendía lo que era el amor por los nietos hasta que tuve a esa niña. Es un amor diferente y ha sido todo muy fuerte. No lo puedo casi ni describir”, dijo entre sollozos quien viajó durante la madrugada a Estados Unidos, acompañada de otra hija.

Precisamente, la entrevista telefónica con Primera Hora se llevó a cabo desde el centro hospitalario Arnold Palmer  a donde Ana llegó de inmediato para saber sobre la condición clínica de su yerno, quien ayer fue sometido de emergencia a una intervención quirúrgica en su cabeza.

“Dentro de todo él está estable, acabo de salir de verlo. Está consciente, pero bien golpeado… ya sabe lo que ocurrió, pero está aturdido, como que no lo cree”, expresó sobre el joven de 27 años.

La consternada madre y abuela de las fallecidas, explicó que la familia había viajado al estado de la Florida hacía una semana con el fin de que el papá de Vila Tosado conociera a la pequeña Anjerymar.

“Ellos compartieron toda la semana y esa noche (de la tragedia) regresaban de despedirse de él pues al otro día ellos volvían a Puerto Rico… pasaron unos días bien bonitos”, detalló la señora.

Agregó que la última conversación que tuvo con su hija Ruth -una recién graduada sicóloga forenses con un minor en manejo de sustancias controladas- fue el pasado jueves.

“Se escuchaba bien contenta… me llamó desde un Walmart para decirme que le había comprado a la nena una diadema de Minnie… la nena era loca con Minnie, le encantaban esos muñecos”, narró doña Ana, una maestra que lleva activa en el Departamento de Educación más de 25 años.

Lamentablemente, no hubo más comunicación entre ambas, pues esperaban reencontrarse ayer cuando Ruth regresaba junto a su familia a Puerto Rico.

Describió a su hija como una excelente madre y una ferviente religiosa de la Iglesia Defensores de la Fe, en Carolina, donde se destacaba como corista junto a su esposo Henry.

“Mira si era excelente madre que decidió no buscar trabajo en lo que estudió durante un par de meses para poder lactar a tiempo completo a su bebé… de hecho, aprovecho para aclarar que yo jamás he dicho que mi hija estaba lactando al momento del accidente. Yo no estuve allí, para poder asegurar algo de esa índole. Mis únicas expresiones, y se pudieron haber malinterpretado, es que mi hija era una madre entregada a la lactancia”, aclaró sobre la muchacha que tenía un trabajo a tiempo parcial en la tienda La Nueva Era, en Montehiedra.

Sobre la investigación, es muy poco lo que doña Ana conoce. “Por lo que me han contado el conductor que provocó el accidente tiene que haber ido a exceso de velocidad porque el impacto fue aparatoso… también me dijeron que él falleció”, destacó.

Mientras, explicó que el deseo de la familia es trasladar los cuerpos de las fenecidas a Puerto Rico, donde tienen previsto darles cristiana sepultura.

En cambio, no cuentan con el dinero suficiente para completar este proceso, por lo que apelan a la generosidad del pueblo puertorriqueño a cooperar con donaciones.

Los interesados pueden cooperar mediante diferentes vías que incluyen: cuenta de Paypal a través de anaebonilla@hotmail.com; en la cuenta de Banco Popular 132-014-742; o en ATH Móvil por el 787-368-3919.

“Gracias a todos los que de alguna manera u otra me han apoyado en este momento tan doloroso. Sólo le pido sus oraciones para cuando tenga que ver su cuerpo y el de mi pedacito de carne, mi Anjerymar”, escribió Ana recientemente, en su cuenta de Facebook.