La familia Ruiz Zambrana sigue en espera de que el alcalde de Utuado, Ernesto Irizarry, cumpla su promesa y envíe una máquina al sector Graulau para remover los sedimentos que provoca que una quebrada inunde el área y deje a los residentes incomunicados.

En noviembre pasado, Primera Hora visitó el lugar y habló con los vecinos, incluyendo el matrimonio de don Ismael Ruiz y Sylvia Zambrana, ambos de 66 años, quienes padecen múltiples enfermedades.

Cuando el agua sube a casi tres pies, no pueden salir de su residencia -ni en casos de emergencia. Y como llueve a menudo, el problema se ha repetido por años.

Los vecinos alegan que la boca para del desagüe de la quebrada (hecho por los que construyeron una iglesia en el área) se hizo angosta, cuando debió ser el doble de ancho, y que también se hizo un relleno detrás de la iglesia provocando la acumulación de sedimentos en el cuerpo de agua. 

“El alcalde dijo que había que esperar hasta que secara, pero cuando secó hace varias semanas lo llamé y no tuve comunicación”, dijo el hijo de la pareja, José A. Ruiz Zambrana.

Este fin de semana llovió y ya hay varios pies de agua empozada.

Por su parte, el alcalde dijo a Primera Hora que iba a enviar al director del Departamento de Obras Públicas al lugar.

“(En noviembre) esperamos que dejara de llover, aquello bajó, aquello no se volvió a llenar”, sostuvo.

Alcalde, pero aun no ha enviado la máquina que prometió.

“Está bien, pero es que ha seguido lloviendo. Esa máquina vale $200,000. ‘¿Qué quiere, que se entierre?’, eso fue lo que me dijo el operador”, respondió el alcalde en alusión a que si hay lodo y agua no se pueden hacer los trabajos.

“Los otros días, (el sábado), se ‘esmandaron’ tres horas de lluvia en Utuado. No puedo meter la máquina aunque quiera… Hasta que no seque (no se puede trabajar allí). Porque ese puntal (brazo) de la excavadora del Municipio es como de unos 20 pies, no es muy grande”, sostuvo. 

El alcalde aceptó que no se ha comunicado con el pastor de la Iglesia de Dios Pentecostal MI – Utuado, el reverendo Jhonny Velázquez, porque el agua había bajado y los vecinos tenían paso.

Sin embargo, aunque baje el agua, el problema -según los querellantes- es el macarrón que se construyó para el desagüe.

Velázquez, en aquella ocasión, dijo que desconocía lo que sucedía, pero que estaba dispuesto a ayudar a la comunidad. Se le dijo que el alcalde estaba dispuesto a construir un desagüe mucho mayor, y el religioso ofreció su número de teléfono para que se diera el encuentro.