Sobreviviente de la tragedia de Mameyes: “Hizo ‘boom’, como un temblor, y la tierra tembló”
Hace 40 años, un deslizamiento en la barriada sepultó más de 200 casas y cobró la vida de sobre un centenar de personas en Ponce.
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Ponce. Israel Collazo Torres recuerda vívidamente sus años de infancia. Atesora aquellos días en los que del grifo de la comunidad se podía beber agua, por cuán limpia que era. Añora remontarse a las navidades que compartían en el barrio y el sentido de hermandad que compartía con las familias de su barriada: Mameyes.
Este lugar, sin embargo, se mantiene vivo solo en su recuerdo, pues hace 40 años fue el escenario de una de las tragedias más estremecedoras de Puerto Rico, cuando el derrumbe de tierra por fuertes aguaceros robó la vida de cientos de personas y enterró sus hogares.
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“Yo jamás en mi vida pensé que Mameyes se iba a caer. Jamás”, confesó el hombre a Primera Hora desde el centro comunitario en el barrio Nuevo Mameyes.
El día que “la tierra tembló”
Con las fotografías de la fatídica fecha de la madrugada del 7 de octubre de 1985 en mano, los ojos de Collazo Torres aún humedecen al recontar esa “misteriosa” mañana.
Apenas tres días antes, niños entre 3 a 5 años del programa Head Start plasmaron imágenes aterradoras, creando dibujos de cruces, mares oscuros, tumbas, bomberos. Todo en tonos negros y grisáceos.
Ese lunes por la madrugada, habían transcurridos tres días de lluvia interminables. A eso de las 3:30 a.m., se escuchó un ruido estremecedor y el movimiento de la tierra, tal como si fuera un sismo. Los perros comenzaron a aullar, como un presagio para lo que ocurriría segundos después.
Cuando Collazo Torres, quien en aquel entonces tenía 18 años, se asomó por la ventana para ver a qué se debían tales estruendos, presenció la imagen más espantosa: casas incendiadas, “explotadas” y otras enterradas bajo el fango y piedras.
“Llovía y no escampaba: viernes, sábado, domingo, y a las 3:30 de la mañana cayó un rayo e hizo ‘boom’, como un temblor, y la tierra tembló. Cuando miro por la ventana, vi fuego y muchas casas ‘explotás’ y dije ‘hay fuego, voy a ver (qué pasó)’”, relató al mencionar que su vecina murió inmediatamente cuando la pared de cemento la pilló.
Una cacofonía de gritos procedió. En las cerca de cinco horas que les tomó a las autoridades llegar, ya la comunidad, que tenía cinco sectores -Los Portones, El Llano, La Joya, Las Caobas y Loma Doncella-, había rescatado a decenas de personas de los escombros.
“Nosotros dimos los primeros auxilios”, agregó.
Los datos
En la tragedia fallecieron entre 130 a 500 personas. La cifra oficial es aún incierta. Más de 200 casas fueron destruidas, según el reporte “The October 1985 Landslide at Barrio Mameyes, Ponce, Puerto Rico” del National Research Council de los Estados Unidos (NRC).
“La prensa local y nacional se refirió al desastre de Mameyes como un flujo de lodo o una avalancha. Sin embargo, la inspección de campo indica que Mameyes sufrió un deslizamiento de tierra en cuña, explicable por los principios de la mecánica de suelos y rocas”, lee el informe.
Collazo Torres ha rescatado los nombres de 200 víctimas y ha sido el encargado de conmemorar a cada una de ellas, tanto en el Memorial Antiguo de Mameyes 1985 como en el cementerio El Yeso.
Fue a causa de una onda tropical estacionaria que afectaba a la Isla durante esa fecha, luego clasificada como la tormenta tropical Isabel, que cayeron 24 pulgadas de lluvia en unas 24 horas en Puerto Rico.
En aquel entonces, el NRC reportó que se trataba de la precipitación más fuerte de Puerto Rico desde el 1899, año en que el Servicio Nacional de Meteorología (SNM) en San Juan comenzó a hacer registro de lluvia.
Específicamente en Ponce, se registraron 5.5 pulgadas de precipitación en dos horas. A consecuencia, se deslizaron cerca de 260,000 yardas del cerro en Mameyes.
El reporte del NRC informó, también, que la descarga directa de pozos sépticos al terreno y una tubería de agua rota en la parte superior del derrumbe agravó la situación.
Pese a estas explicaciones, para los sobrevivientes como Collazo Torres, esa noche permanecerá ceñida en un enigma inexplicable.
“Fue algo bien extraño, bien misterioso (por) la explosión que hubo”, dijo de manera pensativa.
Las autoridades se demoraron dos años en completar los trabajos para tapar el área y comenzar la reconstrucción. El lugar, que existió en el barrio Portugués Urbano, es uno totalmente nuevo, haciéndolo difícil de concebir que hace 40 años, fue el cementerio de cientos.
El recuerdo
La pluma del autor español Carlos Ruiz Zafón lo estableció: “existimos mientras alguien nos recuerda”.
Cónsono a esto, Collazo Torres recopila la historia de su comunidad por el amor que le tiene a su gente y a su pueblo. Ofrece giras para instruir a los demás de lo que allí pasó. Las fotografías del desastre las guarda en su vehículo, para mostrarlas en cualquier momento a todo aquel que le pregunte.
No ha sido un trecho fácil conmemorar a Mameyes. Prácticamente, Collazo Torres lo ha hecho solo. El Memorial Antiguo Mameyes 1985 fue iniciativa de él, así como el Museo en Memoria de Mameyes que ahora ubica detrás del Teatro La Perla, en el casco urbano.
“Después de 40 años, para rescatar la historia de Mameyes ha sido bien, bien difícil. Lamentablemente, el gobierno no ha puesto mucho. Llevo muchos años. El gobierno no le da importancia al lugar, no como las Torres Gemelas que hay museos. Si yo no estuviera de frente, la historia se iba a perder. Ha sido difícil, mucha frustración, mucho disgusto, mucho coraje. El municipio ha sido muy lento. Si fuera (otra persona lo dejaba), pero ahí nací y me crié”, lamentó al señalar que ve poco interés de la juventud a continuar el legado de Mameyes.
¿Por qué el desinterés? Pues, Collazo Torres lo atribuye a que políticos, sea la administración que sea, desconocen este tipo de dolor y son ajenos a perseguir el bienestar de los demás.
“Dios me dio un don. Dios me dio el don a mí de ayudar a las personas sin colores. Eso es un don que Dios da. Dios dio el don para el maestro, para el médico. Lo que pasa es que mucha gente, si no sufren el dolor, no vienen desde abajo, no se identifican. Son como los políticos. Los políticos no pueden hablar de pobreza, porque si tú no la vives”, acotó.
Con el pasar de las décadas, quedan “menos” los que, como él, sobrevivieron el desastre. Algunos han fallecido, otros se han mudado, otros se rehúsan a visitar las tumbas de sus seres queridos, por las heridas abiertas perennes que aún sangran.
Empero, la tragedia de Mameyes no deberá pasar desapercibida, enfatizó Collazo Torres. Que las futuras generaciones conozcan del incidente, pero también de lo hermoso que un día fue esa comunidad.
“¿(Cuál) sería el legado que dejaría usted para la futura generación?”, interrogó este diario.
“Que recuerden a Mameyes”, respondió.