La utuadeña Zayira Jordán se casó ilusionada a los 18 años con un hombre que defendió hasta de su madre, y en una relación de la que nacieron dos hijos. 

Esa fe en el amor cambió y nunca volvió, a fuerza de golpes y maltrato, contó Jordán, quien se reconoce como una sobreviviente de violencia de género.

“Yo tenía fe en el amor y eso me marcó. Soy muy dura ahora. Te lo digo y se me aguan los ojos”, expresó.

No fue de inmediato que la mujer reconoció que estaba en la relación equivocada. De hecho, aceptó que los primeros episodios de violencia entre ella y su marido iniciaron en el noviazgo. “Hubo incidentes (de violencia) desde que éramos novios… sí (me dejó marcas)”, recordó.

Jordán aseguró que fueron muchas las instancias de agresión. Sufrió golpes en la cabeza, torso y brazos, pero lo que colmó la copa fue percibir que sus hijos estaban amenazados, no por agresiones 

directamente, sino por actos como que el padre le rompiera juguetes.

“El último evento fue que me dio con la hebilla de la correa. Cuando quise irme de la casa, le puso cadenas al portón. Rompí las cadenas, me llevé a los nenes, nunca volví y dejé todo. Es bien triste, por eso lo siento por las mujeres que pasan esto… hay hombres que pasan esto, pero predominantemente somos las mujeres las afectadas”, contó la investigadora, empresaria y profesora de la Universidad Politécnica, en Hato Rey.

Una noble idea nace del horror

La experiencia de Jordán la marcó, pero no la detuvo. La mujer supo balancear la maternidad y los estudios, logrando un bachillerato en periodismo, una maestría en antropología y un doctorado en interacción humano-computadora. 

Sin embargo, la inquietud de querer hacer algo para ayudar a mujeres que pasen por experiencias similares a la suya, la llevó a crear el sistema Guard DV, que permitiría a las víctimas de violencia de género conocer a través del celular cuándo su potencial agresor se acerca.

Jordán explicó que Guard DV sería una aplicación para celulares, donde los  teléfonos inteligentes del sobreviviente y del agresor cumplen propósitos diferentes para tratar de proteger a las víctimas mediante notificaciones que hoy día no existen.

“La sobreviviente no tiene nada, ninguna notificación, hasta que algo sucede”, dijo Jordán.

“Lo que queremos es un grillete virtual… el cumplimiento electrónico de la orden de protección”, indicó. “Creo que este sistema tiene la posibilidad de reforzar lo existente (la supervisión electrónica mediante los llamados grilletes electrónicos) o incluso reemplazarlo”, agregó.

Por un lado, el teléfono de la víctima recibiría una notificación cuando el agresor se acerque en violación a una orden de protección; una segunda notificación si el agresor se acerca más y una tercera notificación si se sigue acercando, que incluye también llamar al 9-1-1, y además un “botón de pánico” para que la víctima sea la que llame. Además,  la aplicación -de forma automática- ofrece orientación de qué debe hacer la víctima, esto en vías de corregir una falla actual del sistema, según ella de que “las sobrevivientes tienen poco o ningún control sobre su propia seguridad”.

En el caso del agresor, parte de las condiciones de la Oficina de Servicios con Antelación al Juicio sería que para estar libre bajo fianza deberá tener siempre a la mano el teléfono. La aplicación le exigiría cada cierto tiempo, al azar, puede ser cada 5 minutos como cada hora o cinco horas, que confirme que el teléfono está con él, ya sea mediante tecnología de “reconocimiento facial o huellas dactilares”. Asimismo, el sistema le avisaría a él cuando se esté acercando a la posible víctima.

Guard DV también espera contar con personal de apoyo a las víctimas, que serían incluidos bajo el programa  del app “Be an Angel”.

Actualmente, Jordán trabaja en módulos de geoposicionamiento y autenticación. Ya cuentan con unos modelos de  pantallas y están en proceso de definir los flujos de trabajo, así como los sistemas biométricos que mejor funcionen para este programa. 

Jordán aseguró que ha visitado salas especializadas en violencia doméstica, y ya se ha reunido con jueces, con personal de la Administración de Tribunales y del Departamento de Corrección y Rehabilitación (DCR), donde han mostrado interés en la iniciativa y han conversado sobre el proyecto. 

Guard DV podría estar listo a finales de año, aunque aun no se tiene claro cuánto costaría el proyecto o si finalmente sería parte de las alternativas de monitoreo a los imputados de violencia de género en la isla. “A mí no me interesa ganar dinero, yo tengo una carrera ya… yo soy sobreviviente; para mí esto es un proyecto de vida, una vocación, no quiero ser muy filosófica, pero en realidad este proyecto me lleva a mí, no yo a él” sostuvo la profesora. “La codificación, los productos, la tecnología en general, están para servir al ser humano”, agregó.