Corozal. Ataviada con unas distintivas botas de goma, y llevando como herramientas una alta dosis de cariño, una bella y contagiosa risa, la niña Sofía Marmolejos González entra al corral que está detrás de su casa en las lomas del barrio Palos Blancos, en Corozal, y allí empieza a conversar con decenas de gallinas, gallos, polluelos, patos, una guinea y una gansa.

Los animales se arremolinan a su alrededor y, uno tras otro, Sofía los saluda por sus respectivos nombres y les ofrece caricias. La relación con las aves es inusualmente cercana y apacible, al punto que una de las gallinitas se acomoda en una mano de la niña y un gallito camina por su hombro. Mientras, “Lili”, la gansa, frota su cuello contra el cuerpo de Sofía, llamando la atención para que la acaricien.

“Hola, mami. ¡Ay, qué bonita, mamá! Mira qué hermosa gallinita, tan bonita”, les dice la niña a sus aves, que responden con cacareos y graznidos. “Ven, ‘Lili’, ven. Come, come”, añade mientras deja caer algunos granos a la tierra.

“A ver, permiso. Mira patita, ven”.

Sofía impresiona al nombrar todas sus gallinas e identificar los huevos que ponen.
Sofía impresiona al nombrar todas sus gallinas e identificar los huevos que ponen. (Ramon "Tonito" Zayas)

“Ellas son mis amigas. Yo les doy comida, y juego con ellas, y cojo los huevitos para venderlos”, expresa Sofía. “Mira, mira, ahí ya va a poner uno”, agregó, señalando a un cajón donde se estaba acomodando una gallina colorada.

Entonces Sofía dirige su mirada al interior de otro de los cajones dentro del corral, y anuncia que allí habían puesto varios huevos. Se acerca al cajón, mete su pequeña mano, y luego de un par de segundos, muestra tres huevos, uno de ellos de tono verdoso.

Para beneficio de quienes no conocen del universo de las gallinas, Sofía explica que el huevo verde lo puso una gallina de una raza en particular, y entonces busca brevemente entre las que están a su alrededor hasta localizarla y señalarla como la responsable del huevo verde.

Luego repasa que, entre la docena de razas de gallinas en su patio, además del verde, también hay otras que ponen huevos de color azul, de color chocolate, rosa, salmón, amarillos, blancos, crema, café y marrón. Así que no es de extrañarse que el naciente proyecto del que es la principal protagonista lleve el nombre de Finca de Colores.

La niña de ocho años, quien padece de autismo, brilla por luz propia con su empresa novel de gallinas ponedoras.

A este punto, apenas uno sospecha que Sofía es una niña que padece de autismo. Más bien, se hace prácticamente imposible no contagiarse con su entusiasmo, y el de su familia, que la respalda. Todos forman parte del ambicioso sueño de expandir la finca para vender más huevos y ofrecer espacios de diversión y terapia a otros menores con condiciones similares a las de la niña.

Crianza terapéutica

El proyecto, explicaron sus padres Leticia González y Filiberto Marmolejos, surgió de una sugerencia que hizo la sicóloga de Sofía, y sus otros dos hijos, Juan Enrique, “que tiene déficit de atención”, y Patricia, “que también tiene autismo”.

“Empezó para María, con cinco gallinitas. Nos dimos a la tarea de buscar gallinas, porque necesitábamos la manera de poder canalizar los diferentes carácteres de los nenes”, comentó Filiberto. “Y la interacción de las gallinas y mis hijas, especialmente Sofía, fue increíble”.

De aquellas cinco gallinas fueron creciendo hasta las 75 que tienen hoy día. Y la meta es expandirse para ayudar a otros niños con autismo y otras condiciones, y que, “por medio de las gallinas y pollitos, les sirva de terapias para perder los miedos y que se sientan aceptados por sus diferentes tipos de condiciones. Que pierdan el miedo y se sientan autosustentables”.

“Esto realmente es la terapia de mis hijas. Y el cambio ha sido grandísimo. Tú lo puedes notar”, afirmó Filiberto, sentado junto a su pequeña entre las aves. “Los animales son sumamente amorosos con nosotros, y es por el trato que se les da. Los animales perciben el miedo y perciben cuando una persona es mala o no los quiere. Pero mis hijos son puro amor, y ya lo ves en los animales”.

“Este es ahora nuestro diario vivir. Lo disfrutamos, lo vivimos, y siempre es una gran felicidad estar con toda la familia. Ha sido una experiencia bonita, engrandecer lo que es una familia”, agregó Leticia.

“Y es una terapia, significativamente para Sofía, de poder estar con sus gallinas, estar de buen humor, controlar sus ansias, superar muchos miedos. Es parte de esa terapia”.

Filiberto comentó que Sofía “les tiene nombre a todas sus gallinas” y, aunque él no puede identificar a cada una por nombre, “ella sí te busca la gallinita por su nombre”.

Explicó que los huevos de diferentes colores los ponen así las gallinas de las diferentes razas, de manera natural, ya sea las marans, que ponen los huevos color chocolate; las easter eggers, que ponen los huevos verde menta, azul, blancos y rositas; ameraucana, que pone huevos azules; salmon faverolles, que pone huevos rosados; rhode island red; de huevo grande marrón; o las buff orpington, que “es la mejor raza de gallinas para niños pequeños”, entre otras, además de los patos, gansos, pavos reales, guineas y, si se hacen realidad los deseos de Sofía, también codornices y faisanes para el futuro.

Sostenibilidad alimentaria y apoyo solidario

La Finca de Colores contribuye, además, a cubrir una necesidad de producir alimentos de buena calidad aquí en Puerto Rico, en este caso huevos, que luego la jovial Sofía puede vender en su comunidad. Los desechos que producen las aves, explicó Leticia, sirven de abono a los árboles frutales en la finca, cuya producción ha aumentado notablemente.

Mientras tanto, Patricia no se queda atrás y tiene su propia empresa de confección de dulces, que también aprovecha los productos que salen de la finca.

Así las cosas, no sorprende a nadie que el empeño de la familia Marmolejos González, y en particular el contagioso espíritu de Sofía, cautivaran al colectivo de la Cooperativa La Sagrada Familia, una vez la vieron llegar a su sede en Corozal a esta niña, con una gallinita en el hombro, que acudía a depositar el dinerito que había ganado de la venta de huevos.

De ahí surgió una alianza, con la Cooperativa como patrocinador, y otro grupo de personas y empresas que se convirtieron en cómplices, desde una granja de aves que proveyó gallinas de diferentes razas, hasta una agencia publicitaria que trabajó con la imagen de la Finca de Colores.

“Conocimos a Sofie (Sofía), una chica encantadora, y una familia comprometida con la familia, y decidimos apadrinarlos. Llevé el proyecto a la junta directiva, y la junta lo acogió inmediatamente”, comentó Eddie Alicea Sáez, presidente ejecutivo de la Cooperativa La Sagrada Familia, y quien no oculta su satisfacción por ser parte de empuje que va a ayudar a los Marmolejos González a contar con nuevos y más grandes corrales para acomodar a las aves en la colina que ocupa su finca, y donde ya unas máquinas trabajan para nivelar el suelo.

El directivo sostuvo que la Cooperativa tiene un programa enfocado en impulsar a emprendedores, sea con alguna inversión, capacitación y apoyo técnico, “con el fin óptimo de que más personas se involucren en desarrollar sus ideas de negocios y sus empresas”, y de paso transmitir el llamado a la gente en todo Puerto Rico a “despertar, movernos a la acción, valernos por nosotros mismos, y sentir el orgullo del trabajo y del hacer”.

Filiberto afirmó que en su familia “estamos más que agradecidos con la Cooperativa por darnos ese impulso para sacar adelante este proyecto. Es bien gratificante que una entidad privada, no gubernamental, como la Cooperativa La Sagrada Familia, se haya acercado a nosotros y haya apadrinado a Sofía en este proyecto”, que eventualmente espera se en una “granja agroturística” con diferentes tipos de ranchos, con sus gallinas y patitos clasificados, una entrada a la granja y otros planes que cuentan con el patrocinio de la Cooperativa.

Aunque todavía están desarrollando el proyecto, sus productos van a poder ser adquiridos a través de las páginas en redes sociales de Finca de Colores.

Para más información sobre este proyecto, o comprar huevos de colores, puede acceder a www.facebook.com/fincadecolores