La escritura de ensayos autobiográficos se convirtió para un grupo de confinadas de la isla en una vía de escape para desahogar esas experiencias que las impactaron en etapas de su niñez y adolescencia; dramáticas historias que quisieron compartir con el público y que se recogen en el libro “Soy más que mis heridas”.

El libro forma parte de las iniciativas que se desarrollan en el taller Historia Oral que se ofrece en el Complejo de Rehabilitación para Mujeres, en Bayamón, a través de la tutoría de Sandra Enríquez Seiders, profesora del programa de Servicios Psicoeducativos que la Fundación Felisa Rincón de Gautier ofrece en las cárceles de la isla desde el 2002.

Hilda Rodríguez, directora de la Fundación, explicó que el curso, además de educar sobre la historia del país promueve el análisis literario y la escritura. Es también un mecanismo para que las alumnas aprendan a recopilar datos y logren plasmarlos no solo en oratoria, sino también a través de ensayos.

Fue así que surgió la idea de que algunas de las confinadas impactadas expusieran sus sentimientos a través del libro “Soy más que mis heridas”, el cual cuenta con la participación de Josmar Maité Maldonado, Sonnellie Candelario, Brenda Pacheco y María Negrón. El libro estará disponible en la Casa Museo Felisa Rincón de Gautier, ubicada en el edificio 51 de la calle Caleta de San Juan.

El libro "Soy más que mis heridas" forma parte de las iniciativas que se desarrollan en el taller Historia Oral que se ofrece en el Complejo de Rehabilitación para Mujeres, en Bayamón, a través de la tutoría de Sandra Enríquez Seiders, profesora del programa de Servicios Psicoeducativos de la Fundación Felisa Rincón de Gautier.
El libro "Soy más que mis heridas" forma parte de las iniciativas que se desarrollan en el taller Historia Oral que se ofrece en el Complejo de Rehabilitación para Mujeres, en Bayamón, a través de la tutoría de Sandra Enríquez Seiders, profesora del programa de Servicios Psicoeducativos de la Fundación Felisa Rincón de Gautier. (Vanessa Serra Díaz)

“El curso me ayudó a tocar un tema del que no hablo mucho porque es hiriente, me duele mucho. Pero esto ha sido una manera de sanear un poco ese sufrimiento y hetidas que tengo desde el día que nací: el abandono de mi madre. Precisamente, de eso es que hablo en el libro. Esa herida de que mi mamá me abandono al nacer todavía está ahí, pero sé que puede sanar”, expresó Pacheco sobre el tema que destacó en su autobiografía.

Subrayó que le gustaría escribir en un segundo libro con otras vivencias, particularmente, enfocado en la historia que la llevó a la cárcel.

“Quiero hablar de la violencia doméstica desde el punto mío como agresora. Se habla mucho de la violencia de hombres a mujeres, pero en mi caso es al revés. Soy yo la que maltraté. Caí cinco veces en la cárcel por Ley 54 y ahora cumplo por un incendio que provoqué a mi pareja. Quisiera escribir sobre cómo con terapia he aprendido poco a poco a manejar mis emociones y mi coraje. Fui adicta desde los 16 años al alcohol y eso afectó también mi vida. Por eso quiero contar esa otra parte de mi vida como agresora y cómo eso me llevó a la cárcel”, destacó la mujer que en año y medio completará una sentencia de seis años.

Candelario, por su parte, participó en la escritura de un primer libro desarrollado en el taller de “Historia Oral”, pero que estuvo enfocado en contar “la historia de otros”.

“Ahora fue más difícil porque hablé de mí y eso no es fácil. Uno empieza a recordar cosas que ha vivido desde la niñez hasta la adultez. Son situaciones que pudieran estar en tu consciente pero que no quieres recordar y eso lo hace complicado”, puntualizó la joven que cumple una pena de 25 años en cárcel por cargos de asesinato en segundo grado.

En el caso de Negrón, su desahogo escrito llegó a través de una tragedia que vivió hace 14 años cuando perdió su primer embarazo, tras recibir una páliza de su expareja.

“Escribir sobre eso fue bien difícil. Era un tema prohibido para mí, pero fue liberador”, narró quien posteriormente tuvo una hija que anhela recuperar cuando cumpla sentencia en junio.

Para la secretaria del Departamento de Corrección y Rehabilitación (DCR), Ana Escobar, el taller de escritura y los demás cursos de rehabilitación que se ofrecen en las instituciones del país, son una “oportunidad extraordinaria” para que los confinados y confinadas puedan liberar sus emociones y frustraciones.

La secretaria del Departamento de Corrección y Rehabilitación, Ana Escobar.
La secretaria del Departamento de Corrección y Rehabilitación, Ana Escobar. (Vanessa Serra Díaz)

“Son situaciones que encierran desde la niñez y tienen la oportunidad de liberarlos a través de diferentes métodos en el proceso rehabilitativo. Y en el caso del libro, vemos historias reales que las confinadas escriben luego de un ejercicio en el que abren su corazón y entran en un proceso de perdón y saneamiento”, acotó la funcionaria.