Barceloneta. “La nueva generación de voluntarios”, como se hacen llamar los nueve miembros de la organización sin fines de lucro Group Emergency Medical Services (GEMS PR), nació de la falta de personal de respuesta para atender las incidencias en las principales vías de este pueblo y zonas limítrofes.

De hecho, desde que el grupo tomó forma en julio de 2022, atienden alrededor de cinco accidentes vehiculares o emergencias suscitadas en las comunidades diariamente y, en el 90% de los casos, aseguraron, son los primeros en llegar a la escena.

Alertados por mensajes que reciben por radio, por su página de Facebook o por un grupo de WhatsApp que han creado y que lo integran unas 600 personas que son bomberos, policías municipales y hasta grueros, el grupo acude de inmediato a la escena a ayudar. Están preparados para hacerlo, pues la mayoría son paramédicos y rescatistas.

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“Nuestros muchachos llegan y siempre estamos para dar la milla extra”, contó Jan del Valle, quien labora como despachador del Negociado de Manejo de Emergencias y es el presidente de GEMS PR.

La iniciativa surge tras identificar la  necesidad de recursos para atender emergencias en la zona norte, confirmó el creador de GEMS PR, Jan Del Valle.
La iniciativa surge tras identificar la necesidad de recursos para atender emergencias en la zona norte, confirmó el creador de GEMS PR, Jan Del Valle. (David Villafañe/Staff)

Del Valle creó GEMS PR tras participar de un grupo similar, llamado PR Responder y que impacta la zona de Caguas, así como de conocer de la misión de FREMS, que funciona también de manera voluntaria en la zona metropolitana.

Con su ánimo de emprender en la zona norte, el grupo realiza esta labor de atender emergencias en sus horas o días libres, en sus propios vehículos y con el equipo que han logrado acumular. No cobran ni reciben paga de nadie por las horas que dedican a atender al pueblo durante los accidentes.

A modo de ejemplo, el voluntario contó que el impacto que realizan es tan trascendental en la zona, que “en el 90% (de los casos) nosotros llegamos primero a la escena. Llegamos, verificamos que la escena esté segura. Realizamos un ‘triage’. Verificamos quien es el paciente más afectado que va a necesitar la ambulancia más rápido. Llegamos, si hay herida abierta, vendamos la herida abierta, inmovilizamos a los pacientes con collares cervicales. Tratamos de resumir el trabajo antes que llegue la ambulancia. Es decir, que llegue la ambulancia y el sangrado no esté activo”.

Por lo general, el grupo se organiza en un área contigua a la farmacia Walgreens de Barceloneta. Allí, aguardan, principalmente en las noches, por la alerta de alguna situación y salen a atenderla.

Linoshkamarie Claudio viaja en su motora. Los demás miembros del grupo van en sus autos, preparados para atender emergencias.

“Nosotros llegamos a la escena, hacemos una evaluación de la escena, damos los primeros auxilios, en lo que llega, entonces, la ambulancia y llega el demás personal. A eso nos dedicamos. Nosotros somos la primera respuesta que llega ahí, a atender a las personas, en lo que, entonces, el personal llega a la escena”, detalló la paramédico Yolimar Rodríguez.

Añadió que esta labor es beneficiosa para el pueblo, pues “somos los primeros en llegar a la escena, y podemos mantener un control, y podemos brindar un servicio en lo que llegan los demás compañeros”.

Según comentaron Del Valle y Rodríguez, en la mayoría de las ocasiones las ambulancias llegan hasta media hora después de ser solicitadas. Por ello, su impacto logra que, en los accidentes a los que acuden, se haya establecido un perímetro, se informe a las autoridades qué personal de respuesta es necesario que acuda a la escena para atenderla de manera oficial y, principalmente, estabilizan a las personas heridas.

“La mayor satisfacción es casi siempre al día después que el familiar o ellos mismos nos escriben a la página y nos dan las gracias por llegar, por haber llegado y haberle brindado esa mano amiga”, indicó Del Valle.

Por su parte, Rodríguez expuso que el incidente que más marcó su vida en este voluntariado ocurrió el pasado 3 de septiembre cuando fueron llamados a trabajar como voluntarios en el Festival de Agua Dulce de Ciales. En un instante, uno de los vehículos que participaba en una carrera de fango se accidentó, justo en el área en el que aguardaban los voluntarios para atender emergencias.

“Arrasó con todos los compañeros y pues yo fui una de las pocas que pudo quedar de pie y me tocó bregar con los compañeros. No fue fácil, porque no era cualquier particular. Eran mis compañeros”, sentenció.

El grupo ya es tan conocido en la zona de Barceloneta, Morovis, Florida y otros pueblos cercanos que hasta los contactan cuando alguna persona tiene un bajón de azúcar o necesitan cooperación para sacar una culebra de una residencia. En muchas ocasiones, estos casos son referidos a las autoridades correspondientes.

Pero, en general, Rodríguez dijo sentirse satisfecha con la oportunidad que tiene de servir de voluntaria, pese a que tiene dos trabajos como paramédico. Demarcó que lo hace, porque reconoce que hay escasez de recursos. “Eso es una realidad que no podemos tapar”, indicó.

Al final de cuentas, precisó que “para eso yo estudié, para ayudar. Para eso yo estoy aquí. Y que la gente, pues, lo pueda ver y lo pueda reconocer, pues, para uno es como que… ¡Wao! Lo hice, estoy haciendo algo bien, porque la gente lo está reconociendo”.

Una de las cosas que más le preocupa a la esposa del presidente de GEMS PR y quien es técnica de emergencias médicas, Valeria Sepúlveda, es que alguien los demande por la labor voluntaria que realizan. No obstante, el grupo dice estar motivado y dan prioridad al interés de salvar vidas.

Por su parte, la paramédico Valeria Soto, quien es de Florida y también tiene dos trabajos, indicó que se unió al grupo para ganar más experiencia.

“Me gusta ayudar. Eso fue básicamente lo que me motivó a estar aquí”, agregó.

El arecibeño Jesús Berríos, por su parte, ingresó al grupo hace dos meses, tras desarrollarse en los pasados seis años como rescatista. Su intervención en las escenas es principalmente evaluar peligros, como incendios, o abrir un vehículo, si es necesario.

“Desde chiquito, diría que siempre soñé con ser rescatista. De profesión no lo hago, pero sí lo hago de corazón y voluntario mi tiempo para el pueblo de Puerto Rico y todas las personas que lo necesiten. Mi motivación principal es que me gusta ver la felicidad en las personas al uno poder brindarle ayuda”, comentó.

Lo más que necesita este grupo para crecer es equipo para rescate, para atender las emergencias y situaciones de trauma. Es que reconocen que, cuando van a pedir ayuda, los ven muy jóvenes y los ignoran.

“Necesitamos mucha ayuda, personas que puedan aportar para que GEMS siga creciendo”, clamó Claudio.