Más allá de la retórica, amenazas de un lado y otro, así como el caudal de manipulación que acompaña a la “información” que surge desde el escenario de guerra en el Medio Oriente, expertos coincidieron en que, posiblemente, el principal efecto que pueda tener para Puerto Rico y gran parte del mundo la entrada de Estados Unidos en el conflicto entre Israel e Irán sea algún tipo de impacto económico relacionado con la producción de petróleo y gas natural de esa región, si es que Irán todavía tiene capacidad para responder de manera efectiva.

Este sábado, luego de nueve días de bombardeos entre Irán e Israel, Estados Unidos lanzó un ataque con grandes bombas de penetración antibúnkers contra instalaciones del programa nuclear iraní, que Teherán indica que solo tiene fines pacíficos, y así lo han constatado agencias internacionales, pero que Washington, Tel Aviv y otros aliados consideran puede llevar a que desarrolle y ensamble con rapidez un arma nuclear.

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Aunque el presidente Donald Trump afirmó que los principales complejos nucleares iraníes fueron “completa y totalmente destruidos”, aun no estaba del todo claro el alcance de los daños.

Tampoco está claro si Estados Unidos continuaría atacando a Irán, aunque Trump, que ordenó el ataque sin autorización del Congreso, ha advertido que habría más ataques si Teherán toma represalias contra las fuerzas estadounidenses.

Irán ha dicho que tras el ataque estadounidense ya no hay espacio para la diplomacia y advirtió que tomaría represalias. De hecho, horas después de los ataques lanzó 40 misiles contra Israel.

La escalada del conflicto ha levantado las alarmas en todo el mundo y ha renovado los llamados al diálogo y la diplomacia para buscar una solución pacífica, si bien ese escenario luce poco probable de manera inmediata.

Por ahora, sin embargo, expertos coinciden en que habrá que esperar a ver qué posible respuesta puede dar Irán, cuánto respaldo pueda recibir de terceros que simpaticen con su causa, y cuánto respaldo interno pueda tener el gobierno de Teherán.

“El ataque que realizó EE.UU., en principio, parecería ser una operación bastante quirúrgica, es decir, dirigida a unos objetivos muy específicos y a reforzar con estas superbombas los bombardeos de los días anteriores por parte de la aviación israelí. La duda aquí es cuál va a ser, más allá del cierre del Estrecho de Ormuz, que era anticipable, el golpe económico que Irán le inflige a los países de occidente cerrando ese estrecho por donde se transporta el 20% del petróleo mundial, más allá de eso, qué capacidad tenga en este momento Irán para poder responder al ataque estadounidense”, comentó el analista político Néstor Duprey, profesor de ciencias políticas del Recinto Metropolitano de la Universidad Interamericana.

Néstor Duprey
Néstor Duprey (Carlos Giusti/Staff)

Agregó que también está por ver “qué harán los países que son aliados tradicionales de Irán, más allá de Yemen”, en particular “qué actitud van a asumir los países árabes de la región”, y de igual forma es relevante considerar “la situación interna de Irán, en términos de cuán comprometido está el pueblo iraní” y si “la escalada del conflicto pueda provocar alguna turbulencia interna que obligue, por necesidad o por falta de capacidad y de respuesta del ejército iraní, a volver a la mesa de negociación”.

El analista político internacional José Rivera González, profesor de la Universidad del Sagrado Corazón, por su parte, comparte la opinión de que, luego de la sorpresa que dejó el ataque ordenado por Trump, “lo que puede ocurrir a partir de este momento va a depender de qué tipo de respuesta Irán pueda manifestar o articular”.

“Es decir, si Irán va a atacar directamente objetivos militares y diplomáticos, además de intereses de los Estados Unidos en la región, es decir, depósitos petroleros, de gas natural, porque hay muchos en la región del Golfo Pérsico, si van a bloquear navalmente el Estrecho de Ormuz, por donde pasa un tercio de las exportaciones de combustibles fósiles, petróleo y gas natural, y si todavía su red de fuerzas terceras, es decir proxis, terceros, está lo suficientemente presta a entonces articular algún tipo de ataque contra fuerzas militares estadounidenses en Siria, en Irak, la base aérea de los Estados Unidos en Qatar, la base naval en Baréin y las tropas estadounidenses que se encuentran en distintos puntos de la región. Claro, eso también implicaría una respuesta contundente de parte de los Estados Unidos”, explicó.

Rivera, sin embargo, opina que, en términos del apoyo que pueda recibir Irán de terceros para movilizar la región, “ya no tienen muchas opciones”, pues “los hutíes en Yemen han sido neutralizados parcialmente por los bombardeos estadounidenses en ese país”, y “Hamás en Gaza y Hezbolá en el Líbano, ya han sido totalmente neutralizados militarmente hablando”. Agregó que, si va a venir algún tipo de asistencia de terceros, sería “posiblemente de milicias chiíes en Irak, particularmente Kataib Hezbolá”, que intenten lanzar ataques contra las tropas estadounidenses en esa nación.

Agregó que la otra opción para Irán es “tratar de salvar cara y responder a la exhortación que le hace Estados Unidos, aun en condición de desventaja para los iraníes, de sentarse en la mesa de las negociaciones y tratar de formular algún tipo de fin de las hostilidades”.

Estados Unidos advirtió que volverá a actuar si Irán cumple su amenaza de responder.

Duprey sostuvo que las próximas 24 a 48 horas serían importantes en términos de ver cómo se desarrolla la “solidaridad con Irán” a través del mundo islámico, y qué elementos podría introducir al conflicto.

Esas acciones podrían incluir “desde ataques directos a instalaciones militares estadounidenses en el Medio Oriente; desde acciones militares de países y grupos, pienso en Yemen, los hutíes yemeníes, pienso en Hezbolá y otros grupos, contra objetivos estadounidenses en la región; y obviamente acciones de lobos solitarios en Europa, en las principales capitales europeas, en las ciudades norteamericanas”. Asimismo, podría haber acciones más allá de la guerra convencional, como ataques cibernéticos o a objetivos económicos.

“Y por eso digo que la respuesta iraní tiene distintos niveles y va a depender de cuán ‘efectiva’ sea esa respuesta iraní en las próximas horas, y si tiene el régimen y el ejército iraní la capacidad de responder. Porque me parece que aquí, más allá de la retórica, esta película la hemos visto ya. La vimos con Irak y Saddam Hussein, la vimos aquí en América Latina, con (Manuel) Noriega en Panamá. O sea, una cosa es la retórica y otra cosa es la capacidad que usted tenga para responder a operaciones militares quirúrgicas como esta o a un despliegue militar mucho más amplio de los Estados Unidos y los países europeos en el Medio Oriente, que tienen la capacidad para hacerlo en cuestión de horas”, acotó Duprey.

De hecho, esa capacidad de respuesta de Irán ha quedado en entredicho con este ataque de Estados Unidos, “y más aún luego de la ronda de ataques de la aviación israelí”.

“Yo creo que eso es algo que no sabemos. Aquí el control de la información por ambas partes impide tener una prognosis bastante objetiva de cuán diezmados están los ejércitos en este momento. Pero daría la impresión de que el ejército iraní, el programa nuclear iraní ha sufrido mucho daño y que eso puede tener un efecto en la cohesión interna del régimen para poder responder a una ofensiva de esta naturaleza”, sostuvo.

También está por ver qué postura adopten otras potencias como Rusia y China, aunque los expertos consideran que probablemente ninguna de las dos entraría directamente al conflicto de manera inmediata.

“Cualquier respuesta por parte de Moscú o de Pekíng (Beijing) vendrá en múltiples formas, pero no necesariamente de manera directa” sostuvo Rivera, explicando que, en el caso de Rusia “no creo que haya mucho que puedan hacer” ya que “está dedicando el grueso de sus fuerzas militares y estratégicas a la guerra en Ucrania” al tiempo que está sintiendo el impacto de las sanciones económicas. Por otro lado, luego de apoyar militarmente al expresidente en la guerra civil de Siria al expresidente Bashar al Assad “para tratar de neutralizar las fuerzas rebeldes”, y lograrlo, comoquiera eventualmente fue derrocado.

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En cuanto a China, explicó que “sus movidas militares agresivas siempre han sido en el entorno inmediato a su territorio, es decir, con respecto a Taiwán, con respecto al Mar de China Meridional, que ellos lo consideran una especie de laguna privada, y obviamente un poco de rigidez hacia Japón y Corea del Sur”, pero evitan involucrarse en conflictos en el Medio Oriente, de manera que sus acciones probablemente no vayan más allá de algún tipo de condena, exhortación, o alguna resolución ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

“Creo que hay un ‘consenso’ en las últimas horas de que, en la medida que esto sea una operación limitada, y que no escale por parte de los Estados Unidos y de Israel, yo no veo a las otras grandes potencias, Rusia y China, entrando al conflicto. Ahora, si esto escalara a otra dimensión y hubiese una tentativa de intentar un cambio de régimen en Irán que es algo que está por ahí también en la trastienda, pues yo no descartaría que entonces el papel de estos países que han sido aliados de Irán sea otro”, opinó Duprey, agregando que también es importante el papel que pueda jugar Turquía, una potencia regional con uno de los ejércitos más poderosos del mundo y que socioculturalmente es parte del mundo islámico.

Por otro lado, los profesores coincidieron en que una de las principales armas de Irán podría ser atacar la producción y transporte de petróleo y gas natural en el Golfo Pérsico, lo que tendría un gran impacto en la economía mundial, tal como ha sucedido en guerras anteriores en esa zona.

Irán tiene un arma de destrucción masiva a nivel económico, que es el control del principal pasaje por donde se transporta una gran cantidad del crudo que consumen los países europeos y Estados Unidos, que es el Estrecho de Ormuz. Irán controla ese puerto, su parlamento acaba de aprobar cerrarlo, bastaría que el Consejo Revolucionario de Irán ratifique esa decisión, y sería una política de sanción económica de Irán a los países occidentales por su respaldo a las acciones israelíes y ahora la acción de Estados Unidos”, explicó Duprey.

Rivera comentó que, si bien “hay dudas sobre las capacidades navales de Irán, lo cierto es que pudieran hacer más o menos lo mismo que hacen los hutíes en Yemen, y en el Golfo de Adén y el Mar Rojo, que es tirar bombas y sabotear navíos petroleros y de gas natural que salen del Golfo Pérsico, más allá de un bloqueo naval, que posiblemente los Estados Unidos podrían neutralizarlo de manera efectiva con las fuerzas navales y expedicionarias que tiene allí”. Explicó que podrían optar por “no atacar soldados estadounidenses para no provocar una respuesta directa de los Estados Unidos, pero sí pueden atacar facilidades petroleras, facilidades de gas natural, y crean entonces una enorme crisis”.

De hecho, también coincidieron en que ese encarecimiento de precios de los combustibles, y los trastoques económicos subsiguientes, con toda probabilidad sean el principal efecto que vea Puerto Rico como consecuencia de la guerra, más allá del hecho de que pueda haber militares boricuas en la zona de conflicto que resulten directamente impactados.

Rivera indicó que, aunque no sea un impacto directo, “puede ser un golpe contundente” pues “la Isla y los puertorriqueños dependemos del recurso energético, particularmente de combustibles fósiles, para energizar nuestra economía”.

“Definitivamente, el encarecimiento del precio de la gasolina, el encarecimiento de otros artículos… Por eso es que digo aquí la llave es cuál sea la respuesta iraní, cuál sea la capacidad de responder, y en qué medida otros países a ambos lados del conflicto comienzan a actuar. Hablo de Rusia, hablo de los países de Europa, hablo de inclusive países de América Latina que han tenido una relación económica con Irán muy sólida como es Venezuela. Es un panorama bien complicado, no tenemos claro cuál puede ser la evolución”, insistió Duprey.

“Podríamos vernos en una situación muy parecida a la crisis de los años 70 que encareció el costo de vida, pero todavía no estamos ahí, todavía no estamos en ese punto”.

“Aparte de esto, hay razones para preocuparse, los puertorriqueños sirven en todas las ramas de las fuerzas armadas de los Estados Unidos, y creo que todo puertorriqueño y puertorriqueña tiene alguno que otro familiar en el Army, en el Navy, en los Marines, en el Air Force, incluso en los guardacostas, y eso es una fuente de preocupación”, añadió Rivera.

“Y claro, aquellos puertorriqueños que son viajantes, pues posiblemente deberían repensar sus planes de viaje hacia Europa y África, pero especialmente al Medio Oriente. Como sabemos muchos puertorriqueños van a Jerusalén a ver sitios religiosos, algunos terminan en Jordania para ver la iglesia tallada en piedra en Petra, o van a Egipto, pues quizás este verano no sea un buen momento para hacer planes de viaje a esa región en específico dada la enorme inestabilidad”, recomendó.