No son el típico club de fiebrús de los autos.

Su “fiebre” es otra. La Familia Jeep Club, como bien dice su nombre, es una hermandad unida que no solo se reúne una vez por semana debido a su afición a los Jeeps, sino también por el deseo de ayudar al prójimo y fomentar el vínculo familiar.

“Hace tres años, cuando establecimos el club oficialmente, tuvimos la oportunidad de ayudar a una niña de Luquillo que sufría de espina bífida y necesitaba una silla de ruedas. La mamá se nos acercó para pedir que la ayudáramos a recolectar el dinero y así lo hicimos. Logramos levantar el dinero y comprarle la silla a la nena”, explica Otilio González, fundador y presidente de “los Jeeperos de Fajardo”, como también se les conoce, para ejemplificar la labor que realizan. “Fue tremenda satisfacción poder ayudar a la niña y creo que ahí nació nuestro compromiso”, añade.

La imagen de los jeeperos recolectando fondos o ayudando a quien así lo necesite ya se ha convertido en un emblema de la región este de la Isla.

Tanto es así que este año el alcalde de Fajardo, Aníbal Meléndez, le dedicó al grupo las fiestas patronales de ese pueblo y proclamó la última semana de marzo como la semana de la Familia Jeep Club en ese municipio.

Y es que, desde sus humildes comienzos en el 2009, cuando apenas eran 12 socios, la idea de convertir al club en algo más estuvo presente.

“Esto es una familia. La misión de nosotros es una sin fines de lucro para disfrutar en familia y dar la milla extra para ayudar a la sociedad. Siempre tuvimos eso claro”, señala González.

El lazo fraternal que une a estos jeeperos es tan fuerte que quedó evidenciado cuando uno de sus miembros tuvo que enfrentar uno de los peores momentos de su vida.

Víctor Torres, padre de Yexeira Torres Pacheco –la joven bailarina desaparecida en octubre del año pasado y cuyo paradero aún se desconoce–, es miembro del club desde sus inicios. Don Víctor, junto con sus hermanos del club de Jeeps han protagonizado varias de las búsquedas hechas en la zona para dar con el paradero de la joven de 24 años.

“Víctor es uno de nuestros miembros y, cuando le tocó enfrentar esa tragedia, estuvimos con él. Cuando se mencionaba en las noticias que un grupo con Jeeps hacia las búsquedas para encontrar a Yexeira, éramos nosotros”, dice González.

“La última búsqueda que hicimos fue en la playa Los Machos, porque habían salido unas confidencias de que supuestamente estaba allí, pero no encontramos nada. Víctor sabe que estamos con él 100% y que haremos todas las búsquedas que sean necesarias”, añade.

“El mejor club”

Moraima García, quien fue la primera fémina en formar parte del colectivo, viaja desde Juncos para reunirse con sus compañeros en Fajardo. Asegura que la organización del club y su compromiso social son lo que la trae desde tan lejos. “Cerca de mi casa tengo como cuatro clubes de Jeeps, pero viajo hasta Fajardo porque este es el mejor club”, sostiene García, quien trabaja como oficial administrativa en un banco de la capital.

Para García, su experiencia como parte del club en las cruzadas para ayudar a la comunidad en la zona le ha hecho reflexionar acerca de la importancia de esa colectividad.

“Haber participado en una recolecta para ayudar a los damnificados del terremoto de Haití en el 2010 fue una gran experiencia para mí porque sentí que era parte de algo mucho más importante, a la vez que le damos el ejemplo a los más jóvenes”, menciona.

“Nosotros no tocamos el dinero de las colectas. Hacemos la convocatoria por las calles y entonces los que hacen la recolecta se encargan de recoger el dinero. No nos lucramos de esto, cada uno de nosotros tiene su trabajo y no lo hacemos ni por reconocimiento personal ni por dinero”, sostiene García, quien especifica que el grupo de jeeperos está conformado por profesionales como policías, empleados gubernamentales, altos ejecutivos de la empresa privada y militares.

“La gente piensa que los jeeperos solo se agrupan para fiestear y hablar de carros, pero nosotros somos mucho más. Aquí todos somos profesionales comprometidos con la comunidad”, acota García.

Para pertenecer al club es necesario ser dueño de un Jeep de los modelos CJ7, CJ5, Wrangler o Willie. No hay cuota de entrada, los uniformes son provistos por el mismo club y las actividades familiares son libres de costo. Los fondos se recogen a través de servicios ofrecidos como escoltas a bodas, quinceañeros y a través del show anual conocido como El jeepetazo del este.