Otro día, disfrutando de la cultura y belleza de Japón, además de la gentileza de su gente. También la de nuestros hermanos latinos que se han insertado en la vida y cultura japonesa.

Sábado 23 de mayo - 11 a.m.

Llegamos tarde en la mañana del sábado a Mishima para ofrecer dos presentaciones, donde ya nos esperaban con el almuerzo y otras atenciones. La presentación fue muy concurrida y animada, Se formó el baile. Fue un "party" seco, pero muy alegre. Al atardecer tuvimos otra exitosa presentación donde nuestro amigo Francisco volvió a su más preciada interpretación: "Boricua en la Luna". No paran de sorprendernos en las calles personas que nos reconocen, ya sea por las presentaciones, la promoción o lo que han escuchado en la radio local sobre nuestra Tuna.

La cultura japonesa es riquísima en vestimenta, música y otras artes. En estos días, la ciudad de Mishima está de ferias. El éxito que estamos teniendo pide a  Baco (dios del vino) líquido para mojarlo. La noche en Mishima nos reunió saboreando líquido de Dioses para refrescar nuestras gargantas maltratadas. También aprovechamos algunos para conocer la ciudad y las oportunidades de diversión que ésta ofrecía (¿verdad que sí Tali?). No es fácil visitar una ciudad donde se te hace difícil hasta entender las señales de tránsito, pero esto lo hace interesante.

Domingo 24 de mayo - 1 p.m.

De Mishima a Atami nuevamente.

La ciudad de Atami nos espera y por ahí vamos. No se puede ver a Japón si no vemos a las Geishas. Tremendo espectáculo el que presenciamos. Luego, muy gentiles como todos los japoneses, nos permitieron tomar cuantas fotos deseamos.

Es un domingo muy lluvioso, pero no nos detenemos. Venimos a traerle nuestra cultura y vivencias, también a conocer y disfrutar esta preciosa cultura  y esta hermosa tierra, donde el pescado y demás mariscos adornan las mesas y los estantes de los comercios de comestibles .Tomamos el funicular y subimos a la montaña, desde donde apreciamos las bellezas naturales y arquitectónicas de Atami. Arriba está el museo del sexo y el castillo de Atami. Curiosamente, no es un castillo real, sino que fue fabricado por la municipalidad para atraer el turismo. Arriba posee una vista impresionante de la ciudad de Atami. No nos podíamos marchar de allí sin visitarlos  y nos dimos a la tarea. Valió la pena; recopilamos las mejores vistas de la ciudad de Atami.

No confundan el tamaño ni el aspecto físico con la fortaleza de nuestros tunos. Decidimos medir fuerzas aprovechando unos equipos en el área del museo, preparados para medir la fuerza de cada visitante. Los japoneses son muy creativos en sus juegos y maneras de divertirse. Felicitaciones Woody, el más delgado del grupo y el más fuerte. Ahora te toca cargar las maletas, los instrumentos, la bandera, el bajo, los discos, las cervezas y hasta la vergüenza del grupo.

8 p.m.

Nos preparamos con nuestro uniforme de spa nuevamente. Visitamos los baños termales. Disfrutar de los baños de sulfuro en sus espacios perfectamente preparados es una experiencia excepcional. Uno de los distintivos de la ciudad de Atami en Japón son estos nabos. La cultura japonesa disfruta mucho limpiando las impurezas del cuerpo en el sauna, además de aliviar el estrés. Y por mi experiencia, ¡de qué manera! No podíamos hacer menos. El centro del spa visitado resultó excelente: piscinas diseñadas para recibir masajes en todos los músculos del cuerpo y cuando digo todos, son todos. Sólo era moverse de una del área lumbar a otra para piernas, cuello, etc. Todavía estoy disfrutando de la relajación. Es increíble. Salimos muy relajados y listos para nuestro próximo compromiso musical en la universidad de Atami.

10 p.m.

Llueve mucho. Vamos al domino, a beber del jugo de los dioses y al sueño. Un pequeño grupo se separó del grupo principal e  intentó recorrer de noche la ciudad, pero las calles son tan calmadas y más un domingo por la noche. Nos sorprendió verlos de vuelta al hotel en 15 minutos. Estamos guardando energías para nuestra travesía que recorrerá las ciudades de Osaka, Hiroshima y Tokyo. Para llevar nuestra música y alegría, ¡qué orgullo!