En el corazón de Santurce, en una edificación de varias décadas pero muy bien conservada, florece la Casa Dominicana, un centro cultural que ofrece un sinnúmero de servicios a la gente, bajo la mirada y filosofía hostosiana de hermandad y solidaridad que impulsa el ingeniero civil Francisco Edmundo Ramírez Castillo, a quien todos conocen por el apodo de Pachín.

La antigua escuela Gautier Benítez es ahora un lugar que cuenta con dos bibliotecas electrónicas y una infantil, un salón para tomar clases para adquirir la ciudadanía estadounidense, otro salón para clases de artes y manualidades, espacios para exposiciones y muestras de arte, otro salón donde se ofrecen servicios de acupuntura gratuitos, y uno más a tono con estos tiempos de pandemia, donde se están ofreciendo los servicios de vacunación contra el COVID-19 a cualquier persona, independientemente de su estatus migratorio.

“Todos los servicios, todos, ninguno excluido, son totalmente gratis para las comunidades”, afirmó el ingeniero.

“Tenemos ese salón de acupuntura donde usted viene e, independientemente de su condición social, económica, política, se le apunta y se le da el servicio con doctores prácticos en acupuntura. Se le da la acupuntura que usted necesita dependiendo de la dolencia que usted tenga. Eso es totalmente gratis”, comentó.

“Tenemos un salón donde se da clases de ciudadanía. En ese salón vienen de todas las nacionalidades a recibir las clases para prepararse, coger el examen de ciudadanía y tener el derecho que tiene el ciudadano norteamericano en Puerto Rico”, agregó, destacando que más de 300 personas de diferentes países han logrado su ciudadanía tras pasar por ese salón.

“También tenemos un salón que es un grupo de jóvenes que vienen los sábados y los domingos, a trabajar en artes manuales, con dictografías, con sistemas de figuras emblemáticas en camisetas, todo lo que se llame arte manual también se da en ese salón”, indicó.

Además, tienen las bibliotecas electrónicas “con todas las computadoras necesarias para los estudiantes que lleguen y otras personas que lleguen a buscar información”, la biblioteca infantil y la biblioteca de libros en la que “usted se puede llevar el libro que usted desea y puede traer el libro que usted entienda que ha leído y releído y lo puede traer a la Casa Dominicana y depositarlo en esos estantes. Es un sistema de biblioteca transital, como se llama, en el cual el ciudadano aporta y recibe un libro”.

Y además hay un área de juegos para niños pequeños en el patio central, donde los padres pueden dejar a sus hijos jugando y pueden ir a la biblioteca a atender sus asuntos, incluyendo un servicio de copias, gratis, para documentos como puede ser el certificado de buena conducta de la Policía.

Pachín, un inmigrante dominicano con más de 50 años ya en Puerto Rico, asegura ser “simplemente un ser humano de sensibilidad social, que le gusta la cultura, que entiendo que nunca he hecho lo mal hecho, y que puedo ser ejemplo para mis conciudadanos y para todas las comunidades. Ese es simplemente Pachín”.

Cree que precisamente por ser esa clase de persona fue que le sorprendieron y le entregaron las llaves cuando fue inaugurada hace seis años, “y hasta hoy soy el que manejo la Casa Dominicana”, como presidente de su junta de directores.

“Con mucho gusto acepté el reto y no he dejado de venir prácticamente ni un día a la Casa Dominicana. Vengo todos los días, estoy hasta por la noche a veces, vengo a las actividades de sábado y domingo”, dijo Pachín, con evidente orgullo.

“Es hermoso ver el uso que se le da a la casa dominicana, porque todas las organizaciones sociales, todas, sin sacar a ninguna, que nos piden las facilidades de la Casa Dominicana, nunca se le ha negado a ninguna. Vienen y hacen sus actividades los sábados, los domingos, en el día, en la noche. Pero básicamente ese sentido social es el que alimenta el espíritu”, afirmó Pachín.

Reiteró que, aunque se llama Casa Dominicana, “es un centro cultural para todos; aquí vienen cubanos, argentinos, chinos. Ahora mismo le vamos a dar a la comunidad china uno de los salones para que ellos lleven actividades de su colonia china, que es bien amplia y bien aportadora al desarrollo económico de Puerto Rico, y allí van a dar clases de mandarín”.

“Esto es la casa de todos y tiene todos los servicios. Es una cosa hermosa y llena a uno de satisfacción, porque hemos podido atender a más de 300,000 personas en los últimos seis años. Es una buena cantidad de personas a las cuales les hemos podido llevar cierto sentido de cultura, de responsabilidad social”, insistió sonriendo el ingeniero Pachín.