Un misterio la base de Guantánamo

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 18 años.
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Base naval GUANTÁNAMO, Cuba.- La interminable verja de serpentina y las torres de observación de los campos de detención contrastaban diametralmente ayer con los almuerzos de Acción de Gracias que se sirvieron alrededor de la base militar ubicada en el último país comunista del hemisferio occidental.
Doscientos setenta y cinco guardias nacionales puertorriqueños estuvieron entre los celebrantes y disfrutaron de una alegría adicional: la visita del ayudante general David Carrión Baralt.
Tras múltiples rejas permanecen encarcelados 330 insurgentes que el Gobierno federal ha clasificado como “combatientes enemigos” y que han sido detenidos en diferentes países, muchos del Oriente Medio, como parte de la campaña anti terrorista del presidente George W. Bush.
Ante todas las críticas por violaciones a los derechos humanos a que han sido sujetos los campos de detención desde que fueron construidos a principios del 2002, el Gobierno federal ha decidido permitir la entrada de cientos de periodistas a la base en lo que va del año. Una decisión del Tribunal Supremo de Estados Unidos también facilitó la entrada de abogados que intentan representar a los detenidos ante tribunales civiles.
No obstante la secretividad con que los militares operan, los campos continúan levantando interrogantes sobre el trato que reciben los prisioneros por parte de los soldados.
El comandante de la base de Guantánamo, el general de brigada Cameron A. Crawford, señaló ayer que los interrogatorios a los detenidos componen una parte integral de las operaciones de los campos de detención, e insistió en que el Gobierno de Estados Unidos no ha violado leyes internacionales durante estas controversiales sesiones.
“Toda alegación de abuso contra un detenido es investigada y te puedo decir que no hay ni un caso documentado de un detenido que ha sido objeto de maltrato o tortura”, sostuvo Crawford, quien personalmente atendió a un grupo de periodistas de Puerto Rico que fueron invitados a acompañar a Carrión Baralt en la visita de varias horas a la base.
Incluso, Crawford señaló que Guantámo se ha convertido en la instalación “más transparente a nivel mundial”, a pesar de que la mayoría de los soldados destacados allí nunca han visto personalmente a ninguno de los detenidos. Los militares también han intentado monitorear las visitas de los abogados a sus clientes.
Por razones de seguridad, los militares prohíben que se tomen imágenes de la base y de los campamentos bajo la alegación de que podrían atentar contra la seguridad nacional.
Lejos de los detenidos
Los cerca de 275 guardias nacionales puertorriqueños que están en Guantánamo fueron movilizados a la base hace nueve meses para realizar funciones administrativas, así como para reforzar las medidas de seguridad en las inmediaciones de los campamentos, pero sólo conocen de los detenidos de la información que les ha sido provista por sus superiores.
“Estamos en una sociedad que permite la libre opinión y no todo el mundo está de acuerdo de lo que ocurre en el centro de detención, pero entiendo que las críticas han ido disminuyendo de una manera sustancial. Independientemente de la operación, hoy es un día para dar gracias y por muchas razones. No creo que haya una contradicción en ese sentido”, sostuvo el coronel Carrión Baralt, quien acompañó a los periodistas durante el recorrido de la base.
Los campos de detención de Guantánamo han recibido cerca de 700 supuestos insurgentes y se han repatriado a unos 420 a cerca de 16 países, como Albania, Afganistán, Australia, Francia y Arabia Saudita. Los militares aseguran la existencia de una red de Al-Qaida en sus campos de detención.
“Es bien fácil criticar sin presentar un plan”, opinó el teniente coronel del Ejército Edward Bush.