Ponce. Domingo González Mari se había dado ya por vencido tras pasar otro año sin recibir ayuda para reparar su casita en la comunidad Playa de Ponce.

El hombre de 78 años, quien trabajó por muchos años como conductor de camiones, se había acostumbrado a dormir con ocho baldes dentro de su habitación para recoger el agua cuando llueve, pues el huracán María arrasó con parte del techo de la maltrecha estructura donde reside hace más de medio siglo.

“Yo pasé María en casa de mi hija, porque la casa se moja muchísimo… es de madera y cartón. Fui al otro día creyendo que la casa no estaba y todavía estaba ahí”, recordó el septuagenario, quien reside solo en la misma casa donde vivió por años junto a su fenecida madre.

Explicó que requirió ayuda de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA), pero solo le aprobaron $1,600. “FEMA me dio un cheque de $1,600, pero con eso no he podido arreglar el techo de la casa, porque me cobran más que eso con la mano de obra. Pues, nunca gasté los chavos y el día que me los pidan los tengo allí”, sostuvo.

Pero una buena noticia cambió su lamento en esperanza cuando menos lo imaginaba.

“Estaba limpiando el patio la semana pasada cuando aparecieron como 10 personas buscándome y me dijeron que me iban a arreglar el techo. Rápido pensé, ‘Señor, que sea verdad, que me lo arreglen’ “, confesó.

“Esa fue la sorpresa más grande, cuando esa gente me dijo que me iban a arreglar el techo empezando el año. Todavía estoy que no lo creo”, dijo aún asombrado.

Los samaritanos

Pero, ¿quiénes eran los mensajeros de buena voluntad? ¿Por qué llegaron de la nada para cumplir el deseo de este adulto mayor?

Se trata de la Fundación Azriel, dirigida por el pastor Héctor Delgado, antes conocido como “El Father”, quienes llevan varios años dándole la mano a los necesitados, especialmente después del paso del ciclón en septiembre de 2017.

Los filántropos lograron un acuerdo colaborativo con la Oficina de Desarrollo Económico y Comunitario (Odsec) para reparar una decena de viviendas en la Ciudad Señorial que se afectaron con los poderosos vientos del huracán.

“Llegamos a un acuerdo colaborativo donde ellos nos darán una ayuda. Ya identificamos las 10 familias a las que les vamos a reparar los techos, casi todos en La Playa de Ponce, que desde el huracán María hasta ahora están viviendo en sus residencias en condiciones infrahumanas, con techos azules todavía”, explicó Wilfredo Camerón Santiago, director operacional de la organización sin fines pecuniarios.

“Estas personas no cualificaron para ayuda federal… sabes que en FEMA, si no tenías título de propiedad, se limitaban. Imagínate, son más de tres años viviendo en esas condiciones. Cuando fui al lugar fue un momento bien emotivo que hasta me tuve que salir porque se me salieron las lágrimas”, agregó.

Según Camerón Santiago, los trabajos iniciarán mañana y, en algunos casos, repararán la estructura completa. Sin embargo, esperan entregar las viviendas impactadas a finales de ese mismo mes.

“Hay demasiada necesidad. En algunos casos hay que tumbar el techo, recoger los escombros, botarlos en el vertedero. También hay que identificar un lugar en donde estas familias puedan pernoctar en lo que reparamos sus viviendas”, destacó al mencionar que la fundación se encargará de la parte operacional del proyecto, incluyendo mano de obra.

Así que tanto Domingo como otras nueve familias ponceñas recibieron, quizás, uno de los mejores regalos en medio de la pandemia del COVID-19, los terremotos del 2020 y la secuela del huracán.

“Es que esta es mi casa y aunque mi hija y mi hijo me buscan porque yo padezco de fatiga y tengo marcapaso, no me quiero ir de aquí. Yo siempre he vivido la casa. Ahí murió mi mamá y yo cuando muera, quiero morir en La Playa de Ponce”, sostuvo González Mari.