Son tres jóvenes, entre las edades de 25 a 30 años, que tienen como meta demostrar que Loíza no es sinónimo de criminalidad y que, por el contrario, este pueblo es música, cultura y amistad.

La misión que se impusieron Luis “Gury” Laureano, de 28 años; Anthony Matos, de 25, y Jesús Dávila, también de 25, se hizo realidad con la creación del espacio Yo soy de la L, en Facebook.

Son muchos los loiceños que coinciden en que cada vez que se oye hablar de este pueblo es común escuchar palabras como “asesinatos”, “delitos” o la llamada “ola criminal”, como si eso fuera lo único que ocurre allí.

Laureano, vecino del sector Jobos, aceptó que está harto de que se estigmatice a su tierra natal de esa forma.

“(La criminalidad en Loíza) es una realidad con la que hay que trabajar, pero está afectando a todo Puerto Rico y hay una imagen errónea”, dijo Laureano, empleado de seguridad en un hospital.

Ante esa realidad, se dio a la tarea de crear el espacio Yo soy de la L, que administra junto con Anthony y Jesús.

La idea surgió cuando Laureano, que administra varias fan pages de negocios familiares y hobbies, empezó a inventarse un logo del símbolo de la L (el dedo índice y el pulgar formando una L). “Un día dije: ‘Voy a hacer un fan page de Loíza’ Y, si tú ves, en dos meses se ha propagado más el orgullo y todo el mundo está activao con Yo soy de la L”, contó Laureano.

“(Dije) vamos a hacer un fan page donde resaltemos lo positivo y sirva de foro para talentos nuevos, lo que la gente conoce de Loíza es los Ayala, pero no saben quiénes son los Seis del Barrio u otros grupos de bomba nuevos”, añadió.

Laureano creó el espacio en agosto y ya sobrepasa los 1,500 seguidores. “Yo sé que el loiceño es orgulloso, pero no creí que (la fan page) se iba a volver tan popular y tan rápido”, señaló.

Nadie sabe con certeza de dónde salió el símbolo de la L. Sin embargo, el símbolo ya es bien popular entre los loiceños.

Ya son un movimiento

En Yo soy la L, los administradores publican datos interesantes de Loíza, de su pasado y presente, con el propósito de educar. “Tratamos de que sea atractivo a los jóvenes para que se interesen y opinen”, dijo Matos, quien estudia artes gráficas y es fotógrafo.

Aparte de postear información, noticias, fotos, datos curiosos y vídeos de talentos nuevos, tienen un álbum en el que colocan fotos de los usuarios haciendo la señal de la L.

Hay desde niños, familias, empleados en sus horas laborables hasta artistas, entre otros.

Todo el material que les hacen llegar a los administradores es enviada por correo electrónico y, según dicen, tienen criterios cuidadosos, como no incluir temas sensitivos como la política o la religión.

Todo, absolutamente todo, es sobre Loíza y su gente.

Yo soy de la L ya no es sólo un espacio en la popular red social. Es un movimiento, una iniciativa. Ése, precisamente, es el norte de sus creadores.

Ya han mandado a hacer camisetas con el logo y han recibido acercamientos de otros grupos cívicos de Loíza, como la organización de base feminista Taller Salud, que les entregó al trío de jóvenes unas propuestas para ser evaluadas sobre cómo mejorar la calidad de vida de Loíza.

También aseguran que les gustaría involucrarse más en las comunidades, hacer crecer el movimiento y ser voluntarios en dondequiera que hagan falta, ya sea recogiendo basura o llevando mensajes a las comunidades, dijeron.

Quieren romper esquemas

Que la gente sienta orgullo de sus raíces es una de las principales metas de este trío de amigos.

“Nosotros estamos superorgullosos del trabajo que hemos hecho”, sostuvo Matos. Sin embargo, lamentó que “desde niño vi que la gente decía ‘yo soy de Carolina’ siendo de Loíza, por miedo al discrimen. Yo siempre voy sin miedo a que me juzguen porque hasta en los résumés tú ves que la gente dice: ‘¿Loíza?’ Y deciden no mirar el contenido del résumé ni el trabajo de uno”.

Matos dice que dentro de su propio pueblo ha visto cómo los propios loiceños se marginan porque piensan en el qué dirán (del pueblo). Por eso, insta a todos sus compueblanos a que rompan con sus propios prejuicios y se sientan en la libertad de gritar cuán orgullosos están de ser de la L.