“A mí me da tristeza en el sentido de que mi mamá a veces deja de comer para dárnoslo. Es triste… es difícil ir a la nevera, y ver la nevera vacía. Tú con un deseo de comer. Y, pues, a veces no hay comida para toda la semana, porque a veces no nos da”, afirmó, con la voz entrecortada, la estudiante universitaria Dayana Camacho Fontánez.

La joven sostuvo que vive con su mamá y un hermano en un hogar que recibe al mes apenas $300 del Programa de Ayuda Nutricional (PAN), cifra que aseguró no les alcanza ni siquiera haciendo compras en el área de Coamo, de donde proviene la familia, aprovechando que los precios allí son en general más bajos que los de la zona metropolitana de San Juan.

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Su dramático testimonio fue apenas uno de los varios que pudo escuchar este lunes el comisionado residente en Washington, Pablo José Hernández, como parte de una visita que hizo al Banco de Alimentos de Puerto Rico, que incluyó una mesa redonda con participantes del PAN, estudiantes, y organizaciones sin fines de lucro que distribuyen alimentos, entre otros.

Durante el intercambio con esas personas, Hernández escuchó sus testimonios sobre la inseguridad alimentaria que enfrentan a diario, y aseguró que se los llevaría consigo para transmitirlos ante el Congreso, en aras de que contribuyan a impulsar el cambio de PAN a SNAP (Programa de Asistencia Nutricional Suplementario).

Además de escuchar a Camacho Fontánez, también prestó oídos a líderes comunitarios y de organizaciones sin fines de lucro y con base de fe que describieron como cada vez son más largas las filas de personas que acuden a recibir alimentos, incluyendo a un creciente número de envejecientes que, en palabras de María Torres, líder comunitaria directora de la Asociación Pro Juventud, “se refugian en las organizaciones sin fines de lucro, en las iglesias, porque allí seguro, seguro van a conseguir algo de comer”.

Igualmente, otros estudiantes universitarios y organizaciones hablaron de la dificultad que viven a diario muchos alumnos para alimentarse, y cómo muchos se las tienen que arreglar con apenas un sándwich para todo el día, o sobreviven con la asistencia que proveen algunas organizaciones, lo cual acaba impactando negativamente sus estudios.

Asimismo, escuchó a Urayoán Silva, presidente de la organización Fe Que Transforma, en Vieques, donde, según describió, a los problemas de alza de precios de alimentos que describían otros participantes, “tenemos cerca de 36% a 45% más del costo de alimentos de la norma en Puerto Rico”, y en consecuencia, con lo que recibe una persona promedio participante del PAN para el mes, allí “normalmente puede alimentarse entre 14 a 16 días. Eso es lo que le da”.

Ada Laureano, profesora universitaria, pastora en Caguas y nutricionista “con casi 50 años de experiencia” que ha diseñado la canasta básica para Puerto Rico en 2010 y 2019, aportó el dato de que, en base a los números que estaban dando allí los participantes del PAN, la diferencia entre lo que recibían para esa última revisión de 2019 y lo que reciben ahora es de 45% de aumento, “pero los alimentos están en un aumento de un 70%, según lo que me están diciendo. Se dan cuenta que el dinero no les da”.

Pablo José Hernández, comisionado residente
Pablo José Hernández, comisionado residente (Suministrada)

Explica los cambios

El comisionado residente, por su parte, aprovechó para transmitir al grupo los beneficios que conllevaría ese cambio del PAN al SNAP que están buscando que apruebe el gobierno federal, entre los que resaltó que “aumentaría el beneficio total que recibe la gente; aumentaría los topes de ingreso de modo que más gente pueda trabajar y seguir siendo elegible para el programa; incluiría el programa de ‘Disaster SNAP’ que aumentaría los beneficios en caso de desastre natural, cosa que no ocurre ahora mismo sin autorización del Congreso; el beneficio individual no se afectaría por cuánta gente hay en el programa, que es lo que sucede ahora. Así que esos son varios de los cambios que serían positivos para la gente que recibe el programa hoy en día”.

Terminado el encuentro con el grupo de personas que expuso sus experiencias con el PAN, y la situación de inseguridad alimentaria que viven tantas personas en la Isla, Hernández indicó que “el propósito de esta reunión fue recopilar historias para luego llevar a Washington y transmitir la urgencia, la necesidad que tiene para Puerto Rico erradicar el hambre mediante programas como el programa de SNAP”.

“Y tuvimos la oportunidad de escuchar historias conmovedoras y reales de lo que se sufre diariamente en nuestro país, de niños que en la escuela recogen las sobras de los alimentos de sus compañeros para llevarlos a sus hogares para que sus familias tengan que comer; de familias a quienes los fondos del PAN solamente le provee suficientes recursos para alimentarse por una semana; de estudiantes que van a la universidad y que solamente se alimentan con un sándwich por la mañana y la expectativa de que eso les rinda por el resto del día; de estudiantes que trabajan dos o tres trabajos para poder alimentarse mientras estudian, pero que entonces no tienen el tiempo para ser exitosos en sus estudios”, comentó.

“Esas son las historias que me llevaré a Washington… para erradicar esta injusticia social en Puerto Rico, y para que podamos transicionar de una vez y por todas del programa del PAN al programa de SNAP”, agregó.

A preguntas de la prensa, el comisionado residente indicó que mantienen comunicación con los líderes republicanos y demócratas del comité con jurisdicción en el tema de la transición de los programas y que continuarán presionando para que se atienda el proyecto de ley que facilitaría el cambio y sumando coauspicios legisladores republicanos y demócratas, buscando “un balance para que el proyecto luzca bipartidista”.

Explicó que “el proyecto ha sido radicado, el Comité de Agricultura está en el proceso de elaborar lo que se conoce como el ‘Farm Bill’, un proyecto que se aprueba cada cinco años, y nuestra esperanza radica en que el Comité de Agricultura lo incluya dentro de ese proyecto. Además, se va a presentar un proyecto que lo acompañe en el Senado próximamente”.

Agregó que “creo que estamos en la mejor posición que hemos estado en la historia de este esfuerzo. Si se concretiza o no, está por verse”.

Subrayó que “este proyecto, contrario a los anteriores, al contener una transición tan larga, reduce el impacto presupuestario, lo cual aumenta la probabilidad de que sea considerado”.

Mientras eso ocurre a nivel federal, urgió a que “alcen sus voces para que se tome acción a nivel de gobiernos municipales y del gobierno estatal, que tienen recursos mal distribuidos y que deberían reorientar para priorizar algo tan básico como asegurarse de que ningún puertorriqueño pase hambre”.

Una labor titánica en el Banco de Alimentos

La actividad sirvió además para resaltar el rol de las organizaciones sin fines de lucro en combatir el hambre en Puerto Rico, como lo ha estado haciendo por décadas el Banco de Alimentos de Puerto Rico.

Su presidente y principal oficial ejecutiva, Mari Jo Laborde, indicó que, tan solo el año pasado, el Banco distribuyó “21 millones de libras de alimento a todo Puerto Rico”.

Eso quiere decir que nosotros atendemos como 1.7 millones de personas anualmente. Eso es la mitad de la población”, afirmó, recordando que “el 43% de Puerto Rico vive bajo el nivel de pobreza”.

Detalló que el Banco se abastece de alimentos por tres vías diferentes:

  • A través del Programa de Asistencia Alimentaria de Emergencia (TEFAP, por sus siglas en inglés), del Departamento de Agricultura federal, que representa alrededor del 45% del volumen que trabajan
  • Con productos que reciben de la cadena de alimentos, es decir supermercados, tiendas, farmacias, “que tienen productos que ya sea que está corto de fecha, que la caja mayor ha cogido un cantazo, o tienen un cambio en ‘label’ (etiqueta), todo ese producto que no se puede vender, pero está bueno para consumir… aquí se verifica y se sortea, y se distribuye el producto que está bueno”, y eso representa otro 45% de lo que trabajan
  • El por ciento restante es gracias a “donantes de dinero y alimentos que son auspiciadores de nuestros programas”.

Indicó que el Banco distribuye alimentos directamente a la gente y a través de unas 67 organizaciones sin fines de lucro que son registrados como socios.

Los retos

Laborde indicó que, aunque trabajan con ese gran volumen de alimentos, en el Banco de Alimentos hay carencia de “todo, especialmente lo que tiene que ver con carnes y proteínas, que es lo más difícil de conseguir. Porque nosotros tenemos 800 pies cuadrados de refrigeración y podemos trabajarlo, pero no mucha gente sabe que se puede, y nos trae mucho producto seco, latas, arroz, que es buenísimo, pero los alimentos frescos y las carnes es lo más difícil de conseguir”.

Por otro lado, Laborde recordó que cualquier persona que desee aportar a la labor del Banco de Alimentos de Puerto Rico puede hacerlo de tres formas:

Si deseas conocer más del Banco de Alimentos, o convertirte en voluntario, puedes llamar al 787-740-3663, a través de alimentospr.org, o escribiendo a info@bancodealimentospr.org.

  • Siendo voluntario: “Nosotros trabajamos con sobre 4,000 voluntarios todos los años que ayudan en sortear los alimentos, en la parte de distribución, según su capacidad”.
  • Donando alimentos: “Puedes venir aunque sea a donar una bolsita de alimentos, porque esa es una bolsita que una familia va a recibir”.
  • Pesito a pesito: “Puedes entrar a alimentospr.org o buscándonos en nuestra página de Facebook que acabamos de lanzar un programa que se llama ‘Amigos que alimentan’, y eso es que tú te registras con tu tarjeta de crédito, la cantidad que tú quieras, $1, $5, y todos los meses se te resta de tu tarjeta de crédito y te conviertes en un donante mensual del Banco”.