Unos 60,000 pollos criados para el consumo humano se encuentran en cuarentena en dos granjas de Puerto Rico en espera de que se determine el mal que padecen, aunque se ha descartado que se trate de gripe aviar o la enfermedad Newcastle.

El secretario del Departamento de Agricultura, José Fabre Laboy, confirmó hoy que el pasado jueves se detectó una alta mortalidad entre los pollos, que algunos presentaban los ojos inflamados y seis de ellos mostraban un "caminar errático, lo que refleja un problema neuromotor".

Fabre Laboy sostuvo que los empleados de campo de Empresas Picú, propietaria de los pollos afectados, llevaron a cabo "al pie de la letra" el procedimiento establecido para estos casos, por lo que en los pollos que están a la venta en los supermercados "no están infectados".

Veterinarios y agrónomos de Agricultura federal y estatal realizaron análisis a los pollos que determinaron que "las cepas patógenas (de gripe aviar y enfermedad de Newcastle) no están presentes".

El próximo lunes se tendrán los resultados de los últimos análisis que determinarán si se deben sacrificar o no los pollos en cuarentena o "si las aves son tratables o no con medicamentos", aunque Fabre Laboy aseguró que de cualquier manera seguirá la vigilancia.

Tres brigadas de expertos en control de epidemias se concentrarán en tres kilómetros a la redonda de dos granjas de Coamo (centro) y el municipio aledaño de Aibonito, donde se encuentran los pollos afectados, para evaluar a todas las aves que pudieran estar infectadas incluyendo residencias donde se crían animales.

El secretario de Agricultura recomendó al consumidor seguir consumiendo pollos porque los responsables de Empresas Picó, que procesa 70,000 pollos al día, "fueron diligentes y no se quedaron callados, que hubiera sido peor", e insistió en que no hay riesgo ni de contagio ni de abastecimiento.