Elizabeth de Jesús Otero, una joven recién graduada de la Universidad Interamericana, participó de un programa que llevó la experiencia de “design thinking”, o pensamiento de diseño, a una escuela pública de Bayamón, y le pareció algo tan innovador que “me enamoré del proceso y la metodología... comencé a trabajar con ellos y me quedé”.

Alanis Cotez viene de terminar su cuarto año en la escuela Francisco Manrique Cabrera donde pudo tener contacto, aunque limitado, con la experiencia de “design thinking” y “quedé encantada, me gustó mucho. Era algo diferente, fuera de la monotonía, dinámico, y sentí que estaba aprendiendo diferentes cosas”.

Ambas jóvenes se convirtieron en parte del proyecto que busca expandir el uso del “design thinking” en las escuelas del país, y que se verá fortalecido con el acuerdo que firmaron esta mañana la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Bayamón y el Center for Design Thinking & Innovation in Education (Cdtie), para desarrollar un programa en la Academia Espíritu Santo, en Levittown, Bayamón.

El rector de la UPR en Bayamón, doctor Miguel Vélez Rubio sostuvo que la firma del acuerdo “es parte del compromiso de la Universidad de Puerto Rico con la transformación académica que está llevándose a cabo a través de todo el sistema”. Agregó que se trata de un proyecto que “es para beneficio de todos, de los estudiantes de la universidad y de aquellos que van subiendo”.

“Es un proyecto espectacular, muy bonito, que desde el punto de vista de la universidad yo lo tengo que apoyar porque está mejorando la calidad de nuestros estudiantes”, afirmó el rector, agregando que “la idea es seguir expandiendo esta metodología a más escuelas públicas y privadas”.

Por su parte, Rob Bolt, fundador del Cdtie, destacó que con el método de “desing thinking” se busca que el proceso de enseñanza y la escuela vuelvan a ser algo que tanto estudiantes como profesores puedan ver como algo que les apasione.

La joven De Jesús, de hecho, explicó que lo que hace al “design thinking” tan innovador es que “hace que el estudiante colabore con el maestro para crear un currículo para su clase. El estudiante es parte, no solamente se sienta detrás de una pizarra o detrás de un libro, sino que también es como un laboratorio, todos están colaborando y van a prendiendo a medida que van haciendo”.

Durante la firma del acuerdo, se destacó el ejemplo de un estudiante que participó del programa de colaboración con la UPR Bayamón, que no tenía intención alguna de ir a la universidad y cuando visitó una clase de electrónica en la UPR, cambió de idea y despertó su interés por la universidad, al punto que hoy día es estudiante universitario.

Cybel Betancourt, directora ejecutiva del Cdtie, indició que la institución “cree fielmente que el estudiante debe ser parte y ente activo de su proceso de enseñanza y aprendizaje, donde el maestro se convierte en un facilitador de este proceso”.

Comentó que el proceso de “desing thinking”, o pensamiento de diseño, comenzó en el área de la tecnología en los Estados Unidos, para entender al usuario. “Nosotros actualmente lo estamos utilizando con un lenguaje común. Es un proceso que nos permite y nos ayuda a entender al otro, a empatizar con esas personas que están a mi alrededor”.

Agregó que el proceso “permite al estudiante a que se conviertan en exploradores que puedan resolver problemas, pero encontrar soluciones innovadoras a su entorno y a los retos a los que puedan enfrentarse”.

Aseguró además que este novedoso enfoque educativo “abre las puertas a muchas oportunidades para colaborar con industrias, con universidades, con líderes comunitarios que entran al salón de clases a hablar sobre lo que es ser un profesional, y eso hace que ese joven abra sus ojos, y diga, wao, esta experiencia me ha tocado tanto, que yo aspiro a ser esto en el futuro”.

Durante la firma del acuerdo se destacó que en la experiencia con la escuela pública local que usó este sistema de pensamiento de diseño, la asistencia mejoró en 35%, bajó la deserción escolar, aumentó la tasa de graduación en 5% y estudiantes de la escuela que participaron en el proyecto, como el caso de Cotez, terminaron, se graduaron y le dedicaron al proyecto todo un año, antes de seguir a su experiencia universitaria.