“¡La casa se está cayendo!”

Fue el grito ensordecedor que escuchó Jaime Fraticelli Rodríguez durante la madrugada del 7 de enero cuando el terremoto de magnitud 6.4 derrumbó su hogar en el barrio Verdún de Guayanilla.

El policía retirado dormía junto a su esposa Jenny Cruz, quien rápidamente entró en pánico ante el insólito escenario que destruyó todas sus pertenencias y aplastó los vehículos que tenía en la marquesina pues la casa cayó encima de los carros.

“Eso fue horrible, sentimos que la casa empezó como a menearse, parecía una hamaca y de repente, sentimos un ruido como que la casa estaba despegándose de las vigas; se estaba desconectando porque la casa es alta, los vehículos estaban abajo. Rápido me senté en un lado y la casa se cayó sobre los carros, una Honda Odyssey, un Scion xA y una motora Harley Davison, y eso se sintió  como una explosión”, explicó el hombre de 61 años.

“Las puertas quedaron pilladas, estábamos a oscuras porque se fue la luz instantáneamente y me acordé que en una de las gavetas tenía un martillo y lo busqué, y empiezo a darle cantazos a la puerta porque mi mujer estaba gritando y me puse más nervioso. Cuando llegué a la sala me percato que esa puerta y la que da al balcón también estaban pilladas, porque al caer la casa se comprimió. No encontraba cómo salir”, narró el expolicía.

Fueron sus vecinos los que ayudaron a esta pareja atrapada en medio de la desesperación.

“Jimmy ¿estás bien?’ Yo les decía que si, pero que no podía salir. Dieron con una coa, una cadena y rompieron la primera ventana y saqué a mi esposa, recogí lo poquito que pude salvar y salí detrás de ella. Pero cuando miré la casa que era alta, parecía terrera”, destacó.

El policía retirado dormía junto a su esposa Jenny Cruz, quien rápidamente entró en pánico ante el insólito escenario que destruyó todas sus pertenencias.

Sin embargo, esta no es la primera vez que el matrimonio se queda en la calle ya que el huracán María había destrozado la casa donde vivían en Peñuelas.

“Es mi segundo golpe, para el huracán María yo vivía en Peñuelas en Tallaboa Alta, el huracán me llevó el techo conmigo y con mi esposa adentro, pero la diferencia de que como eso estaba avisado me había llevado los vehículos para Yauco y la ropa, que pude salvarlos. ”, recordó.

“Este golpe me ha afectado más y siento el corazón apretado todavía porque perdí hasta los vehículos. Eso me tiene con un tormento y hasta esta fecha de hoy, nadie, ni el alcalde se ha acercado al refugio, no sé, como nunca había estado en esta situación no sé qué hacer ni a dónde tengo que ir”, lamentó el expolicía quien primero se fue a un refugio en la cancha del barrio Macaná y luego a casa de la abuela de sus hijos en Yauco.

Don Jimmy confesó que no se atreve a entrar en la residencia por el temor a quedar pillado y perder la vida.

“La casa de Guayanilla era nueva y lo que me duele es perder mis cosas,  me encantaba el barrio ya éramos como una familia. Perdí todo lo de adentro, pude salvar un poco de mi ropa y de mi esposa, la saqué por la ventana de atrás porque el temor mío era que la casa nos cayera encima, gracias a Dios que me dio otra oportunidad de vida”, resaltó al mencionar que ambas estructuras en Guayanilla y Peñuelas eran alquiladas.

“Las grietas son inmensas en las paredes, el baño y todo está en el piso, la casa parece terrera y el temor es que vaya a perder la vida ahí, como todavía siguen las réplicas. Todo esto me da mucha tristeza y del Scion lo que se ve son las gomas y la motora que se ve pillada y destruida. Ahí yo no entro más”, contó con resignación.

Al cumplirse casi una semana de esa pesadilla, Fraticelli Rodríguez no sabe qué hacer ni a dónde vivirán, pues al casero también lo desalojaron con su familia que continúan refugiados en la cancha de otra comunidad.

Igual que miles de pensionados en el país, el hombre no recibe los suficientes ingresos para sobrevivir y por eso denunció que todavía el Gobierno le adeuda un pago de $8,100 por concepto de licencia regular.

“Yo me retiré de la Policía el 14 de julio de 2017, pero la Junta de Control Fiscal y el Gobierno nos bajaron a un 42% del retiro y me fui. Cuando llaman para pagar la licencia regular, me dicen que no tenía balance pero llevé prueba, luego me dicen que se aprobó y no hasta esta fecha no me han pagado”, expresó.

“Los que se fueron conmigo a todos se lo pagaron. Ahora es que necesito ese dinero porque estoy en la calle, sin la casa y sin carro”, urgió.

Para ayudar a este matrimonio puede llamar al 939-940-0498.