“No tenía la lesión (cancerosa); yo lo examiné y no la tenía”, aseguró ayer el urólogo Rafael Ruiz Quijano acerca del paciente que perdió su pene y lo demandó por daños, junto con otros dos médicos y al Centro de Servicios Médicos de Levittown.

Ruiz Quijano insistió en que a él se lo llevaron “enredado” en el caso -que transó- y que fue tan víctima como el paciente, que ahora vive en los Estados Unidos.

Sostuvo que en julio de 2006, José Quiñones Pérez (nombre ficticio) fue a su consultorio y lo que tenía entonces era una infección causada por un hongo.

El urólogo afirmó que la lesión roja que éste exhibía es una afección común entre los diabéticos con el azúcar descontrolada, como era el caso del paciente.

Indicó que vio a Quiñones Pérez, por segunda y última vez, en septiembre de 2006 y éste no tenía el hongo; tampoco masa alguna que sugiriera un padecimiento de cáncer.

“Le di una cita para que volviera en marzo de 2007, pero no regresó a la oficina, aunque se le llamó y se habló con su esposa”, dijo el galeno.

Ruiz Quijano, un urólogo con más de 30 años de experiencia, indicó que al paciente le habían cambiado su plan médico de Triple-S a Humana y que él no aceptaba esa aseguradora bajo el programa de la Reforma de Salud.

“Lo más probable es que no tuviese los $60 de la consulta”, dijo.

Ruiz Quijano expresó que no le practicó una biopsia a Quiñones Pérez porque en septiembre ya no tenía lesiones y por su condición de diabético.

¿Por qué transó el pleito?

El urólogo dijo que el juez Juan Pérez Giménez había desestimado el testimonio del perito de la parte demandante en cuanto a él se refiere porque éste admitió que, de tres informes que hizo, dos los hizo sin ver el récord médico de Ruiz Quijano; y que para el tercero lo evaluó, “pero no estaba seguro de lo que estaba leyendo porque estaba en español”.

Lo que sucede, agrega el especialista, es que el abogado del demandante anuncia que apelará a Boston porque en el foro federal no se puede desestimar un perito hasta que el caso no se haya visto en sus méritos.

Ruiz Quijano contó que su abogada le aconsejó transar el caso por lo costoso de la litigación porque cada viaje a Boston iba a costarle $15 mil, además de que en el foro federal el caso se vería por jurado y podía terminar pagando millones de dólares por la demanda.

“Era onerosamente largo, onerosamente costoso. La abogada me dice: ‘Ganaste el caso pero vamos para Boston’. Era un riesgo económico. Yo no hice nada malo, (pero) tengo hijos, tengo familia... Después de varias noches durmiendo mal, dije: ‘No es razonable seguir con esto’”, dijo el médico.