Las botellas de la cerveza mayagüezana Medalla se han convertido en pieza clave para el rescate de los arrecifes de coral.

Esto porque biólogos marinos de las organizaciones HJR Reefscaping e Isla Mar Research Expeditions han reciclado los frascos que no cumplen con los estándares de calidad y se desechan desde la línea de producción para crear arena. Con este triturado, los biólogos pegan colonias de arrecifes al fondo marino, el primer paso para el desarrollo de arrecifes saludables que atajan la erosión e inundación costal.

“Las arenas que disfrutamos en las playas, todas estas playas preciosas de Cabo Rojo, de aquí de San Juan, y toda estas que tienen arena espectacular, toda esta arena proviene de nuestros arrecifes de coral que, si esos arrecifes se dañan y se mueren con el tiempo, pues estas playas van a sufrir bastante”, explicó a Primera Hora el biólogo marino y director ejecutivo de HJR Reefscaping, Héctor Ruiz.

“Queríamos devolver ese material, que también las botellas se hacen de un tipo de arena, devolverlas al mar y utilizarlas para la restauración de nuestros corales”, agregó.

El proyecto data desde el verano de 2021. Tras una propuesta rechazada para trabajar el proyecto, los científicos hicieron el acercamiento a la empresa cervecera para reciclar sus botellas y convertirlas en arena. La iniciativa fue acogida amenamente, rememoró el principal oficial de mercadeo de Cervecera de Puerto Rico, Jorge Bracero.

Arena creada con botellas de Medalla.
Arena creada con botellas de Medalla. (Sara R. Marrero Cabán)

“Para nosotros fue maravilloso escucharlo desde lo que llamamos el ‘pitch’, porque llevábamos tiempo buscando un proyecto que realmente tuviese una significancia ecológica en el país. Mucha gente limpia playas, y lo encuentro loable, pero la realidad es que al otro día el esfuerzo de muchos en realidad se pude haber perdido con las playas que no se cuidan. La realidad es que sin los corales no hay playas. Necesitamos corales para tener playas. Si no hay playas, Medalla tiene dos problemas: un espacio de consumo y entretenimiento bien afiliado a la marca y un patrimonio de Puerto Rico que nos ayuda en muchas vertientes económicas (y) sociales. Así que, la playa es fundamental para el país y todo lo que es fundamental para el país es fundamental para Medalla. Lo vimos y la abrazamos y le hemos puesto una inversión significativa”, aseguró.

El lugar predilecto para la primera fase de este proyecto fue el Cayo María Langa en la costa de Guayanilla, por el desplazo de tierra que provocó el seísmo de enero del 2020, que inundó la tierra por 5.5 pulgadas (14 centímetros) bajo el nivel del mar, de acuerdo a la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés).

“La barrera natural, que es el arrecife, sufrió bastante y no se protegía de la erosión y de las olas. Queremos restaurar toda esa área de corales para que la isla no desaparezca, porque con el tiempo se deja y se va comiendo la isla, se va comiendo la playa, se va comiendo el manglar y, después, queda sumergido bajo el agua”, indicó.

En esta área, se ha sembrado poco menos de 600 colonias, las cuales han tenido un 78% de sobrevivencia, cifra que supera exponencialmente el porcentaje común de 58%.

Se espera que el proyecto vaya más allá de crear arena.
Se espera que el proyecto vaya más allá de crear arena. (Sara R. Marrero Cabán)

Todas las mezclas de arena, la cual contiene un tipo de cemento y marmolina para pegar las colonias de coral al fondo marino, han sido exitosas, incluyendo la que estaba compuesta de un 55% de arena de botella.

“El hecho que la mitad de la mezcla funcione (con botellas) es bien bueno, porque usamos más botellas y podemos reciclar más”, celebró Ruiz.

Según Ruiz, la arena que se crea de las botellas no contiene material perjudicial para el ambiente. Previo a comenzar la primera fase del proyecto, los biólogos se comunicaron con los que manufacturan la botella de Medalla en México, quienes les explicaron que sus botellas están confeccionadas con materiales que se encuentran en esponjas de mar y arrecifes, por lo que no pone en riesgo a la vida marina.

“Ha funcionado súper bien. Ahora lo que hay que ver, que hay que esperar un poquito más de tiempo, ver si algunas de estas mezclas proveen alguna ayuda adicional, si es que el coral puede crecer más rápido sobre ellas, si no se le pegan otros organismos, pero esto hay que verlo en más tiempo, pero ahora han funcionado todas las mezclas”, detalló.

Cada dos botellas hacen una libra de arena, aproximadamente. A la fecha, se han reciclado cerca de 1,000 botellas durante la fase experimental del proyecto.

Para crear la arena, Medalla adquirió una máquina que tritura las botellas, que incurrió en una inversión de $20,000. Además, presta sus facilidades en Mayagüez para ofrecer talleres para la restauración de los arrecifes y provee antibióticos para tratar arrecifes enfermos.

“Mi ambición sería que este proyecto siga desarrollándose. No queremos dejar este proyecto en ningún momento. Esto es ‘evergreen’. Siempre estamos comprometidos en todo momento. Estamos poniendo nuestro granito de arena, que en realidad esa arena es vidrio que viene de nuestras botellas”, afirmó Bracero.

Esqueleto de coral cuerno de alce.
Esqueleto de coral cuerno de alce. (Sara R. Marrero Cabán)

De continuar exitosamente, el proyecto se pretende expandir a todos los cayos del área sur y, eventualmente, todas las costas de la Isla para así restaurar la salud de los arrecifes, que amortiguan el 80% de la energía que genera el mar.

“Nuestros arrecifes han tardado miles de años, cientos de años en desarrollarse (y) formarse y en los últimos 20 años han sufrido bastante, desde enfermedades, terremotos hasta marejadas generadas por huracanes y estas colonias que se han tardado 20, 30 miles de años muchas de ellas mueren. No podemos pretender que en varios meses o en varios años volvamos a tener todo lo que perdimos. Esto se un proceso un poco más lento, que hay que tener mucha paciencia, y estar comprometido”, pronosticó Ruiz.

“Ellos están haciendo lo que tienen que hacer con los corales, pero todo consumidor tiene que poner de su parte protegiendo los corales. Hay muchas cosas que podemos hacer en carácter individual”, señaló Bracero.