Una kayakeada por el humedal más grande de Puerto Rico; una visita a la maravillosa Cueva Ventana, con la historia plasmada en sus paredes y su espectacular vista de la Cordillera Central; hasta lanzarse al vacío desde 14,000 pies de altura.

Son todas opciones recreativas que pueden fácilmente hacerse en un recorrido de unas pocas horas por Arecibo, ciudad que ha comenzado a apostar por este tipo de actividades para revivir su maltrecha economía, sobre todo posterior al huracán María del 2017.

Maravilloso Caño Tiburones

Con una variada fauna que incluye a unas 35 especies endémicas, el Caño Tiburones es la reserva natural más grande en todo el Caribe. 

Interesantemente, este humedal, que fue creado a principios del siglo 20 para utilizar el agua con propósitos agrícolas, se ha convertido en una importante zona de descanso y abastecimiento para distintas aves migratorias que luego continúan su trayectoria.:

Para tranquilidad de todos, el nombre del caño no se debe a la presencia de tiburones en el cuerpo de agua.

En un pasado, en Caño Tiburones “se activaban las bombas para sacar el agua, para que no hubiera inundaciones en las residencias que conectan con el caño. Esas bombas cuando se activaban tiraban a la caguana para sacar agua. Ahora lo que quedan son unas compuertas que abren y cierran por gravedad. Y cuando se habla de tiburones es que hay especies que llegan hasta la entrada de la puerta para poderse abastecer de los pescaditos. Y de ahí sale el mito de los tiburones”, explicó Hiram Cruz, director de la Oficina de Turismo de la casa alcaldía.

Aparte del extraordinario ejercicio que representa, el recorrido en kayak por el caño incluye un hermoso trayecto por un túnel de mangles que desemboca en la famosa Zanja Fría, un pequeño manantial de agua dulce que se abastece de ríos subterráneos.

Inigualable Cueva Ventana

Moviéndose hacia el sur, en la frontera con Utuado, se encuentra el Parque Nacional Cueva Ventana, un espacio de 62 cuerdas que sirve de hábitat para 13 de las 17 aves endémicas de Puerto Rico y tres especies endémicas de murciélagos y, además, es custodio de vestigios de la cultura indígena precolombina.

Ya dentro de la cueva, en sus paredes se encuentran numerosos petroglifos, algunos de los cuales datan de hasta 2,000 años, según el biólogo y director del parque, Ernesto Márquez. 

Para la sociedad indígena, la cueva era un lugar sagrado cuyas visitas se reservaban para actividades religiosas, si bien hasta el día de hoy los antropólogos debaten el significado de las representaciones grabadas en las paredes.

Sin embargo, nada supera la vista panorámica que ofrece la amplia apertura al final del recorrido que le da su nombre a Cueva Ventana.

A unos 700 pies sobre el nivel del mar, la “ventana” se abre hacia un paisaje que comprende el valle del Río Grande de Arecibo, el municipio de Utuado e incluso la Cordillera Central en el horizonte.

Paracaidismo para los más arriesgados

Si usted es de los que disfruta poner su vida en riesgo, pocas cosas le emocionarán más que la oportunidad de lanzarse en paracaídas con solo llegar al aeropuerto del barrio Santana.

Allí, el equipo de instructores de Sky Dive Puerto Rico se encargará de prepararlo –con las debidas advertencias de peligro de muerte– para la aventura que comienza con el ascenso en avioneta hasta unos 14,000 pies.

La indescriptible sensación de bajar la mirada justo antes del salto súbitamente es reemplazada por la ráfaga de adrenalina que supone la caída libre por cerca de un minuto, con la baja presión del aire oprimiendo los tímpanos hasta que se abre el paracaídas a mitad del descenso.

El resto del trayecto a tierra firme –de unos seis minutos– permite finalmente un espacio de relajación y disfrutar de la hermosa panorámica de Puerto Rico que se aprecia desde las alturas, al tiempo que se prepara para lo que, con suerte, será un suave aterrizaje.