Utuado. Al regresar del refugio, Adamides “Chelo” Ramos, de 67 años, se topó con que la calle Sargento Malaret, donde vive, estaba cubierta en fango. Bajó los tres escalones, que dan a su residencia, y descubrió que el agua, color lodo, se había colado por debajo de la puerta a toda la casa. “Chelo”, como le dicen los vecinos, se puso las botas de goma. Agarró la pala que tenía guardada en la casa y comenzó a remover -con calma, pero sin pausa- todo el fango que la creciente arrojó frente a la vivienda.

Con las lluvias que continuaron toda la tarde de ayer, era prácticamente imposible.

Durante el domingo que el huracán Fiona pasó sobre Puerto Rico, la creciente del Río Viví se desbordó sobre el puente Archilla, en esa calle. La lluvia era tanta que la baranda de hierro, reconstruida tras el huracán María, actuaba como represa: la vegetación se quedaba atorada en la baranda, lo que, a su vez, redirigía el agua hacia los lados y a las residencias, contaron los vecinos.

Decenas de troncos, principalmente bambús, permanecían acostados en la calle.

“Lo que quedó de María, Fiona se lo llevó”, resumió Orlando Reyes al mirar las pilas de troncos que cayeron por los golpes de agua.

“Si llega a ser María, con la lluvia que trajo esto, yo creo que nos ahogamos aquí. Fue mucha lluvia, pero María destrozó más”, comparó el hombre de 50 años quien recogía ayer cubos de agua para remover el lodo que quedó en la marquesina.

“Todo el mundo dice que están preparados, pero no lo están. Decir que estamos preparados… En verdad que no, no estamos preparados”, reflexionó Reyes.

Todas las personas, que residen en esa calle, tuvieron que ser desalojadas. El personal de primera respuesta les avisó: ‘Se tienen que ir ahora’, contó Marooma Batista, quien reside en una segunda planta con sus tres hijos. En cuestión de minutos, en lo que preparaba a sus hijos, recogía las mascotas y alertaba a los vecinos, la calle se inundó. “Esta área estaba como un lago”, observó la mujer.

Algo similar ocurrió en la Urbanización Jesús María Lago, donde el agua arropó la calle principal. “No he ido a mi casa. Vi los videos y me han comentado… Solo puedo decir que aquello estaba bien feo. En los videos, parece un mar, prácticamente un río de tres pies y medio pasando por la calle”, lamentó el hombre quien se estuvo hospedando en la Escuela Luis Muñoz Marín.

El utuadeño denunció que el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos cometió un error al construir la muralla, que separa la urbanización del río, porque bloquearon los pasos de salida para la corriente, lo que supuestamente provocó la inundación. “A pesar de que todos en la urbanización les expusimos nuestra situación, nos ignoraron”, enfatizó.

La Oficina Municipal de Manejo de Emergencia (OMME) desalojó, el domingo, a alrededor de 50 familias en situaciones de emergencia a causa de deslizamientos de terrenos e inundaciones. En la noche, rescataron, por ejemplo, a cuatro personas del barrio Caniaco, que residen a orillas del Lago Dos Bocas. Las llamadas de emergencia por gente atrapada, continuaban ayer en la tarde.

El alcalde de Utuado, Jorge Pérez Heredia, informó que ha habido deslizamientos en los barrios de Mameyes, Ángeles, Caguana, entre otros. “Hay casas que se han perdido. Se les volaron los techos, otros que se le han partido las columnas. Con los deslizamientos, se han ido las columnas y se han quedado las casas en el aire. Son muchas situaciones distintas y en todos los barrios”, narró el alcalde.

Riesgo de impacto por puente colapsado

Las autoridades estatales y municipal estaban atentas, ayer, al riesgo de que la crecida del Río Grande de Arecibo arrastrara el puente en el barrio Salto Arriba y ocasione más derrumbes y daños a otros puentes principales, que representan la única salida de los utuadeños.

Así lo informaron asistentes ejecutivos del alcalde en el Municipio de Utuado y los sargentos de la Guardia Nacional de Puerto Rico (GNPR), quienes estuvieron reunidos en la OMME. “Se espera caigan 10 pulgadas adicionales de lluvia en el día de hoy (ayer)”, advirtió, a su vez, el alcalde desde más temprano.

“Si viene otra creciente, se puede llevar el puente y afectar a las comunidades de Cabrera, San José y los otros puentes que están más adelante”, explicaba el primer sargento de la GNPR, Alejandro Echevarría, a un contratista de la Autoridad de Carreteras y Transportación (ACT).

El domingo, la creciente del río arrancó el puente de metal del barrio Salto Arriba, que conecta las carreteras PR-603, PR-123 y PR-10. El puente permanece cubierto de vegetación y estacionado en forma vertical a un lado del río.

“A cada rato, uso ese puente. Por allá se llega al barrio Arenas, Puerto Blanco, La conchita. Se llega a Adjuntas por ahí. Como lo habían hecho nuevo, uno creía que era una cosa bien hecha”, contó Neftalía “Tato” Vélez, quien se encontraba en un negocio cercano, junto a otros vecinos que curioseaban en el área.

El plan elaborado por los militares, explicó Echevarría, será anclar y amarrar el puente con cadenas, para evitar que sea susceptible al posible impacto de la crecida. Usarán, para ello, equipo pesado y una brigada de soldados del Batallón de Ingeniería 130, que estaba de camino desde Vega Baja.

“La misión eventualmente es sacarlo, pero las condiciones no lo permiten ahora”, detalló.

El temor comunicado por las autoridades municipales y estatales es que el puente de metal, construido en 2018 por la GNPR, ocasione daños adicionales si es arrastrado por la creciente.

Sin embargo, la GNPR notificó que aguardaría por la autorización del Departamento de Transportación y Obras Públicas (DTOP), cuya titular, Eileen Vélez Vega, visitó el área ayer, junto al alcalde.

Otro puente, ubicado en el sector Las cuevas, barrio Viví, también se creía colapsado, según lo había comunicado personal municipal tras una llamada de los vecinos a la OMME, pero luego comprobaron que tiene un desprendimiento, pero está todavía en sitio. Vélez Vega recalcó que, tan pronto les sea posible, estarán validando su seguridad.

Las brigadas municipales tienen también la tarea de salir a la calle a estimar preliminarmente los daños ocasionados por el huracán Fiona, de modo que sirva para solicitar la declaración de emergencia al presidente de Estados Unidos, recalcó el alcalde.