La escultura del gallo de bronce, instalada en el Distrito Capitolino, despertó -una vez más- los cuestionamientos sobre la otorgación de contratos en el Gobierno para la creación de estas piezas; mientras artistas boricuas insisten en que han sido relegados de la tarea de plasmar la historia y la cultura de Puerto Rico en los monumentos que se levantan en el país. 

Por los pasados 30 años, los escultores locales han sido consistentes en denunciar que poco a poco, tanto los municipios como la Superintendencia de Capitolio, los han sustituido por artistas de otros países. 

Sus principales sustitutos han sido el escultor venezolano Julio César Briceño, artistas mexicanos que cobran a razón de unos $100 semanales en la Fundición Artística Neleco, así como los llamados catálogos de “obras chinas”, donde la escultura se vende a todo aquel interesado sin tener la característica de ser única en su clase y en altos precios. 

Relacionadas

El denominador común ha sido el uso de una sola compañía para preparar estos monumentos en procesos en que, en múltiples ocasiones, no se llama a subasta pública, no se invita a los escultores boricuas a exponer sus ideas y ha estado plagado de señalamientos de parte de la Oficina del Contralor de Puerto Rico, según denunció el representante independentista Denis Márquez y constató Primera Hora durante una investigación. 

La empresa en controversia es Julissa Casting, propiedad de una familia de la República Dominicana que reside en Carolina y cuya sede de negocios está en la avenida Paseo de los Gigantes. Ese diario contactó a la familia, pero no respondió la petición de entrevista.

Por los contratos registrados en el Contralor, trasciende que en los pasados cinco años Julissa Casting logró acuerdos por $14,060,503 para crear obras, restaurar las existentes o hacer tarjas, tanto a municipios como al Capitolio. Eso no incluye las obras que fueron otorgadas a través de órdenes de compra y que no requieren notificarlo al Contralor. 

“Es alarmante que en Puerto Rico esta compañía sea la única que tenga esta infinidad de contratos de millones de dólares tanto en la Superintendencia del Capitolio, como a través de todos los municipios de Puerto Rico, rojos o azules. Aquí no hay distinción de colores”, precisó el legislador, quien sometió el pasado mes una resolución de investigación contra la empresa, que no ha prosperado en la Cámara de Representantes. 

Primera Hora pidió una reacción a la Superintendencia del Capitolio y todavía se espera por la respuesta.

La controversia

El nombre de Julissa Casting resonó a principios del mes pasado, luego de que la Superintendencia del Capitolio realizara el tercer Mercado Agrícola –a un costo de $36,000– en el que se develó la escultura del gallo de bronce de alrededor de seis pies. El precio de la obra no ha sido revelado y, hasta el momento, en el Contralor no se ha registrado ningún contrato.

Trascendió, además, que la empresa tiene a su cargo realizar la escultura de una familia que se ubicará en la Plaza de los Creyentes, la cual se construyó frente al edificio Medical Arts. 

La plaza, sin incluir el costo de la escultura, se suponía que tendría un costo de $189,630, pero al concluirse se elevó el precio a $204,630, según consta de una enmienda al contrato firmado entre la Superintendencia y la empresa Codom Construction LLC en mayo pasado.

En medio del revuelo que se formó tras estas revelaciones, Márquez presentó la legislación para que se indagase sobre las razones por las que la empresa mantiene, según alegó, un monopolio en el mercado artístico del país.

¿Quién las hace? 

De la investigación realizada se encontró que entre 1991 al 2005 gran parte de la obra vendida por Julissa Casting, sobre 100 monumentos, fue encomendada al venezolano Briceño. 

Muchas de estas obras se fundían en República Dominicana, según confirmó el exalcalde de Vega Baja, Luis Meléndez Cano, quien tuvo contratos con la empresa durante su administración. Entre las obras que adquirió se encontraba la del Trío Vegabajeño, de la autoría de Briceño. 

El exalcalde, quien aludió que en su época el monopolio de Julissa Casting era mayor, comentó que el propietario Juan Gómez lo que hacía era que “traía los catálogos de ofertas de monumentos y cosas, y uno escogía lo que uno quería”. 

“Recuerdo que tuve que tomar la decisión de no hacer más negocio con él, porque me percaté de que había ciertas cosas que a mí no me gustaban. En una ocasión noté que me pasaron una factura de una reparación a un monumento, cuando yo investigo esa reparación dizque se hizo en un fin de semana”, indicó Meléndez Cano, al comentar que su sospecha siempre fue que esa labor nunca se realizó, por lo que se negó a pagar los $20,000 reclamados. 

El escultor de San Sebastián Omar Ortiz, quien lleva años investigando a Julissa Casting, alegó que problemas de calidad y los costos llevaron a la empresa a moverse a México a hacer las obras. El lugar encargado por la pasada década es la Fundición Artística Neleco. 

Múltiples fotografías, publicadas hasta el 2016 en tres cuentas de Facebook de la fundición, dan cuenta que los artistas mexicanos están a cargo de producir los monumentos que terminan en las plazas boricuas. Se destacan varios peloteros de Mayagüez, un trabajador de la caña ubicado en Vega Baja, las cotorras puertorriqueñas que dan la bienvenida a Río Grande, así como los monumentos del Paseo de los Presidentes y de los próceres Ramón Emeterio Betances, José De Diego y Román Baldorioty de Castro, ubicados en los predios del Capitolio.

La firma boricua 

Muchas de las obras de Julissa Casting en el Capitolio no presentan firma de ningún artista, como el controvertible gallo. Otra, sin embargo, se le atribuye al escultor puertorriqueño Salvador Rivera Cardona. 

Pese a los intentos de contactar al escultor, quien reside en México, nunca respondió.

Dos de las obras que la Superintendencia del Capitolio le atribuyó al boricua fue el Paseo de los Presidentes y los próceres ubicados en el Capitolio. No obstante, la fundición publicó fotografías en su Facebook en que se observan cómo sus artistas mexicanos fueron los que esculpieron o modelaron los moldes para fundirlas en bronce.

También se encontró que catálogos de obras de Rivera Cardona y algunos vídeos de sus esculturas publicados en YouTube no destacan esos monumentos como parte de su obra. En uno de estos catálogos sí se observó que el artista destacó ser el autor del Pedro Albizu Campos instalado en Mayagüez, adquirido por Julissa Casting. 

Algunos escultores entrevistados indican que observaron al artista boricua esculpir alguna de las otras piezas que se le atribuye. No obstante, denunciaron que este también ha prestado su firma a Julissa Casting para que la empresa pueda establecer que algunas de sus piezas son hechas por un puertorriqueño.