"Yo estaba muy feliz en mi trabajo y con mi situación personal, pero se dio la oportunidad de ayudar, de ser parte de un equipo en el cual creo..."

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 16 años.
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De estudiante era de los llamados “rompecurvas”. Como todo niño “quería ser astronauta”. Le gustaba la política, pero tras bastidores. Era “como un fanático de lejos”. Ahora está al frente de ella.
El secretario de la Gobernación, Juan Carlos Blanco Urrutia, sacó un tiempito de su abultado calendario para conversar con Primera Hora sobre su vida y su reciente incursión en la vida pública del país.
¿Cómo llega usted a la política?
Por la puerta de atrás (ríe). Yo estaba trabajando en la campaña (del hoy gobernador Luis Fortuño) bien calladamente. De hecho, muchos de mis muy buenos amigos no sabían que yo estaba trabajando en la campaña. Era un asesor informal. Durante ese proceso fui cultivando la relación con el licenciado Fortuño, ahora gobernador, hasta que llegó el momento de salir electo y me pidió que me uniera a su equipo de trabajo.
¿Cómo lo reclutaron para la campaña?
A través de personas que conocíamos en común y en Washington habíamos coincidido en dos o tres actividades siendo ya él comisionado residente.
¿Se visualizó alguna vez en un cargo importante en la vida pública de Puerto Rico?
Honestamente, no. Yo estaba muy feliz en mi trabajo y con mi situación personal, pero se dio la oportunidad de ayudar, de ser parte de un equipo en el cual creo y de trabajar con una persona que respeto y tiene un buen plan para mejorar la situación en Puerto Rico.
Su primera participación en un acto político fue en el cierre de campaña del PNP en 1984, en el estadio Hiram Bithorn.
“Era el cierre de campaña de Carlos Romero Barceló. Me impresionó la cantidad de gente que había allí con tantas banderas. No fue un análisis profundo de lo que estaba haciendo sino más bien algo divertido de lo que estaba pasando”, sostiene en una entrevista al aire libre, en los jardines de La Fortaleza.
¿Cómo se siente en el cargo que ocupa siendo tan joven? Mucha gente cree que estos cargos deben ser ocupados por gente con experiencia.
A pesar de mi corta edad, he tenido muchas experiencias profesionales que me han preparado para estar en esta posición y me siento bien cómodo en el cargo.
¿Quién es Juan Carlos Blanco? Cuéntenos...
El hijo de doña Clara y don Carlos, una persona que ha estudiado mucho, que se ha preparado y que le gusta trabajar.
¿Era un estofón?
(Ríe) Depende de a quién le preguntes. Siempre me ha gustado estudiar y todavía me gusta estudiar... Creo que uno nunca debe parar de estudiar y aprender, pero siempre me he considerado una persona bien balanceada. Creo que el proceso de aprendizaje va más allá de los libros y depende de las experiencias de vida. Si uno se limita a comerse los libros se pierde mucho. Yo quería ser feliz, quería hacer algo que me gustara. Gracias a Dios, en mi carrera profesional he encontrado cosas que me gustan, primero en el campo de las finanzas y de las inversiones y después como abogado, que me encanta.
Ejerció como abogado corporativo en Washington hasta 2006, cuando decidió regresar porque dice que “la patria llama”.
De sus padres, “lo aprendió todo”. Le dieron “el mejor ejemplo”. Los define como personas “bien trabajadoras, responsables, bien apasionadas y comprometidas”.
Su padre laboró como editor en los desaparecidos periódicos El Mundo y The San Juan Star. Trabajó además en la radio.
Su mamá fue maestra “por muchos años y después se dedicó a enseñarnos a nosotros a ser buenas personas”.
Dice que su padre le enseñó a “ser estricto y exigente con todo” y de su madre heredó “la pasión, el fuego, la intolerancia por las cosas mal hechas y por las cosas injustas”.
Tiene dos hermanos, Carla y Carlos. “Como muchas familias puertorriqueñas, mi papá trabajaba y mamá tenía también sus responsabilidades, pero nos gustaba pasar el tiempo juntos. Tratábamos de encontrar los momentos en que todos pudiéramos coincidir”, sostuvo.
Se crió en Villa Nevárez y de esa época tiene un grupo de “amigos del alma”, con el que comparte con frecuencia.
Está casado con Beatriz, a quien describió simplemente como “profesional”. No quiso revelar su nombre completo para proteger la “privacidad” de la familia. Tiene dos nenas chiquitas, que tampoco quiso identificar. “Ellas no tienen por qué pagar el precio de mis decisiones de convertirme en figura pública”, sostiene.
Cuenta que su niñez fue normal. “Como todo niño a veces me portaba bien y a veces mal, y cuando me portaba mal me enseñaban que 'eso no se hacía'. Así aprendí la lección”, relata.
¿Qué recuerda de esos años?
A mí me gustaba mucho jugar béisbol, eso lo aprendí de mi papá. Jugué en varios equipos de Pequeñas Ligas. Pisé el primer campo como a los tres años. Eso se lo debo a mi papá, que le apasiona la pelota. Jugué en Borinquen Gardens, en El Señorial, en Las Cumbres. No paré de jugar hasta que llegué a la universidad”, cuenta el “tercera base y catcher”.
Es fanático de los Filis de Filadelfia en las Grandes Ligas de Estados Unidos.
Jugaba baloncesto, “pero no era muy bueno”, y le gusta el fútbol americano. Ahora no practica ningún deporte.
“No tengo tiempo”, admite.
Se define como “un hombre renacentista”. Su hermana Carla le enseñó a bailar salsa. En la clase de inglés de segundo grado puso a su maestra a buscar a un nuevo alumno, ya que él había anotado su nombre como “Jean Carlos White”.
¿Cómo define usted la felicidad?
Para mí la felicidad es poder hacer lo que uno quiere, lo que a uno le gusta y que eso sea algo que contribuya a la sociedad y que respete el espacio de los demás.
El cargo de secretario de la Gobernación ha creado controversias en el país porque muchas veces tienen que hacer el papel del villano. Es un cargo que resienten los alcaldes porque piensan que no pueden llegar directamente al gobernador. ¿Qué piensa usted?
Ésas serán cosas del pasado. Yo vengo aquí a hacer un trabajo. Yo tengo una encomienda bien clara. Sí, aprendo de las cosas del pasado, pero eso no define cómo será mi trabajo.
¿Cómo va a ser usted en el cargo?
Estricto, firme, exigente, si no, no estaría cumpliendo con mi responsabilidad.
¿Va a ser accesible con la prensa?
Siempre, porque no tengo nada que esconder. Me gusta contestar preguntas. Ustedes tienen un trabajo que hacer y nosotros tenemos el nuestro y siempre que haya tiempo los vamos a atender a todos por igual. Más que político, soy periodista. Lo llevo en la sangre y comprendo y aprecio la labor que ustedes realizan porque es bien importante. Es la manera en que la información y el mensaje llegan al pueblo.
Juan Carlos Blanco está ahora al frente de la política y de la vida pública del país, pero no se visualiza en una papeleta electoral.
“Me gusta la política, pero siempre de espectador. Siempre me ha atraído la política, pero no la de partidos, sino la política pública. Lo mío es trabajar y ayudar a la gente”, sostiene el joven secretario de la Gobernación.