Vivir con poco para obtener mucho más. 

Ese parece ser el lema de vida de la puertorriqueña Raquel Hernández, quien junto a su novio Sam Salwei, está a punto de concluir un viaje a través de Norteamérica que iniciaron a principios de este año, con la intención de despedirse del automóvil que han utilizado para recorrer el trayecto: un carro Ford del 1988.

Hernández, natural de San Lorenzo, decidió realizar la travesía el año pasado cuando el mecánico del carro le confirmó que la vida útil del mismo estaba por culminar, debido al moho que contiene en su estructura.

El viaje, que comenzó en Orlando, Florida, a principios de enero, culminará este fin de semana cuando ambos lleguen en el auto, al festival de yoga Wanderlust que se celebra todo los años en la ciudad de Austin en Texas. 

“(El mecánico) nos confirmó que el auto tenía problemas de corrosión, y nos aseguró que al ser un problema estructural, no se podía arreglar. Fue entonces cuando decidimos viajar a través de Estados Unidos y Canadá para despedirnos oficialmente del auto, pasando por los 50 estados y gran parte de Canadá. Nos ha tomado meses”, comentó Hernández en entrevista telefónica desde Ohio.


(Suministrada/Eric Ward)

La pareja, que sustenta sus viajes ofreciendo clases de yoga en cada sitio que visitan, ha cruzado siete veces Estados Unidos y Canadá de costa a costa a bordo del vehículo. Antes de iniciar el viaje, prepararon el coche para que pudieran cocinar y dormir en el mismo. 

“El carro atrae la atención por su tamaño y por todos los pegadizos que tiene.  Cuando le comentamos a la gente que conocemos en el camino que este será el último año de vida del carro, no lo creen. Exigen verlo y se hacen fotos junto a él”, expresó Hernández.

A pesar de su tamaño, el auto cuenta con un panel solar, un refrigerador pequeño, y puertos electrónicos para conectar equipos. Además, en la capota, contiene cajas para almacenar equipo pesado.

Hernández, quien además de ser maestra de yoga es triatleta, señaló que tanto ella como su compañero, acostumbran pegar insignias de los lugares que visitan y de la gente que los apoya en su travesía. Ambos se aseguran de mantener visibles los logos de las compañías que auspician su viaje.

Durante las noches, la pareja cuenta con alojamiento que les ofrecen personas que conocen en el camino, pero la mayoría de las ocasiones acostumbran a dormir dentro del auto o pernoctan en sitios para acampar.

“Ha sido una aventura. Tiene su altas y bajas. Tenemos un colchón pequeño que colocamos en el asiento del pasajero y bajamos el asiento hasta abajo para poder dormir. Es como tener un apartamento compacto”, señaló. 

Desde el inicio del recorrido, ambos se han encargado de documentar la travesía con el fin de producir un documental de media hora sobre la experiencia.  Por la cantidad de material gráfico que tienen, solicitaron la ayuda del editor Ben Fullerpon, de la compañía Cave Man’s Collective, quien estará a cargo del proceso de edición.

Para poder cumplir con la meta y financiar el proyecto, la pareja ha establecido una página web en el portal cibernético Kickstarter. La iniciativa intenta recaudar los $25,000 que requieren para cubrir los gastos de post producción del corto, que han titulado “The road to Wanderlust”.

Una vez terminen el proceso de edición, llevarán el trabajo fílmico a festivales de cine a través del mundo para fomentar la exploración y la cultura de viajar. 

Hernández indicó que la mayoría de las personas que conocen en el camino no han salido ni siquiera del estado en el que viven y  por consiguiente no logran entender el estilo de vida que tanto ella como Salwei mantienen. 

Hernández, quien posee una maestría en biología marina,  suspendió el inicio de un doctorado en este campo cuando comenzó a viajar con Salwei hace dos años. Ambos se conocieron durante un adiestramiento en yoga acrobática al que ella asistió en Virginia en el verano del 2012.

“Muchas veces se comenta que los viajeros no tenemos ataduras emocionales con nada, pero creo que es todo lo contrario. Sufrimos de tener ataduras con muchos sitios”, expresó Hernández, mientras reconoció que se le hace difícil visualizar otra manera de vivir.

“Vivir con poco ha sido un proceso bien largo para mí pero me he dado cuenta que las cosas materiales que uno posee, tienden a aguantarte de hacer otro tipo de cosas. Tener menos, es eventualmente tener más”, sostuvo.


(Suministrada/Eric Ward)