Poniendo las cosas en perspectiva, yo soy de los gamers que jugó en la primera consola de Nintendo que pisó suelo americano, el NES. Sin saberlo, vi nacer un género que, décadas después, se convertiría en una industria multibillonaria. Pero, para el 1986 (que fue cuando mi mamá me regaló el NES) solo era un juguete para niños que tenía un personaje que saltaba sobre tortugas y rescataba princesas. 

En aquel entonces no existía la internet, así que los desarrolladores tenían que sacar sus videojuegos y asegurarse de que funcionaban correctamente porque no había marcha atrás. Era esa época dorada del gaming, en donde si querías conquistar un videojuego tenías que sufrir hasta lograrlo. Los videojuegos retros son los más difíciles aunque también los más sencillos, dado a las limitaciones en la tecnología de la época. Solo para dar un par de ejemplos el original "Mega Man" y "Ninja Gaiden" son de los juegos con la más alta dificultad a los que me he enfrentado a lo largo de mi vida. 

La revolución de la internet fue un avance increíble en lo que acceso a información se refiere. Sin embargo, no todo es bueno. No fue hasta que los desarrolladores de videojuegos descubrieron la internet y se dieron cuenta que podían sacar juegos incompletos y con fallas al mercado. No solo eso, sino que podrían cobrarlos a precio completo y arreglarlos después, cuando tuvieran tiempo. Es allí que nacieron las microtransacciones. Juegos incompletos, picados en pedazos, para que esos mismos pedazos te los vendan con un costo adicional, que en 90 % de los casos, es insultante. 

Recuerdo aquellos tiempos del código Konami. Una serie de comandos que entraba con tu control y tenías acceso a vidas extras para tu juego. Esta simple mecánica fue olvidada cuando los desarrolladores vieron la oportunidad de negocio y, en vez de crear un código secreto, te venden lo que necesitas. ¿Quieres la mejor arma del juego al principio? Solo te cuesta $ 1.99. ¿Quieres ropa diferente para tu personaje? Pues con tan solo 99 centavos puedes tenerlo. Esa es la idea de las microtransacciones, ir por tu dinero para que pagues por cosas que deberían estar en el juego en primer lugar.    

Muchas personas tratan de defender esta práctica diciendo que los videojuegos cuestan millones de dólares y ellos (los desarrolladores) deben tener ganancias para que sigan con el desarrollo de otros proyectos. La verdad es que eso es debatible y sería una larga discusión. En mi opinión, las microtransacciones son justificadas solo cuando los juegos son gratis para descargar y jugar. En esta categoría se me ocurren muchos ejemplos, pero por mencionar uno, reciente y que todos conocen de una forma u otra, voy a mencionar a Pokémon GO. 

Pokémon GO como muchos saben es un juego que puedes descargar de forma gratuita y la forma en que los desarrolladores del juego pueden obtener ganancias es con las microtransacciones. Con este esquema (en el buen sentido de la palabra), Niantic conectaba alrededor de 2 millones al día. Una buena cifra para un juego de celular y que costó $ 30 millones en su desarrollo. Esta práctica en este tipo de juego no hiere a la retina, pero en un juego que ya pagaste $ 60 y encima los desarrolladores tienen la desfachatez de cobrar adicional por cosas que en muchos casos son cosméticas, eso no es de Dios. 

Y es por eso que yo digo que las microtransacciones son la verdadera economía del gaming, ya que los desarrolladores tratan de compensar sus “pérdidas” con esta práctica. Esto no es lo mismo que los DLC o contenido descargable adicional aunque la práctica es muy parecida. 

Es verdad que las microtransacciones son totalmente voluntarias, pero muchos desarrolladores ponen mecánicas en el juego que, para poder avanzar u obtener las mejores armas en el juego de manera rápida, las microtransacciones son una gran tentación. Un ejemplo lo es "Dead Space 3", donde existe una mecánica en el que tu personaje puede recolectar minerales a través de un robot para que puedas crear partes para tus armas. Este proceso se tarda una eternidad, a propósito, para que los jugadores impacientes se desesperen y compren los materiales que necesitan con dinero real con microtransacciones. Esto es uno de muchos ejemplos que existen en el mundo del gaming hoy en día en el que los desarrolladores tratan de llegar a nuestros bolsillos una vez más. 

Una cosa sí no podemos cambiar y es que las microtransacciones llegaron para quedarse, pero está en cada uno de nosotros si las auspiciamos o no. De pana te digo que por lo que más quieras no caigas en la tentación de pagar por cosas que ya deberían de estar en el juego. Ayúdanos a detener esta práctica. 

Escrito por Alberto López.