Hoy es víspera de Reyes y toca ir a buscarle yerba para los camellos. Me encanta la experiencia pues, además de celebrar la tradición de los Reyes, tenemos contacto con la naturaleza y compartimos en familia. ¡Ah!, se pone la yerba en una caja de zapatos, no en una bolsa de papel.

Los Reyes al otro día se la dan a los caballos -que se la comen completa-, pero inevitablemente dejan rastros de fango y yerba por toda la casa. Tenemos que ponerle ganas y creatividad a la historia del 6 de enero, no podemos dejarlo todo el 25 de diciembre y bajar a medio pocillo con los Reyes.

En casa también le añadimos un menú especial a la celebración. Mientras que celebramos a Santa Claus con arroz con gandules y lechón asado, los Reyes se combinan con chicharrones y ñame. Eso no puede faltar. Un caldero gigante con manteca y a freír carne de cerdo. El ñame hervido y después bañarlo con aceite de oliva.

Mi invitación es a que hoy celebren la víspera con la ilusión de siempre y coordinen la celebración de mañana. Pero hay que ponerle ganas. Si lo hacemos por cumplir con el trámite, poco a poco la ilusión se va desvaneciendo. El confinamiento al que obliga la pandemia hace necesario que empleemos al máximo nuestra creatividad para asegurar el disfrute, por parte de nuestros hijos, de este día tan especial.

Tenemos que esforzarnos más, pero la alegría de los pequeños, vale la pena. Algunos podrán pensar que exagero y que se puede resolver con cualquier cosa. Bueno, algo es mejor que nada, pero no es suficiente. Otros desestiman el valor de estas tradiciones y se refugian en que las cosas han cambiado. No, quien has cambiado eres tú y ahora de adulto te parece trivial lo que tanto disfrutaste de niño, gracias al empeño de tus padres. Cada loco con su tema, cierto. Pero como tengo la oportunidad de escribir sobre mis “locuras”, aquí se las comparto en forma de recomendaciones: no dejen nunca de celebrar nuestras tradiciones. Si lo dejaste para lo último, todavía en la víspera estás a tiempo. ¡Que vivan los Reyes Magos!