Me acabo de encontrar con una promoción de Julio César Sanabria de una fiesta a la que llama anticipo navideño. Aunque es la primera que veo, conociendo a Julio, me sospecho que lleva desde agosto haciendo anticipos por toda la isla

Digo agosto porque en Julio hace “Christmas in July” y así se asegura de celebrar, literalmente, la Navidad todo el año. 

La Navidad hace falta sentirla y celebrarla, todo el año. Por eso me alegra que comience lo antes posible. Esta tendencia de anticipo lleva tiempito y viene cobrando fuerza. Me imagino que de ahí nace el “pavochón” pues los boricuas se antojaron de darle sabor navideño al pálido y seco pavo de acción de gracias. 

En casa el pavo se sirve con arroz con gandules, pasteles y de postre tembleque y arroz con dulce, nada de pie de calabaza. 

Este año, no sé por qué estoy más ansiosa que Julio César por comenzar a celebrar la Navidad. No esperaré a que terminen de comerse el pavo, para poner el arbolito. 

Estoy loca por que huela a pino en casa y que todo se impregne con el espíritu navideño que tanto disfruto. Ya escuché un numerito musical buenísimo de Carlos Esteban Fonseca sobre las bombillitas de Navidad, de seguro que el de José Nogueras saldrá muy pronto, si no es que al momento de publicar esta columna ya salió y espero que nuestras emisoras se inunden cuanto antes, de música navideña. 

Siempre la Navidad ha sido una época esperada y el deseo de anticiparla está presente. Voy a llenar la agenda de encuentros, visitas y fiestas.

Quiero compartir, reencontrarme con viejas amistades, disfrutar con la familia y pasarla bien. He decidido anticipar las navidades, como nunca antes lo había hecho. Me hace falta y creo que también a nuestro pueblo. De mi parte, comenzaron las navidades.

¡Muchas felicidades!