Esta semana se supone que sea la del amor y la amistad.

Aunque suena un poco cursi y tiene una enorme carga comercial, para mí San Valentín es un día chévere.

Un buen pretexto para dar cariño y dejarnos querer, para ponernos changuitas sin sonrojarnos y demostrar nuestros sentimientos a los seres queridos.

Algunos pudieran pensar que el trabajo de Cupido es cada vez más difícil, yo pienso lo contrario.

Sin dudas, ahora es distinto. Las expresiones de amor son más diversas y los mecanismos y forma de comunicarlas son diferentes. Pero el amor está ahí, el sentimiento es el mismo.

Las cartas impregnadas en perfumes y las serenatas con las cuales Cupido hacía su trabajo, han sido sustituidas por nuevas flechas: una musiquita o mensaje romántico enviado por texto, alguna expresión pública de amor por las redes sociales.

Al ser nuevas, no tienen que ser menos efectivas que las de antaño. El reto no está en comenzar, es en lograr mantener vivo el amor por mucho tiempo, la vida entera si fuera posible como pareciera era más común en las relaciones de antes.

He sido siempre defensora de que no se pueden forzar las relaciones, se hace el máximo esfuerzo, pero si al final no funciona, hay que seguir adelante.

Pero parte de hacer el máximo esfuerzo es aprender de quienes han tenido éxito. Por eso me llamó la atención el evento celebrado este fin de semana, en el cual cerca de una docena de parejas celebraron sus Bodas de Oro.

¿Cómo han logrado cumplir 50 años al lado de sus parejas?

Las historias son diversas y muy simpáticas, pero todos coinciden en que hace falta “respeto, comprensión, tolerancia y mucho amor”; no es tan fácil practicarlos, como se leen.

Por eso hace falta siempre sacar un ratito para hablar con tu pareja sobre ellos. Apretar un poquito aquí y aflojar un poco allá, encontrar ese punto medio que nos haga felices a ambos.

Así que esta semana tienes la excusa perfecta. Déjate flechar por Cupido, demuestra tu amor y apuesta al futuro.