Ese conversar directo y honesto con nuestros hijos es insustituible. Ir, poco a poco, explicándole cómo funciona el mundo y preparándolos para la difícil tarea de vivir en sociedad. Encontrar el lenguaje adecuado para presentarles temas complejos, pero importantes, siempre es un reto.

Hago el máximo de los esfuerzos por lograr captar la atención de mis hijos, recurriendo al humor, a los juegos y a todo lo que se me ocurra. Hace unas semanas les hablaba sobre la importancia de no juzgar ni criticar a los demás. Sobre lo mal que se ven las personas hablando de los demás sin mirarse ellos mismos en un espejo.

“Como un burro hablando de orejas”, les decía mientras ellos reían e intentaban crear refranes parecidos.

Como madre, esperaba que aquel compartir hubiese aportado en algo al desarrollo de mis hijos. Poco a poco, grano a grano, se le llena el buche a la gallina, algo así dice el refrán.

Bueno, el pasado domingo mi hijo mayor, Adrián, acompañó a su padre a misa. El evangelio tocó precisamente, el mismo tema. ¿Por qué ves la paja en el ojo de tu hermano y no la viga que llevas en el tuyo?”, decía parte del texto que leyó el sacerdote en la misa a todos los presentes, incluido mi esposo y mi hijo.

Al terminar, mi esposo comienza a susurrarle a mi hijo para tratar de explicarle en arroz y habichuelas la enseñanza del evangelio. Adrián lo interrumpe diciéndole: “Papa yo sé, es como un burro hablando de orejas”.

Cuando el padre me lo contó, me sentí poderosa. A mi forma, había logrado calar en la mente de mi hijo aquella tarde de tertulia. David se moría de la risa, pero me daba todo el crédito.

Criar en estos tiempos es todo un proyecto. El ruido afuera es muy alto y captar la atención de nuestros niños, cada vez es más difícil. Nos toca buscar hasta debajo de las piedras para encontrar las herramientas que nos ayuden a formarlos y echarlos adelante.

Una comunicación efectiva es muy importante para lograr ese propósito. Una que otra monería y hablar en su idioma de vez en cuando, ayudará grandemente.

Por más bonito que sea lo que queremos comunicarles, si no lo entienden, nada logramos. Hay que poner todo nuestro empeño y creatividad para asegurar que el mensaje les llegue.