Mi hijo mayor me preguntó por lo que está pasando en los Estados Unidos. Su gran preocupación era: ¿Eso puede pasar en Puerto Rico?

Como no presumo de sabérmelas todas, repasé las reseñas de los medios en Estados Unidos para instruirme y luego brindarle un resumen sencillo y lo más objetivo posible, aunque admito lo difícil que resulta la tarea cuando la indignación se impone. Pero, lo más importante de su pregunta era la última parte: ¿Eso puede pasar en Puerto Rico?. Fui muy honesta en mi respuesta, “En Puerto Rico y en cualquier parte del mundo, hijo”.

Lamentablemente, los prejuicios son un mal que no conoce fronteras. Por alguna razón, los seres humanos en vez de erradicarlos, los hemos pasado de generación en generación. Puede que la forma en que se apliquen haya cambiado, pero el sentimiento sigue siendo el mismo. De todas los prejuicios, el racismo es uno de los más bochornosos. También uno de los que más vidas ha costado y sigue costando.

Es importante que no miremos los actuales conflictos sociales en los Estados Unidos continentales como algo lejano, pues no es diferente aquí en la Isla. Esos mismos prejuicios recorren nuestras calles y es cuestión de tiempo para que se encuentren con alguna circunstancia que les sirva de detonante. Por eso, me alegra ver valientes manifestaciones de repudio contra la muerte de George Floyd a manos de un policía.

Además de las múltiples y contundentes expresiones en los medios sociales de la mayoría de la gente, tengo que destacar el emotivo vídeo musical producido por Javier Iván y Vin Ramos. En este, múltiples artistas dejan saber su indignación y dolor por los estragos que causan los prejuicios. La canción que sirve de fondo, dramatiza el absurdo de este sentimiento de odio entre seres humanos llamados a quererse y respetarse en las diferencias.

Los prejuicios se combaten con el ejemplo, practicando la tolerancia y enseñando a amar a las personas como son. Me hubiera encantado contestarle a mi hijo que nuestra Isla está inmune a este tipo de revueltas sociales porque hemos vencido los prejuicios, pero sería mentirle. ¡Nada más lejos de la verdad! Cuando se trata de combatir un prejuicio, ningún gesto es pequeño, todos son valiosos.

Por eso le puse empeño a la conversación con Adrián, porque era una gran oportunidad para reforzarle sus valores de amor y respeto a todos por igual. Le enseñé el vídeo musical a mi hijo, le encantó, lo impactó. Lo volvió a ver, y permitió que la conversación se extendiera más allá del racismo.

Esperemos que los conflictos en Estados Unidos terminen pronto y sin pérdidas adicionales que lamentar. Estados Unidos, un país de muchas virtudes, merece y necesita eliminar de raíz los prejuicios que por años han llenado sus calles de expresiones de coraje y frustración. El actor Will Smith lo resumió muy bien en sus expresiones: “Racism isn’t getting worst, it’s getting filmed”.

Una verdad poderosa y dolorosa.