De todo lo ocurrido en las pasadas elecciones, la selección de Kamala Harris como vicepresidenta de los Estados Unidos ha sido lo más refrescante.

Aun sin conocer su historia y la importancia de su elección, me gustaba su proyección de mujer elegante, inteligente e imponente, una seguridad al hablar envidiable y un carisma contagioso. Lo mismo pienso de Michelle Obama, ambas son mujeres dignas de emular. Sin embargo, admito que era más lo que leía de Donald Trump y sus posibilidades de reelección, que de ella. Era natural, pues a la mayoría de los puertorriqueños nos preocupaba la posibilidad de la reelección de Trump, que afortunadamente, no se materializó.

Como parte de ese proceso, surge la figura de Kamala Harris siendo electa como la primera mujer vicepresidenta en la historia de Estados Unidos. A eso se le añade sus raíces como hija de inmigrantes -su madre de India y su padre de Jamaica-, lo que hace su elección como algo realmente importante para todas las minorías en los Estados Unidos. No está lejos para ella la ruta hacia la presidencia, son muchos los que la señalan como la sucesora lógica del presidente electo Joe Biden y posiblemente la primera mujer presidenta de los Estados Unidos. ¡Ojalá!

En una país marcado por las luchas raciales, la selección de Kamala es un bálsamo, como lo fue la de Barack Obama. En esta ocasión, un ejemplo, un referente para todas las niñas del mundo sobre cómo no permitir que nadie le ponga freno a las aspiraciones en sus vidas.

En casa siempre acostumbramos discutir los acontecimientos más importantes con nuestros hijos y claro está, las pasadas elecciones no fueron la excepción. Ahora me encargué de presentarle la historia de Kamala a mi hija Miranda, quien de inmediato quedó impresionada.

Celebro la conquista de Kamala como si fuera mía o de mi hija. Son pasos importantes que solidifican la aspiración de igualdad que debemos defender todas las mujeres del mundo. Kamala ha sido enfática en reconocer a quienes antes que ella, en circunstancias todavía más adversas, lucharon para que nos permitieran votar, trabajar, estudiar y en un marco de respeto, como una sola raza humana, aspirar a iguales oportunidades de vida plena y desarrollo.

Le deseo lo mejor a todos los funcionarios electos en las pasadas elecciones, tanto en Puerto Rico como en los Estados Unidos. Si a ellos les va bien, todos nos beneficiamos. A la nueva vicepresidenta, de manera muy especial, le envío bendiciones, pues sus ejecutorias marcarán el camino e inspirarán a muchas otras niñas a soñar y luchar por sus sueños.