Si alguien tiene fuerza moral para regañar a quienes ponen su vida en peligro al comportarse de manera temeraria durante una emergencia, es Nino Correa. Es a Nino y al equipo de Manejo de Emergencias a quienes les corresponde arriesgar sus vidas para tratar de rescatar a quienes ponen la de ellos en peligro.

Por eso, el país entero prestó atención cuando en medio de una conferencia de prensa, durante el paso de la tormenta Laura, el muy querido rescatista regañó a quienes no siguen las recomendaciones de precaución.

“Es bien cuesta arriba. Esto cansa. ¡Y la gente vuelve!” exclamó Correa en un tono muy emocional, dejando ver su molestia y frustración por las reiteradas ocasiones en que sucede lo mismo a pesar de las advertencias. Específicamente, Nino hacía referencia a la situación ocurrida durante el paso la tormenta Laura, donde dos jóvenes quedaron atrapados en el río Toro Negro, de Ciales. Un grupo de rescatistas tuvo que ser movilizado para atender la situación durante toda una noche y, afortunadamente, lograron recatarlos con vida.

Es comprensible la molestia del nuevo comisionado del Negociado de Manejo de Emergencias y Administración de Desastres (Nmead), pues en la medida en que la gente evite las situaciones innecesarias, mayor capacidad tendrá su equipo para enfrentar las emergencias inevitables que siempre pueden ocurrir.

Con igual fuerza señaló a los ‘surfers’ que aprovechan estos momentos para buscar olas altas, exponiéndose a un gran peligro: “sabemos que tienen una capacidad y un profesionalismo… todo tiene su momento, su tiempo, y uno no reta al peligro, para que las cosas malas no pasen”.

Tiene toda la razón.

En ocasiones, la vida nos sorprende. En un abrir y cerrar de ojos nos colocamos al borde de la muerte debido a un imprevisto o emergencia que era inevitable. Si eso ocurriera y necesitáramos de personal especializado que pueda socorrernos, sería injusto que no estuviera disponible por encontrarse atendiendo otra emergencia que sí podía evitarse.

Debemos tomar muy en serio el llamado de las autoridades, para evitar exponernos a riesgos innecesarios durante las emergencias. Convertirnos, además, en portavoces de ellos para llamarle la atención a nuestros familiares y personas cercanas sobre cuál debe ser la actitud correcta durante los periodos de emergencia. Es una forma de ayudar y salvar vidas, pues en la medida que aseguramos el uso adecuado de los limitados recursos con los que cuenta el gobierno para enfrentar las emergencias, aumentamos las posibilidades de salvar vidas.

¡Coñ$&@? Hagámosle caso a Nino!